Seizenso, funeral antes de morir
Con flores y los ojos llorosos, la despedida de Satoru Anzaki se parecía a cualquier otro funeral, con una notable diferencia: Anzaki estaba vivo.
Tras ser diagnosticado con cáncer terminal, el expresidente del fabricante de maquinaria de construcción Komatsu decidió organizar una última fiesta.
El empresario de 80 años publicó un anuncio en el diario The Nikkei para hacerle saber a la gente que no tenía intención de someterse a un tratamiento y que celebraría un evento para agradecer a sus amigos y colegas por todo lo que habían hecho por él durante años. Alrededor de 1.000 personas, desde socios comerciales hasta viejos amigos de la escuela, se reunieron para desear lo mejor a Anzaki, en diciembre de 2017, en un hotel de Tokio, donde bailaron y se exhibieron más de 100 fotos de él disfrutando de sus pasiones de golf y viajando.
“La gente tiene sus propias formas de manejar la muerte; yo hice las cosas a mi manera”, dijo al diario Nikkei Asian Review después del evento.
Anzaki falleció meses después de su funeral, en junio de 2018, a los 81 años, rodeado de familiares y amigos.
Estas ceremonias fúnebres sin ningún muerto son cada vez más habituales en Reino Unido y Estados Unidos, pero sobre todo en Corea del Sur y Japón, donde se conocen como Seizenso, “funeral mientras estás vivo”.
El primer encuentro de estas características lo protagonizó la cantante y actriz nipona Mizunoe Takiko, en 1993. Su plan era expresar su agradecimiento a sus seres queridos estando viva. Falleció en 2009, a los 94 años.
La antropóloga de origen japonés Hikaru Suzuki en su libro La muerte y morir en el Japón contemporáneo cree -según la BBC- que esta práctica se trata de una nueva forma de lidiar con la muerte: le da otra perspectiva a este inevitable hecho.
Suzuki cuenta que la popularidad de los “funerales mientras estás vivo” se extendieron en Japón porque personajes famosos y celebridades del mundo de la televisión comenzaron a celebrarlos, y los medios de comunicación se pusieron a cubrirlos ampliamente.
Pero mientras en Japón la tendencia suele ser la de agradecer a los suyos haberlos acompañado en su vida, en la vecina Corea del Sur los funerales “fingidos” tienen una razón de ser todavía más fundamental.
Con una alta tasa de suicidios, hay incluso empresas que envían a sus empleados a un curso donde, parte de la experiencia es que los asistentes se encierren en un ataúd. Allí dentro, en la oscuridad, la idea es que la gente reflexione sobre el significado de la vida y aprendan a valorarla.
Antes de eso, hay una sesión motivadora en la que se muestran videos de personas que enfrentan los problemas que se les presentan con una actitud positiva: una paciente con cáncer aprovechando al máximo sus últimos días o una mujer que nació sin extremidades y que logró aprender a nadar.
Si bien la realización de estos “prefunerales” es inusual, unos piensan que es una idea contemporánea. Mari Matsui, director de la compañía de diseño Ray Creation en Osaka, comenzó a trabajar con clientes funerarios hace cinco años, cuando la empresa creó un ataúd sofisticado con cedro. Luego, la compañía comenzó a hacer videos para servicios funerarios utilizando imágenes de la familia del fallecido.
Después de escuchar las respuestas de sus clientes a los videos, se dio cuenta de que el “prefuneral” podía convertirse en un verdadero negocio. (I)