Los habitantes cuentan que el padre luis carollo buscaba un sitio para fundar una escuela. lo encontró en esta parroquia
La parroquia amazónica Pan de Azúcar, el hogar de los azuayos desde 1957
La parroquia Pan de Azúcar pasa inadvertida porque ningún cartel anuncia la llegada a este poblado de menos de 100 habitantes. La mayoría de viviendas está abandonada, debido a que sus moradores han preferido retirarse, a 10 minutos de allí, hasta la cabecera cantonal San Juan Bosco (Morona Santiago), para que sus hijos estudien en la Unidad del Milenio; otros han migrado a Estados Unidos.
Es sábado y las familias se reúnen a disfrutar del cerdo que sacrificaron el día anterior o deciden ir a nadar al río que lleva el mismo nombre del sector. Julia Guzmán a pesar de la insistencia de sus nietos decide retirarse a su vivienda para protegerse del sol.
En una de las paredes de cemento de la casa de doña Julia, una de las habitantes más antiguas de Pan de Azúcar, cuelga un cartel que dice “Miduvi 2010”, lo que indica que fue uno de los 29 hogares, que el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda entregó a familias de escasos recursos en ese año.
La señora de 75 años entra a su hogar pero no tiene la necesidad de cerrar la puerta, puesto que su parroquia aún es muy segura, a diferencia de otras, como Indanza y San Juan Bosco, donde “están robando las piezas de los carros”, cuenta. Limpia el polvo de una de sus sillas e invita a tomar asiento junto a ella para escuchar la historia de cómo llegó hace 56 años a ese poblado.
Esta mujer, oriunda de Chordeleg, Azuay, no ha dejado de lado su tradicional vestimenta: pies descalzos, pollera rosada, y sobre su cabello recogido en trenzas un sombrero de paja toquilla de copa alta y cinto negro. Se casó a los 19 años con un originario de Pan de Azúcar y decidieron criar a sus 4 hijos allí.
Doña Julia no es la única azuaya en la parroquia amazónica. De hecho la mayoría de la población de Pan de Azúcar proviene de Chordeleg y de San Juan. Y es que en los años 60 una comisión presidida por Aurelio Pacheco llegó desde la Sierra para habitar la zona.
En aquel tiempo llegar desde Chordeleg a Pan de Azúcar significaba caminar durante 3 días, lo que ahora son 2 horas y media en automóvil.
Familias como la de Pacheco, Pedro Castro, Ventura Marín, Alberto Suárez, Santiago Andrade, Miguel Salinas y Alfonso Galarza se asentaron en el sector, desplazando así a la comunidad Shuar hacia la montaña, en dirección hacia lo que hoy es San Juan Bosco. No fue así como se creó la parroquia Pan de Azúcar.
Los habitantes narran que unos años antes de la llegada de los azuayos, el padre Luis Carollo junto a otras personas buscaron un lugar donde construir una nueva escuela; cuando llegaron a ese terreno se organizaron en mingas y construyeron el caserío que bautizaron con el nombre del cerro que despunta entre las montañas. “La llamaron así por el cerro”, contesta doña Julia ante la interrogante del nombre de la parroquia.
Continúa diciendo entre risas que “los visitantes siempre preguntan si aquí vendemos pan y yo siempre les respondo que traigan nomás el pancito y que aquí les damos un poco de azuquitar”.
La parroquialización oficial del pueblo llegó el 19 de julio de 1957 por orden del presidente de la República, en aquella época, Camilo Ponce Enríquez. En un principio Pan de Azúcar era parte del cantón Limón Indanza, pero en 1992 pasó a pertenecer al cantón San Juan Bosco.
Pocos niños corren por las calles del lugar, las cuales rodean a un parque central, donde han colocado columpios y una resbaladera para los más pequeños, además tiene una gran cancha de cemento para jugar fútbol o básquetbol. Eso de acuerdo a los arcos y aros que se han colocado en cada extremo.
Al frente de la cancha se encuentra una iglesia que fue construida hace apenas 5 años, pero que no se la ha utilizado hace 3.
Pan de Azúcar no tiene párroco, el de San Juan Bosco acude cuando hay algo especial o “cuando hay algún muertito”, dice Pedro Castro Junior, hijo de uno de los primeros colonos.
Él y la familia Vera-Chacón administran las tiendas del lugar. Llama la atención que existan 3 despensas en un poblado tan pequeño, pero esa es una de las maneras de sobrevivir en la parroquia que, según Julia, antes estaba llena de maizales y sembríos de papa.
“Ahora ya no se siembra nada. Yo les suelo decir a mis hijos que así como nosotros, la tierra envejece y después de tanto tiempo y tanto uso ya se cansó”, dice un poco apenada la mujer.
Castro discrepa con doña Julia; para él no es que la tierra esté cansada sino que a la gente no le gusta sembrar. Este hombre de 68 años salió de Pan de Azúcar cuando tenía 6 años, pero hace unos 7 decidió volver para pasar sus últimos años “vagueando”, palabra con la que describe su situación actual.
A primera impresión Pedro se muestra como un hombre serio. La toalla rosada de dibujos animados que colocó sobre sus hombros para cubrir su torso desnudo desaparece poco a poco esa idea. Con un humor bastante particular Pedro cuenta que Pan de Azúcar llegó a tener hasta 150 niños que estudiaban en las 2 escuelas que existían allí, las cuales desaparecieron cuando la Unidad del Milenio se construyó en la cabecera cantonal, algo que a su parecer es positivo.
Castro sí está preocupado por la falta de fuentes de trabajo en Pan de Azúcar. Los habitantes se dedican a la agricultura, cuidan el ganado y las pocas cosechas de papa china y yuca les representan apenas $ 10 diarios.
Cerca de la casa de Pedro está la de Aurelio Pacheco, el que encabezó la comisión en los 60’, pero su vecina, Nelly Chacón, revela que no se encuentra pues tuvo que ir a Cuenca para ser operado de la rodilla. La atención médica es un servicio que reclaman los pobladores. (I)
Datos
Los principales atractivos turísticos de la parroquia son el río que lleva también el nombre de Pan de Azúcar, y el Paxi. Se puede nadar en ellos o pescar.
En el sector Piamonte, a 35 minutos de la comunidad, los turistas pueden visitar las cascadas de Santa Clara y del Río Blanco. Se accede pasando por sus rocas, por lo que es ideal para la aventura.
El cerro Pan de Azúcar, llamado por los nativos como Kaya-un, que quiere decir “piedra muralla grande”, tiene 2.958 m de altura. En sus faldas se levanta la cabecera cantonal San Juan Bosco.
El 25 de abril se celebran las fiestas de Pan de Azúcar, del patrono San Marcos, y el 19 de julio su parroquialización.