Castro, Obama, Maduro y Correa ponen a debatir a América
La eliminación del bloqueo económico contra Cuba y la derogatoria del decreto que coloca a Venezuela como una amenaza en contra de los Estados Unidos fueron los planteamientos de los mandatarios que participaron ayer en la VII Cumbre de las Américas, realizada en Panamá.
Son pedidos que se fundamentan en la historia de América Latina, una historia que para el presidente estadounidense Barack Obama es irrelevante en estos momentos. “Podemos pasar mucho tiempo hablando de agravios e injusticias pasadas, y supongo también que es posible utilizar a los Estados Unidos como excusa muy cómoda por los problemas políticos que podrían ocurrir a nivel nacional, pero eso no es lo que va a solucionar el problema de los niños, de los analfabetos que no tienen qué comer y eso no hará que nuestros países sean más productivos y competitivos en una economía global”, sostuvo.
Sin embargo, fueron las intervenciones de los presidentes Rafael Correa, de Ecuador; Cristina Fernández, de Argentina, y Nicolás Maduro, de Venezuela; las que le recordaron los episodios más duros que vivió América Latina, todos marcados por las invasiones militares que tuvieron justamente a Estados Unidos como eje transversal.
Y fue la presencia de Cuba, su primera participación en una cumbre desde que fue expulsada por la Organización de Estados Americanos (OEA) en 1962, la que hizo de este un encuentro histórico.
El presidente Raúl Castro trajo a la memoria los efectos del bloqueo económico y las vidas que se perdieron desde que su país buscó su propio rumbo.
Y una vez que se anunció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con los EE.UU., afirmó que Cuba está dispuesta al diálogo respetuoso y a la convivencia civilizada entre ambos estados “dentro de nuestras profundas diferencias” y agradeció la voluntad del presidente Obama para sacar a Cuba de una lista de países que auspician el terrorismo, pero reconoció que eso dependerá del Senado.
Y a diferencia de los duros discursos de los mandatarios sudamericanos, Castro apuntó que Obama no tiene responsabilidad por el daño que causaron a la isla los mandatarios que le antecedieron y -luego de meditarlo mucho- calificó al mandatario estadounidense como un hombre honesto, lo cual atribuye a su origen humilde.
Ante el ofrecimiento que hiciera el presidente Obama sobre contribuir al desarrollo de la isla, el mandatario boliviano Evo Morales fue enfático en señalar que no se trata de ayudar sino de resarcir los daños que ha causado Estados Unidos.
Del mismo modo, la presidenta argentina Cristina Fernández enfatizó la necesidad de discutir la historia porque a más de enseñar “nos alerta sobre lo que podría ocurrir”. Y desacreditó los criterios que llevaron a los Estados Unidos a señalar a Venezuela como una amenaza, pues anotó que el primero tiene un presupuesto de $ 640 mil millones contra el segundo, que destina casi $ 2 millones a defensa.
Y acogiendo las palabras del presidente colombiano Juan Manuel Santos, quien pidió unir esfuerzos en contra de las drogas, Fernández planteó: “No seamos cínicos, miles y miles de millones de dólares se blanquean en paraísos fiscales y en bancos de los países desarrollados. Si no abordamos ese problema no hay solución para el narcotráfico y con el mismo ahínco que se investiga y se sigue el financiamiento del terrorismo internacional se debe seguir el financiamiento y el camino del dinero de los cárteles de la droga”.
Venezuela, dispuesta al diálogo
En una intervención de más de 35 minutos -recuperando el espacio que, según dijo en la plenaria, se le negó en las 6 cumbres anteriores-, Castro se solidarizó con Venezuela porque el “gobierno legítimo” de Nicolás Maduro “está atravesando lo que nosotros ya vivimos”.
“Que la orden ejecutiva sea derogada sería apreciado por nuestra comunidad como una contribución al diálogo”, concluyó el mandatario cubano. A más del retorno de Cuba a la Cumbre, el impasse entre Venezuela y EE.UU. era un tema importante en la agenda. Y fue ese el escenario donde el jefe de Estado, Nicolás Maduro, planteó a Obama buscar los mecanismos diplomáticos para derogar el decreto contra su país: “Esto no es historia pasada, es el presente y yo quiero futuro también”. “Estoy dispuesto a hablar con el presidente Obama con respeto y sinceridad, cuando él quiera. Le he enviado mensajes en público y en privado desde que soy Presidente y nunca ha contestado. (...) Usted ha dicho que quiere buenas relaciones con Venezuela y quiero creerle, pero no tengo confianza en usted presidente Obama. Si quiere conversamos, si no, ese será su legado para Venezuela. Se lo dije varias veces, Presidente, no pase a la historia como lo hizo (el expresidente norteamericano) George Bush apoyando el golpe de Estado contra el comandante Hugo Chávez. Pase a la historia de otra forma, yo le extiendo mi mano presidente Obama”, puntualizó el mandatario.
El hecho es que el presidente Barack Obama no estaba en la sala cuando el presidente Maduro intervenía. No obstante, la secretaria de Estado, Roberta Jacobson, habría declarado para medios internacionales que la decisión estaba tomada y no habrá derogatoria.
El presidente Evo Morales, al concluir la primera sesión de Mandatarios, en diálogo con la prensa aclaró que la ausencia del presidente Obama no debía ser tomada como una falta de respeto sino que varios mandatarios se levantaron para atender una agenda paralela.
Los discursos de los mandatarios de Ecuador y Bolivia también coincidieron en criticar a Estados Unidos por su política hacia Venezuela al considerarla una “amenaza” para la seguridad de Estados Unidos.
Correa, Fernández y Morales respaldaron a su colega venezolano Nicolás Maduro, al exigir la derogación del decreto que Obama emitió en marzo pasado, lo que elevó las tensiones entre los gobiernos de Caracas y Washington. “Venezuela está bajo una amenaza, una agresión que debe ser desmontada”, expresó Maduro cuando ya Obama se había retirado de la plenaria de la Cumbre para asistir a reuniones bilaterales.
El mandatario venezolano dijo haberle llevado a Obama más de 11 millones de firmas que piden la derogatoria del decreto, al que calificó de “irracional” y “desproporcionado”. (I)