Fricson George busca su revancha fuera de las canchas
Fricson George Tenorio confiesa que no se arrepiente de haber jugado durante 15 años en Barcelona, equipo del que se considera hincha. Tampoco se avergüenza de haber sido betunero, junto a su hermano Wilson, en su infancia para ayudar a sus padres. Es consciente de que todo eso lo hizo con el objetivo de prosperar tras migrar de su natal Esmeraldas a Guayaquil, cuando apenas tenía 6 años.
El exfutbolista no se olvida de sus orígenes humildes, ni de las personas que lo ayudaron cuando aún era un desconocido en el mundo del fútbol. Así lo confirma Wilson, quien ha estado a su lado desde que comenzaron a patear la pelota a fines de los años ochenta e inicio de los noventa.
“Tuvimos la suerte de habernos encontrado a grandes personas en nuestro camino. Personas que nos tendieron la mano cuando la necesitábamos mucho”, expresa el hermano mayor del ex lateral izquierdo del cuadro ‘torero’, club con el que fue campeón nacional en 1997 y vicecampeón de América en 1998.
En Barcelona Fricson dejó su huella. Se ganó el corazón de la hinchada más grande del país; pero durante esos 15 años que vistió de amarillo dice que no estuvo del todo contento.
Siempre reclamó a la directiva del plantel su mejora de sueldo y, además, una salida al fútbol del exterior.
“Me reprocho a mí mismo el hecho de no haber tenido personalidad para pedirle a aquella dirigencia salir del club. Es lo único que me faltó ya que no fui bien reconocido y eso que me decían que yo era intransferible, porque si me quería ir, me decían que no había lateral por izquierda que cubra mi puesto”.
George se retiró en 2011 vistiendo la casaca de River Ecuador, cuando esta entidad militaba en la serie B. Lo hizo porque había cumplido los 36 años y siempre tuvo en mente un propósito claro: “Prefiero dejar el fútbol y no que el fútbol me deje a mí”.
Con ese plan definido George siguió los consejos de sus amigos y compañeros de profesión, de que ‘el fútbol no dura toda la vida’. Con palabras sabias, el jugador al que apodan ‘Kafir’, preparó su camino hacia su retiro, pensando en tener un futuro cómodo para él y sus familiares.
El rápido exlateral recuerda tanto una frase de Hólger ‘El Piquetero’ Quiñónez, que estando aún activo, se la dijo a Fricson cuando apenas comenzaba su carrera. “Mientras tú tengas el tarro de mermelada lleno, los amigos estarán ahí para untarle al pan. Pero una vez vacío, nadie se te va a acercar”. De eso se dio cuenta Fricson con el pasar de los años. Vivió lo que a muchos exfutbolistas les ha pasado cuando llega el retiro de las canchas.
Ni bien se retiró del balompié, se dedicó a un negocio que a fin de cuentas no le dio sus frutos. Pero a partir de esa idea nació la empresa Fric George Recreaciones, una compañía encargada de la logística para organizar shows de fútbol sala con ex glorias del país, recorriendo ciudades.
Sin embargo, en su primera aventura por el mundo de los negocios no tuvo los resultados que esperaba. A pesar de esa adversidad, Fricson no se rindió y continuó buscando la manera de generar ingresos que le ayuden a solventar los gastos de sus dos hogares. Producto de su primer compromiso tuvo 2 hijos (Fricson y Ezequiel George Farfán). Con su segunda esposa es padre de Mateo George Ripalda.
“Le doy gracias a Dios por haberme dado la firmeza de afrontar las adversidades, y fue de ese error que aprendí a ahorrar y administrar mejor mi dinero”.
George confiesa que durante sus primeros años como jugador del Barcelona gastaba la mayor parte de su dinero en vanidades. “Como todo futbolista que empieza a ganar bien (dinero y publicidad), se compraba zapatos, cadenas y le gustaba andar bien vestido. Sin embargo, esa mentalidad cambió cuando su pastor y amigo Wilson Calvas le conversó de las muchas experiencias que tuvieron otras personas exitosas.
“Casi lujos no tengo ahora”, confiesa. El concejal del cantón Daule relata que una vez leyó, por ahí, que un reloj de $ 300 es igual a uno de $ 30, porque ambos te dan la hora. Asimismo, la ropa de marca -leyó- sirve para lo mismo que la barata: estar vestido.
Con estas palabras grabadas en su cabeza, George reflexionó y tras esa charla con el pastor cristiano-evangélico manifiesta que cambió “su estilo de vida”.
Fricson recuerda que a sus 22 años ya tenía casa propia y 2 carros; uno para él y otro que tuvo su primera esposa. Se vio en una gran posición económica, por lo que se percató a tiempo de que estaba en posibilidades de comenzar a guardar su dinero para no sufrir económicamente luego de su retiro.
El exjugador dice que “reaccionó a tiempo” y que gracias a esa madurez es que ha podido darles a sus seres queridos lo necesario. A sus hijos del primer compromiso les dejó una casa propia. Igual bienestar posee en su segundo matrimonio.
“La verdad que no me puedo quejar. Tengo mi trabajo como concejal en el cantón Daule, mi esposa también trabaja y Fric George Recreaciones todavía se mantiene trabajando”.
Fricson no cree ser un millonario, tampoco un mendigo. Asegura que le pide a Dios todos los días para contar con lo necesario para vivir bien. Eso, porque considera tener buen sentido del ahorro, algo que no solo aprendió del pastor Calvas.
Durante su vida como futbolista hizo amistad con Luigi Morán, exjugador con el que compartió experiencias en la cancha de tierra frente a lo que hoy es el centro comercial City Mall.
“George vivía en el cerro de la Marta, yo tenía una mejor posición económica, por eso ayudaba en lo que podía”, confiesa el tercer mejor amigo del exjugador, quien acota que sus 2 mejores amigos en la vida son: Dios y Javier Bravo, éste último fallecido hace años.
Morán recuerda cuando jugaba de backcentral, mientras que a Fricson, en el colegio Liceo Cristiano, el profesor Duque Cuero lo vio y usó de puntero izquierdo y hasta ‘stopper’ (último hombre en la defensa).
“No reprochaba nada, jugaba en la posición que lo ubicaran”, afirma este ingeniero en Gestión Empresarial que no siguió en el fútbol pero que siempre acompañó a su amigo durante su carrera en Barcelona y cuando estuvo en el Santos de Brasil.
Algo más que resalta Luigi es que cuando Fricson ganó fama jugando en el ‘Ídolo’, nunca perdió esa humildad que siempre lo caracterizó.
“Llegaba a mi casa, mi padres lo recibían y se llevaban muy bien. Recuerdo que una vez cuando tuvimos una fiesta, se emocionó tanto porque nos íbamos a comer cangrejo con unas amigas. Le gusta tanto comer ese crustáceo”.
George expresa que no se queja de su actual estilo de vida, eso a pesar de que afrontó traspiés con su primer negocio. Lo que valora es que no se endeudó y que perdió dinero, pero de sus ahorros.
En aquella ocasión, cuando su negocio no prosperó, se reprochó porque se enfrascó mucho en algo que veía proyectarse. Confiesa que no hizo caso a su amiga, abogada y ahora asesora política, Priscila Carbo.
Con esta profesional, a quien conoció en una reunión social, compartió muchas experiencias. Fue desde entonces que comenzó esa relación laboral que hasta hoy perdura. Priscila apareció, incluso, en aquel preciso momento cuando George estaba pensando en retirarse.
“Tenía su empresa de recreación antes de involucrarse en la política. Yo le empecé a ayudar en la estructuración de su empresa con algunos consejos. Fue un tiempo bueno para él”, indica su amiga, que reconoce un defecto de entre las muchas virtudes que posee el exfutbolista.
La responsabilidad y el amor al trabajo, ahora en la política, es lo que destaca en Fricson: “Su entrega y ardua dedicación para con los ciudadanos de las parroquias del cantón Daule, a quienes les escucha sus pedidos”. Priscila también es consciente de que no se puede complacer a todos los que confiaron en él dándole su voto.
“Es un apasionado en lo que hace. Aprende muy rápido y eso es gracias a que nos planteamos estrategias -así como en el fútbol- para tratar temas políticos”.
Su trabajo en el día a día
De lunes a viernes Fricson tiene una agenda apretada. Acude a su despacho por la mañana y por la tarde hace recorridos por las obras que desarrolla o planifica el Gobierno Autónomo Descentralizado del cantón Daule. Esa tarea le ha hecho llegar a lugares que él nunca se imaginó que eran habitados.
Gracias a su trabajo de concejal y los contratos de la empresa de recreación, George asegura que no sufre económicamente. Aunque señala que no es lo mismo de cuando era futbolista y tenía mejor sueldo.
A pesar de eso, Fricson sigue cumpliendo con su palabra, aquella que les dio a sus padres cuando tenía 17 años y ya jugaba en Barcelona.
“Es mi turno de darles todo”, recuerda el exfutbolista, cuando lo que les dijo a sus progenitores cambió su vida. Eso fue después de haber firmado el primer contrato con el cuadro ‘torero’.
Ahora mantiene ese apoyo a sus padres, Cefra Tenorio y Eustaquio George.
“Gracias a Dios mis hijos tienen sus casas de donde nadie los puede sacar. Yo tengo cómo movilizarme (carro) y poseo un trabajo al igual que mi esposa. No tenemos ni mucho, ni poco”. Fricson fue elegido concejal de Daule hasta 2019.
Desea seguir incursionando en política. Pero también dice que quiere volver a ejercer su profesión de comunicador social, tal y como lo hizo en algunos medios televisivos y de radio.
Ilusionado señala: “Tengo un título de tecnólogo como entrenador de fútbol de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF); y con mis conocimientos en el periodismo espero poder opinar y trabajar en un medio. Eso es lo mío”.
Fricson expresa, además, que en esta faceta de concejal puede estar cerca de la gente y eso le llena de placer, porque se siente importante y considera que está haciendo algo bueno: servir al pueblo.
“Nosotros (los políticos) no debemos ser servidos. Fuimos elegidos para servir. Eso es algo que aún muchos confunden cuando llegan a ocupar un cargo público”.
Tiene un desafío personal
Ya pensando en su carrera profesional, Fricson tiene una ‘espinita’ que dice no haber sacado durante su carrera de futbolista. Por ello se replanteó llegar a un escalón alto ya sea en el periodismo o en la política.
El exseleccionado de la ‘Tri’, incluso recuerda con nostalgia aquel 2005 cuando no fue incluido en la lista del entonces director técnico de la Selección Ecuatoriana de Fútbol, Luis Fernando Suárez. Se quedó fuera del Mundial de Alemania 2006, a pesar de haber sido parte del proceso eliminatorio.
“Por eso yo entiendo a Pedro (Quiñónez) cuando no fue citado para la Copa Mundial de 2014; porque a mí me pasó lo mismo”. George recuerda que minutos antes de que el profesor Suárez anuncie aquella nómina, se enteró de que no sería considerado en la selección. En ese momento, la ilusión que todo futbolista anhela alcanzar se le fue.
El concejal de Daule reconoce que perdió aquella batalla en su etapa deportiva, pero que ahora se plantea conseguir un reto mucho mayor en el ámbito personal y profesional, ya sea en la política -que está ejerciendo hace 2 años- o en la comunicación social. (I)