Como parte del tercer y último día del II Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP 2015), ayer se desarrolló en Ciespal la mesa redonda ‘La democratización de los medios de comunicación, una apuesta nacional y regional’, en la que los expositores hicieron una radiografía del momento que viven los medios en la región.

El director de Ciespal, Francisco Sierra, indicó que, pese a los avances y el poder de la comunicación en el Estado, aún se mantiene la concentración de los medios en manos privadas.

“Es ahí donde se están organizando los golpes de Estado en realidades como la de Brasil o de Venezuela, donde se están impugnando los procesos democráticos y las conquistas de justicia, transformación y derechos humanos fundamentales. En el campo de la disputa es donde se está articulando de algún modo la llamada restauración conservadora”, acotó Sierra, al tiempo de insistir: “La disputa fundamental se da en la información internacional, en la opinión pública mundial, donde el peso de los gobiernos y países progresistas es todavía muy endeble, insuficiente para afrontar esa confrontación (...) y es evidente que debemos repensar cómo construir lo público y de qué manera podemos articular los procesos de movilización popular y políticas activas para evitar esa brecha que hay entre política, medios masivos de comunicación y el poder económico que hegemoniza casi de manera absoluta esa realidad”.

Recalcó que, pese a todos los discursos que se han emitido, en América Latina y en el mundo, el poder de la comunicación es el capital privado, transnacional, articulado con las eléctricas, con las grandes compañías de telecomunicaciones. “Eso plantea discutir el papel del capital financiero en la manera como informan sobre las crisis económicas, cómo pueden desestabilizar una moneda, un proyecto económico simplemente canalizando una información con la Agencia Reuters o publicado en Wall Street Journal”.

Por ello insistió en la necesidad de que la región tenga políticas y estrategias de comunicación y pidió a la Unasur la creación de un Consejo de Comunicación, a la vez que hizo un llamado para que entre países se conozcan más sus realidades y se creen observatorios de comunicación que no dependan de la relatoría de la OEA.

Para el director de diario EL TELÉGRAFO, Orlando Pérez, la democratización de la comunicación en el país debe ir más allá de la distribución de las frecuencias para pensar en los derechos de comunicación que tiene la ciudadanía; y no solo en la afectación o no de la rentabilidad de un medio por la venta de publicidad.

Dijo que la Ley de Comunicación en el país establece una división porcentual de las frecuencias para medios públicos, privados del 33% a cada uno  y para los comunitarios del 34%, pero reconoció que hay una deuda por saldar en ese aspecto. “Tenemos un déficit en cuanto a la distribución porque aún persiste en Ecuador una gran mayoría de frecuencias que utilizan los medios privados, el 92% todavía está en manos privadas y 7% en los públicos y 1% es comunitario. Me parece que es un reto y responsabilidad política lograr la democratización efectiva”.

Pérez criticó la actuación de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) sobre los lineamientos que debe seguirse para hacer periodismo. “Si nos salimos del formato de la SIP somos pecadores, ya no somos periodistas, sino borregos o cualquier cosa y ya no hacemos comunicación”.

Por su parte, el periodista argentino Pedro Brieger indicó que aún permanece la batalla cultural por definir qué es la noticia. “Hay la tendencia a seguir mirando el mundo a través de lo que pasa en Nueva York, en París, en Madrid o en Londres. Por eso, por ejemplo, habría que hacer un análisis de cuántos medios en América Latina dedican al menos una línea a recordar lo que pasó el 30-S acá y cuántas dedican a otros hechos que son construidos para ser relevantes”. (I)