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El centro intercultural parroquial, uno de los atractivos del lugar, fue restaurado en 2010

En Pilahuín, familias enteras repiten un ritual con el ‘oro blanco’ de los Andes

El desgrane del ajo se realiza en los patios de la mayoría de hogares en Pilahuín. Se hace entre cantos y risas, y constituye una atracción para los turistas. Foto: CARLOS NOVOA / EL TELÉGRAFO
El desgrane del ajo se realiza en los patios de la mayoría de hogares en Pilahuín. Se hace entre cantos y risas, y constituye una atracción para los turistas. Foto: CARLOS NOVOA / EL TELÉGRAFO
15 de septiembre de 2015 - 00:00

Por Carlos Novoa

Casi todas las parroquias rurales de la serranía ecuatoriana tienen similar diseño y estructura. Una iglesia, un parque, una plaza, la casa comunitaria, extensos sembríos y sistemas de riego. Los 3 primeros elementos son herencia de las fundaciones españolas y se observan incluso en otras ciudades y pueblos de América Latina. Pilahuín no es la excepción. Es la parroquia rural más grande de Ambato y sede de una de las 5 etnias de Tungurahua, los Pilahuines.

En sus 420 kilómetros de extensión se observan atractivos turísticos, como cascadas de agua pura, apacibles lagunas, senderos ecológicos, espectaculares miradores y reservas faunísticas bajo protección.

Pese a esto, es poco conocida. Las vecinas comunidades de Chibuleo,  Santa Rosa y Juan Benigno Vela, reciben cada día a muchos visitantes, quienes ignoran que, hace 2 siglos, el desarrollo económico, no solo de Ambato, sino de toda Tungurahua, dependía en gran parte de la actividad agrícola de Pilahuín.

Todo se debe al cultivo de un bulbo asiático: el ajo, que fue traído a suelo ecuatoriano en siglos pasados. Por su capacidad de adaptación al clima se ha convertido en el motor del desarrollo del pueblo.

Aún se desconoce el origen del nombre de Pilahuín, pero se consideran dos hipótesis. Fernando Salgado, de 93 años, asegura que la palabra proviene de un lenguaje preincaico.

“El runa shimi es un idioma que aquí se hablaba antes de la llegada de los incas. Nuestros abuelos decían que esta palabra proviene de los vocablos ‘pila’ y ‘huin’, que en dicha lengua significan: ‘dibujar’ y ‘antiguo’, respectivamente”. Y como ejemplo hace referencia a los adornos en las vasijas de antaño.

Se dice -además- que esta denominación fue acuñada por un sacerdote español en 1780, debido al predominio de la familia Pilamunga, apelativo del cual se habría tomado las 4 letras iniciales y completado con el vocablo ‘huin’.

Un paso obligatorio para los visitantes en Tungurahua

Pilahuín tiene cerca de 12 mil habitantes, de los cuales el 95% pertenece a la etnia del mismo nombre.

Es un pueblo 100% agrícola. Se encuentra a 30 kilómetros de la capital tungurahuense, a un costado de la vía que conecta a esta ciudad con Guaranda, o sea es un paso obligado de cientos de viajeros.

Las cooperativas de transporte que laboran en la zona son Ambateñita y Atahualpa, con frecuencias de recorrido de 20 minutos.

Debido a que está a 3.200 metros de altura facilita el cultivo de papa, melloco, mashua, oca, haba, arveja, cebada, puerro, trigo, acelga, frutas y otros productos agrícolas de climas fríos.

Pero el producto que más ganancias deja a los agricultores de la zona es el ajo, el cual, pese a ser un foráneo, se ha convertido en el cultivo con mayor presencia e incidencia en el desarrollo de Pilahuín.

Como en toda zona agrícola, la actividad complementaria es la ganadería. Sus extensos y verdes prados brindan alimento ilimitado a vacas, terneros, ovejas y borregos.

El producto resiste al clima

Los campesinos locales se refieren al ajo como el ‘oro blanco’ de los Andes, por su alta rentabilidad.

Originario de China y ‘familiar’ de la cebolla, se ha convertido es el sembrío más productivo  del sector.

La economía local gira en torno al cultivo, cosecha y comercialización, pues se estima que el producto se siembra en al menos el 75% de los campos de la parroquia.

Lorena Vargas, vocal del Gobierno Parroquial, destaca la importancia de esta planta para los comuneros.

“Si bien nuestro suelo es apto para cultivar zanahoria, cebollino, maíz y frutos de bajas temperaturas, el ajo es la hortaliza preferida. Se desconoce la fecha exacta en la que llegaron las primeras semillas desde Asia, sin embargo, su adaptación en páramos andinos fue excelente por la altura y riqueza mineral”, indicó Vargas.

Entre los factores que favorecen la producción están: corto tiempo de florecimiento (5 meses), capacidad de ajustarse a cambios climáticos y baja afectación por plagas. Pese a que los grandes cultivos se encuentran en zonas altas, como Pucará Grande y San Isidro, la influencia es visible en toda la parroquia. En casi todas las viviendas hay anuncios de compra, venta y almacenamiento de ajo. Una escena que se repite cada semana en Pilahuín es el desgrane del producto.

Este proceso involucra a todos los miembros de una familia y es muy llamativo, por lo que visitantes  europeos y estadounidenses llegan al sector para observarlo.

“Como casi todas las etnias, tras la cosecha, los pilahuines preparan el producto en medio de ritos ancestrales, como cantos en idioma preincaico, danzas e ingesta de brebajes. Se caracterizan por ser muy cordiales y alegres, por lo que suelen invitar a los turistas a ser parte de la ceremonia de desgrane de ajo”, agregó Lorena Vargas.

La mayor venta en la región de este producto tiene lugar a  un costado de la vía Ambato-Guaranda, en la plaza de Pucará.

Allí cada jueves se dan cita cerca de 500 productores y comerciantes, quienes lo compran y llevan a diferentes ciudades del país.

La concentración de mercaderes empieza a las 07:00 y finaliza a las 09:00. El precio por quintal de semilla es $ 110. La misma cantidad del producto listo para el consumo, desgranado y pelado, es de $ 90.

“Estos precios son los mejores de la región, muy rentables para los agricultores”, afirmó Aníbal Masaquiza, agricultor.

En Yatzaputzán y El Salado se desarrollan importantes ferias de productos artesanales. El Centro Intercultural de Pilahuín, restaurado hace 5 años, y la represa Mula Corral, en Llanguahua, son atractivos complementarios de Pilahuín. (I)

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