Doris Simbaña, de 34 años, sintió nervios cuando operó por primera vez uno de los trenes del Metro de Quito. El vehículo subterráneo pesa más de 100 toneladas a diferencia de su auto que conducía para cumplir con sus actividades en ventas. 

La actual operadora del Metro, quien dio movimiento al primer tren el viernes, 01 de diciembre de 2023, era gerenta de una marca de catálogo de ropa y cosméticos. Sin embargo y tras un consejo de su esposo, decidió cambiar de actividad y dedicarse a la operación del Metro de Quito. 

Para ello, pasó por una formación detallada por parte de los técnicos del Metro de Medellín. En ese espacio le dieron todo lo que debe saber para poner en marcha este sistema de transporte subterráneo. Entre ellas, la construcción del sistema, cómo poner la tracción, frenar, etc. En total cumplió con 352 horas de formación en la empresa; más horas de perfeccionamiento. 

Este tiempo le sirvió para entender que en este sistema le toca ser “multitareas”. Es decir, manejar varios sistemas a la vez, como la tracción para que arranque el tren, cámaras, voz, etc. 

A esto se suma que pasó por un proceso riguroso, como pruebas psicológicas, test personales y demás investigaciones. El objetivo de la empresa operadora -dice Doris- es alcanzar la excelencia en sus trabajadores. 

Es así como decidió mantenerse en este camino. “Fue un desafío que me planteé y he recibido todo el apoyo de mis compañeros a quienes he ayudado a formar”.

Al ser una de las primeras formadas, Doris también apoyó en las capacitaciones de sus compañeros y eso le llenó de emoción. Actualmente, el Metro cuenta con 90 operadores; de este grupo, 18 son mujeres. 

¿Su familia le apoyó en este cambio de profesión? Doris contesta que sí. Ella está casada y tiene dos hijas: Melisa, de 6 años, y Sami, de 3. Ellos le han acompañado en este camino que ha estado matizado por largas jornadas de trabajo, turnos y demás. Por ejemplo, ella trabaja en horarios rotativos, incluso, hay un horario que es de noche y madrugada. 

De hecho, un amigo de su esposo le recomendó seguir este camino. Mientras que sus hijas, quienes le acompañaron en las pruebas del Metro, se emocionan cuando miran en televisión el sistema de transporte subterráneo. “Ahí trabajas, mami”, le dicen sus pequeñas. Ellas incluso cuentan a sus amigos y profesoras con emoción sobre su trabajo.

¿Cómo ve su futuro? Doris cuenta que opera el tren con “mucho amor” y siente satisfacción cuando mira a la gente que llega a tiempo a sus sitios de trabajo u hogares. 

Recuerda que el primer día de operaciones, los pasajeros se sorprendían al verla operando el Metro y alzaban el pulgar en señal de apoyo…