Patricio Urrutia Espinoza / Exfutbolista ecuatoriano
El Pato abrió las 'Ventanas' a la política
Su nombre evoca momentos gloriosos del balompié ecuatoriano. Patricio Javier Urrutia Espinoza, de 37 años, creció en la parroquia Zapotal, del cantón Ventanas, en Los Ríos. Empezó su larga carrera cuando tenía 8 años, en la escuelita donde entrenaba. Allí —relata— “vieron condiciones en mí y me dijeron que buscara mejores oportunidades”.
Y así lo hizo. Impulsado por el “fútbol en las venas” dejó de joven su hogar para ir en busca de su sueño, que se materializó al fichar para clubes como Barcelona, El Nacional, Deportivo Quito, Macará, Técnico Universitario de Ambato y su “querido” Liga de Quito. Todas fueron experiencias que le dejaron “grandes satisfacciones”.
Uno de sus logros trascendentales: haber levantado la Copa Libertadores de América 2008, en el mismísimo estadio Maracaná, tras derrotar a Fluminense, equipo brasileño por el que también pasó.
Patricio, con cierta nostalgia, comenta que colgar los botines no fue una decisión fácil, pero que tras haberse sincerado con su familia dejó las canchas en abril de 2013. “Me retiré por decisión propia. Creí que no estaba en las mejores condiciones atléticas, tenía problemas con una rodilla y, obviamente, el rendimiento no era el mismo […] Los mejores años habían pasado y mis más gratos momentos habían terminado”.
Urrutia recuerda su “excelente” relación con los dirigentes del club capitalino, quienes le habían planteado la posibilidad de volver como mánager deportivo y hacerse cargo de las divisiones formativas de Liga. “Y esa era mi intención también”, reconoce.
Tomó incluso un curso a distancia en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) para ser director técnico, pero de los 2 años requeridos para el título hizo solo uno.
El fútbol era ya un capítulo cerrado en su vida y le tocó jugar en un terreno completamente desconocido. Esta nueva etapa de su vida empezó tras retornar de unas vacaciones por Estados Unidos con su familia, cuando le plantearon que se postule como candidato del movimiento Alianza PAIS a la alcaldía de Ventanas.
El exvolante refiere sobre la buena amistad que tiene con Francisco ‘Pancho’ Cevallos, quien se desempeñaba en ese entonces como ministro del Deporte. “En una conversación que sostuve con él surgió la alternativa de incursionar en el mundo de la política. Él tenía buena relación con el presidente de la República (Rafael Correa) y se presentó esta oportunidad”.
El exfutbolista, quien había salido a los 13 años de su querido Zapotal a buscar su sueño, vio en esta propuesta la ocasión de volver y reencontrarse con el campo, sus amigos de infancia, sus hermanos y estar más cerca de sus padres.
Y es que en las decisiones trascendentales de Urrutia siempre está presente su familia. “Tengo 9 hermanos, 6 de parte de padre y 3 de parte de madre”, cuenta al recitar sus nombres como si de una lección se tratara. “De chico, por mis hermanos, yo me hice barcelonista”, confiesa.
También explica que tiene 5 hijos. “No con la misma (mujer)”, ríe pícaramente, pero inmediatamente refiere con seriedad que está casado desde hace varios años con la quiteña Andrea Enríquez, con quien procreó a Mikaella (10 años), Patricio (9 años) y Benjamín (4 años), quienes son los pilares que impulsan al exastro del fútbol a seguir adelante.
'Pato', el alcalde
“En algún momento hablé con mi familia y les dije que quería volver a mi tierra para hacer algo importante, de lo contrario, no volvería”, recuerda el exfutbolista. Así fue que tras una reunión con el presidente Correa aceptó la propuesta de postularse a la alcaldía de Ventanas. “Gracias a Dios ganamos. Fue una votación histórica”. Según los datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), Urrutia alcanzó 15.251 votos, lo que representa el 40,56%.
Pero esta nueva cancha no ha sido fácil, reconoce el ‘Pato’. El tono de voz le cambia al recordar que durante el primer recorrido que hizo para conocer la situación del cantón, los ventanenses “no querían saber nada de política por todos los años de abandono, de no contar con muchos servicios básicos, de necesidades que no habían sido atendidas”.
Para Urrutia —acostumbrado a dar autógrafos, a la foto y al abrazo— sentirse de alguna manera rechazado, “no por culpa de uno, sino de las administraciones anteriores” fue un golpe fuerte.
“Después, en campaña, sí nos topamos con el cariño de la gente, que se decantó por nuestra oferta de cambio y transformación”, subraya un Urrutia muy seguro, empoderado en la alcaldía ya desde hace 1 año y 9 meses.
Para los entrenamientos futbolísticos, el ‘Pato’ tenía la costumbre de levantarse a las 09:00. Ahora todo ha cambiado; tiene que estar listo a las 06:00 para viajar desde Guayaquil a Ventanas, pero ya se ha acostumbrado, indica, “más bien los fines de semana quiero dormir hasta más tarde y no puedo, me quedo despierto pensando en las múltiples cosas que debemos hacer, porque no es fácil tomar decisiones, hay que equivocarse lo menos posible, porque son decisiones obviamente que a veces te pueden costar mucho”.
En la Alcaldía hay un itinerario: los lunes reuniones, los martes atención al público, los miércoles recorridos y los jueves se toman decisiones en el Concejo. Su asistente, Katty Ronquillo, quien lo conoce día a día en el trabajo, asegura que de dominar el balón, Urrutia ha pasado a dominar temas para los que cuenta con asesoría. “Es una persona que aprende muy rápido, sus conocimientos ahora son muy amplios”.
De hecho, el exfutbolista habla de alcantarillado, sistema de bombeo, lagunas de oxidación, regeneración urbana, entre otros temas, con bastante fluidez. Y entre los mayores retos de la Alcaldía menciona el proyecto de agua potable para el cantón. “El 87% de la población va a contar con agua potable y de calidad”, detalla con vehemencia, mientras va desgranando los proyectos que ve cumplidos.
Entre las dificultades a las que se ha enfrentado menciona la “impaciencia” de la gente que “tenía mucha expectativa con nosotros por ser de la línea del gobierno y a lo mejor creyó que en 3 o 4 meses vería los cambios, situación compleja porque los proyectos normalmente vinculados a créditos y temas financieros demoran muchos meses y a veces años”.
El sacrificio del poco tiempo con la familia, “que es la que menos entiende de temas de horario”, también ha sido una dificultad, añade. “Hay veces en que a los chicos los dejo dormidos y regreso y están reposando otra vez, entonces no comparto con ellos, pero trato de sortear esos inconvenientes”.
En la Alcaldía aseguran que rara vez lo ven enojado y que cuando eso sucede “se pone muy colorado”. Katty Ronquillo, su asistente, da fe de aquello entre risas. Pero ¿por qúe se enoja? “Porque falta plata”, dice Katy, y vuelve a reír.
Los ventanenses ven al novel burgomaestre como una persona sencilla. El ciudadano Omar Izquierdo afirma que a pesar de que está “en pañales” en el tema político, Urrutia ha demostrado que puede hacer las cosas bien. “Está realizando obras que ningún otro alcalde había hecho”.
Izquierdo agrega que la mayor virtud que tiene el exfutbolista es ayudar a la ciudadanía, y su defecto, talvez, que es muy flexible y no es político. “Y eso pesa mucho, lo que está haciendo por Ventanas es muy bueno”.
Para el concejal Bolívar Tapia, “uno puede cambiar de profesión y enfrentar retos que la vida le brinda, en este caso a él le tocó representar a su pueblo y gracias a Dios lo está haciendo de una manera adecuada”.
Tapia reconoce, sin embargo, que lo más difícil para Patricio ha sido, sin duda, lidiar con un pueblo que está ávido de atención y obras. “Es un trabajo de paciencia, pues los resultados se ven cuando se termina el período”.
Fausto Ayala, habitante del cantón, destaca la buena voluntad del Alcalde por hacer obras. Se refiere a la reubicación de los comerciantes como una medida positiva, pues da un orden a la urbe, aunque lamenta que ellos no estén de acuerdo, “porque dicen que sus ventas se han mermado”. Pero en general califica como positiva la gestión.
“Está bien que sea bondadoso, pero no tanto”
Vicente Urrutia, padre del burgomaestre, es quien lo aconseja y está constantemente pidiéndole que piense un poco más en sí mismo. “Le digo: Patricio, tú ya tienes familia, tus hijos, hay que pensar en la vejez [...] Él gasta demasiado dinero, y la gente, cuando sabe que alguien es bondadoso, se le pega, y cuando no es así ni lo mira, entonces eso yo le hago entender.
Él tiene espejos en las manos de cuánta gente ha fracasado, con dinero, y llega a quedarse en la nada. Todo eso le hago ver a mi hijo”. Y cuando Vicente dice todo eso, el ‘Pato’ ¿qué responde?: “Las cosas no son así, papi, no se crea todo lo que dicen”.
No obstante, Katty Ronquillo también coincide con el padre del Alcalde. “Le decimos que tiene alma de madre”, confiesa.
Pero el exfutbolista aprendió a ahorrar. “En el fútbol, al principio, es difícil, incluso antes este deporte no era tan remunerado; ya en los últimos años, en Liga, fuimos apreciados, mejor pagados. Tuve la suerte de viajar a Brasil donde los contratos son, obviamente, diferentes a los de Ecuador. Seguimos recibiendo dinero de Brasil por el contrato que firmamos con Fluminense. Mensualmente nos pagan un sueldo —revela— por haber tenido un contrato allá. Es un juicio que ganamos, hicimos un convenio de pago a 20 meses y empezamos este año el cobro”.
¿Y el sueldo de alcalde? “Nos da para vivir” —subraya. “En mi caso tengo propiedades, algunas alquiladas, tengo tierras también donde sembramos cacao, maíz; eso está a cargo de mi papá”, añade.
Como alcalde, Patricio fue elegido para desempeñarse en el cargo hasta 2019. Dice que espera “dar otra cara” a Ventanas. No se arrepiente de nada de lo que ha hecho y que, aunque no se puede comparar con el fútbol que le trae “imágenes y recuerdos extraordinarios”, la satisfacción de servir al pueblo que lo vio crecer le ha sacado lágrimas, de allí que su determinación es seguir con su gestión por los ventanenses. (I)