El informante de la CIa explica que los alcances de la organización seguirían a los actuales gobiernos de la región
Entrevistas a Agee revelan intromisión de la CIA en medios y altos mandos de gobierno
Philip Agee fue “el hombre que torció la historia del Ecuador”. Al menos así lo describe el periodista Francisco Herrera Aráuz en el libro: La CIA contra América Latina. Caso especial: Ecuador.
El texto de 223 páginas (116 en español y 107 en inglés) no solo recoge la entrevista que el director de Ecuadorinmediato le realizó en 2006, dos años antes de su muerte, sino también el discurso que Agee, extécnico de la CIA en Ecuador desde 1960 hasta 1963, realizó ante el Tribunal Antiimperialista de Nuestra América (Managua 1983).
Sin embargo, este no es el único aporte del texto, pues consta una entrevista que le realizó Jaime Galarza Zavala, entonces presidente de la Unión Revolucionaria de Juventudes Ecuatorianas (URJE), una de las organizaciones de izquierda que estuvo considerada como ‘la más peligrosa’ para las intenciones de la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA). Por ello -cuenta Galarza- en 1975 el extécnico de la organización le dijo que fue “también la primera entrevista con una de mis víctimas”.
La Cancillería imprimió 30.000 ejemplares del texto que recoge todas las denuncias y el pensamiento de Agee, quien falleció en La Habana, el 7 de enero de 2008.
La vinculación de los medios
En la publicación se revela la participación de los medios de comunicación, en especial de diario El Comercio, con el objetivo de reprimir a la izquierda que se consolidaba en el país. Agee trabajó en el Ecuador entre 1960 y 1963, durante los gobiernos de Velasco Ibarra (1960-1961), Carlos Julio Arosemena (1961- 1963) y la Junta Militar que -a su criterio- fue impuesta por la organización estadounidense.
Sobre la vinculación de los medios, en la entrevista de Galarza Zavala, Agee explicó que diario El Comercio fue puntal en la designación del vicepresidente de la Junta Militar, el coronel retirado Reinaldo Varea Donoso, quien fue “un agente con sueldo de la CIA”, pues cobraba $800 al mes.
Relata además que a la CIA le interesaba que Varea sea vicepresidente y no Alfredo Pérez Guerrero, quien fue rector de la Universidad Central del Ecuador, pues si salía de esa dependencia tomaría el control del centro educativo, Manuel Agustín Aguirre, quien no era bien visto para los intereses estadounidenses.
Por ello contactaron a Gustavo Salgado, columnista de ese medio de comunicación, a quien recuerda como “uno de nuestros principales agentes de propaganda” ya que gracias a él se publicó el mismo día de la elección del vicepresidente una noticia, atribuida al Partido Comunista del Ecuador, en la que se apoyaba la candidatura de Pérez y eso fue determinante para dejarlo fuera de la vicepresidencia.
“Casi todo lo que hicimos de importancia estuvo en los diarios, pero sin el conocimiento de que estuvimos detrás de esos eventos”, recordaba Agee a Herrera en el 2006. Allí rememora que tuvieron “varios periodistas que pagamos para publicar nuestros materiales bajo su nombre. Tanto en Quito, en El Comercio, como en Guayaquil, así lo hicimos”.
Pues según revela la entrevista de Galarza, para la CIAera común elaborar documentos falsos. “Uno de los propósitos de falsificar documentos fue el de insinuar o ‘probar’ que los grupos de izquierda, sobre todo, los partidos comunistas, son peones de la Unión Soviética”, recordó Agee.
La CIA en el Ecuador
¿Qué buscaba la CIA en el Ecuador?, preguntaron en distintos años tanto Herrera Aráuz como Galarza Zavala a Philip Agee. A ambos les contestó:“debilitar y dividir a las fuerzas más progresistas del país, así como reducir el impacto de las relaciones con Cuba”.
El extécnico contó que a EE.UU. les molestó que Velasco Ibarra “no quiso romper con Cuba y era algo inestable” para sus intereses. En cambio de Arosemena, además de conocer su afición al alcohol, les disgustó que “era simpatizante, hasta cierto sentido, con Cuba”, según recordó Agee en la entrevista que concedió a Herrera.
La forma cómo la organización trabajó fue sencilla, a través de ‘estaciones’, rememoró el exempleado de la CIA, con fuertes vínculos no solo con medios, sino con altos funcionarios de Estado (subsecretarios, ministros, técnicos de telecomunicaciones, militares) e incluso con integrantes de partidos y movimientos políticos. “Hubo dirigentes socialcristianos que trabajaron con nosotros y nosotros fomentamos la formación y entrenamiento de esas bandas de acciones militantes”.
El hecho más trascendente de este vínculo fue cuando se usó explosivos y materiales incendiarios. Nombró al capitán Carlos Roggiero, quien tenía a su cargo la gente de acción militante del Movimiento Social Cristiano, que colocaba bombas en las iglesias de distintas ciudades como Cuenca, Loja, Guayaquil y Quito.
Luego de las explosiones se aseguraban de dejar propagandas de la URJE, por ejemplo. “Estas bombas podían ser la palanca para las demostraciones de solidaridad, pues se culpaba de ellas a las fuerzas de izquierda”.
Pero además la CIA en el Ecuador fundó la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (Ceosl). “Hay que tener cuidado con esa palabra, libre, porque muchas organizaciones de la CIA la utilizaban”, acotó Agee.
La Ceosl estuvo dirigida por el subsecretario de Educación de la época, quien trabajó de manera estrecha con los Estados Unidos. “Era una creación nuestra y el fin de estas operaciones era negar al sindicalismo, a la izquierda, por ejemplo la CTE era la cooperación principal y más fuerte y habíamos trabajado por años en tratar de fomentar una alternativa a la CTE”, citan en el texto.
La relación con la Usaid
Durante las entrevistas que realizan Galarza Zavala y Herrera Aráuz se revela, también, las fuentes de financiamiento de la CIA. Concuerdan en que el dinero fue la primera motivación de quienes trabajaron a favor de la organización estadounidense en detrimento de los intereses del Ecuador.
Y como en la mayoría de los casos, quienes actuaron a favor de la CIA no pudieron justificar las grandes sumas de dinero en sus cuentas, la entidad buscó fundaciones. La idea nació del congresista Dante Fashell (EE.UU.), quien estaba vinculado con los cubanos extremistas y propuso el establecimiento de una fundación legítima, “pública, para canalizar todo ese dinero, como si fuera dinero limpio y abierto de todo eso”.
Ya en 1984, el Congreso estableció la Fundación o Fondo Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), que comenzó con un presupuesto de $16 millones y que, en la entrevista con Herrera, Agee calculó que en 2006 ascendía a “80 y pico” millones de dólares.
Detalló que en esos años funcionaban 4 nuevas fundaciones internacionales que recibían el dinero de la NED:Partido Demócrata, Partido Republicano, la Cámara de Comercio Nacional y el Movimiento Sindical, y canalizaban a organizaciones en el exterior. “El gobierno de EE.UU. está financiando y fomentando el desarrollo de organizaciones de oposición, a través de fondos, dinero de la Agencia Internacional de Desarrollo, Usaid, a través del Fondo Nacional para la Democracia, directamente a veces del departamento de Estado, y su plan es tratar de lograr la derrota de Chávez en diciembre (2006)”. Según Agee, el proceso sigue.