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Especial Controversia por leyes

"Para los correístas lo fundamental es acabar con el gobierno de Moreno"

Diego Ordóñez. Analista político
Diego Ordóñez. Analista político
Foto: Cortesía
07 de mayo de 2020 - 00:00 - Redacción Política

Las leyes con impuestos por solidaridad no son de ahora. Las hubo en los gobiernos de Sixto Durán-Ballén (Guerra del Cenepa), León Febres-Cordero (dos terremotos), Jamil Mahuad (Fenómeno de El Niño), Rafael Correa (terremoto), por citar algunos ejemplos.

En el actual Gobierno, el país está en emergencia sanitaria debido a la pandemia del covid-19 y, ante ello, el Ejecutivo envió a la Asamblea Nacional un proyecto de Ley de Apoyo Humanitario que no tiene el apoyo de bloques como Revolución Ciudadana (RC), Partido Social Cristiano (PSC) y CREO.

¿Por qué en medio de esta pandemia, con crisis económica y caída histórica del precio del petróleo, no hay consenso a favor de este proyecto de Ley por parte de estos bloques?
Hay falta de claridad desde el Gobierno y una propuesta no solo debe ser para los asambleístas sino para el conjunto de la sociedad, sobre cuáles deben ser las medidas, cuál el mecanismo y cuáles las acciones.

Entonces usted termina en un escenario en donde primero no existe mayor consistencia -me refiero a la Asamblea- no existe mayor lucidez ni liderazgo y se termina negociando y discutiendo con personas cuya visión no va más allá de un corto plazo; una postura muy inmediatizada y no se está observando que hay la necesidad de tomar ciertas medidas que son inevitables (...) El Estado está insolvente y alguien tiene que apoyar.

Es absolutamente injusto que se cargue una parte del financiamiento al bolsillo de los particulares sean las empresas o las personas; cierto, es injusto, pero lo que sucede es que no hay alternativa; entonces el debate en vez de discutirse en estos términos termina discutiéndose sobre un lenguaje que digamos es para la galería, un lenguaje de políticos ...

En el terremoto de 2016, los correístas no pusieron objeción a la Ley de Solidaridad, que también era una contribución.
Los correístas tienen una estrategia suicida, para ellos lo fundamental es acabar con el gobierno de (Lenín) Moreno; tomar venganza de lo que le atribuyen a él como responsabilidad de que se haya concluido con una sentencia en contra de (Rafael) Correa y su camarilla (caso Sobornos 2012-2016). Los correístas apuestan a devastar todo y sobre ese escenario reconstruir un discurso refundacional con el que tuvieron éxito en 2006, esa es una estrategia suicida.

En relación con las propuestas que tienen que hacer, con las acciones que tienen que tomar que van desde ahorros chiquitos a muy grandes, a ajustes estructurales que Ecuador necesita, pero como no hay esa propuesta, ese vacío se llena con las propuestas que hacen los correístas como la de lanzarse un impuesto para los bienes inmuebles adicional al impuesto que se paga, el predial con impuesto patrimonial.

En el país no se discuten propuestas, se exigen consignas. Entonces los socialcristianos dicen no impuestos; pero cuál es la alternativa, reducir subsidios, tampoco; entonces qué hacemos. El Estado tiene que reunir dinero para pagar sueldos, para pagar médicos, para pagar hospitales, para pagar equipamiento médico y no hay la plata.

No hay sensibilidad, los que no están en el Gobierno tienen que intentar ponerse en los zapatos de quien administra el Estado en este momento. La gente de extrema izquierda sostiene que hay que nacionalizar la banca, los sectores laborales están de forma irreductible a la reforma al Código laboral y el país está entrampado en eso.

¿Cómo podrían los correístas reconstruir su discurso con casos de corrupción como Sobornos?
Lo que tiene que ver con corrupción es un asunto que nos debería, en general, sorprender a todos los ecuatorianos y se relativiza en la medida de los ecuatorianos que no tienen empleo, fuentes de ingreso y eso va a ir en aumento, el número de desempleados y subempleados (...), es exactamente en ese escenario en donde los discursos más descarnadamente populistas han tenido éxito. Los ecuatorianos deberíamos rechazar a todos los actores o partícipes de actos de corrupción.

En un escenario en el cual la pobreza aumenta, el desempleo aumenta, el subempleo aumenta, todos estos temas de corrupción se vuelven relativos y es ahí donde los discursos clientelares y populistas tienen éxito. Por un lado y por otro, porque los correístas apuntan a recuperar el poder, quieren garantizarse la impunidad que hasta ahora, al parecer por las sentencias, la tienen perdida, pero eso me parece a mí que está en la agenda. En el Concejo Municipal de Quito, los concejales correístas están empecinados en mantener la cuarentena porque si se extiende hay mayor nivel de preocupación respecto al empleo y estabilidad económica. La agenda del correísmo es la de la suma cero.

Hablamos de una Ley de solidaridad, pero los intereses son políticos.
No solamente son los sectores políticos sino los empresariales los que llaman a que se rechace el proyecto, entonces cuál es la alternativa. Cuando no se ven todos los escenarios se termina boicoteando la ley. Los correístas han tratado de hacer la ley más draconiana de lo que las circunstancias lo requieren.

La crisis en Ecuador viene desde octubre con un paro con tinte golpista y se agrava con la pandemia.
En octubre las pérdidas fueron de $ 900 millones y fue una movilización golpista sin duda, que impidió que el Ecuador dé un salto que permita que se concrete una solución estructural de fondo; era la medida de mayor trascendencia en la historia económica y fiscal del Ecuador. (I)

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