El partido de Pablo Iglesias no participa del pacto ante la negativa de los demás a aceptar sus condiciones
PSOE elige a PP y Ciudadanos para presidir el Congreso
El socialista Patxi López, expresidente de Euskadi, será investido hoy como responsable del Congreso con el apoyo de su grupo, el de Ciudadanos y, a falta de unos pequeños detalles, también el del PP. De esta manera, el PSOE soluciona el primero de sus retos inminentes tras obtener los peores resultados electores de su historia.
Los socialistas, con 90 de los 350 diputados que componen la Cámara legislativa española, inician a partir de hoy el imponente reto de armar una mayoría parlamentaria que permita a su líder, Pedro Sánchez, presidir también el Gobierno del país. Algo realmente complicado, habida cuenta de que la derecha ganó las elecciones del pasado 20 de diciembre y no tiene intención de entregar el poder a un partido que obtuvo 33 escaños menos. La única opción que daba ventaja a los socialistas era buscar algún tipo de acuerdo con Podemos y varios de los partidos nacionalistas que tras el pacto con los conservadores ha quedado prácticamente descartada.
Fuentes del PSOE aseguraron ayer que el fracaso de las negociaciones con la formación de Pablo Iglesias se debió a su exigencia de contar con 4 grupos parlamentarios diferentes correspondientes a sus candidaturas territoriales de Galicia, Cataluña y Comunidad Valenciana, algo que para el PSOE no era posible.
El motivo alegado fue que el reglamento de la Cámara establece unos tiempos estrictos de intervención a cada grupo y que, de haber aceptado la demanda de Podemos, hubiera multiplicado su protagonismo. No obstante, fuentes de esta formación expresaron a EL TELÉGRAFO su perplejidad por la actitud de los socialistas de finiquitar los contactos y abrazar la oferta que el partido liberal de Albert Rivera y el conservador de Mariano Rajoy habían puesto sobre su mesa hace más de una semana.
La sorpresa fue que Podemos no obtuvo respuesta del PSOE tras haber renunciado a las subvenciones por separado de sus 4 grupos y a todos los beneficios que les hubiera correspondido para intervenir en los debates. Carolina Bescansa, diputada y negociadora principal de Podemos, aseguró que agotará todas las posibilidades para que su partido pueda sumarse al pacto. Pero el tiempo se agota porque hoy se constituye formalmente el Parlamento y, para ello, es imprescindible el nombramiento previo de un presidente de la Cámara. Se esperaba que a última hora de ayer, ya de madrugada, Bescansa mantuviera una reunión con Pedro Sánchez para desatascar la situación. Sin embargo, miembros de la formación de izquierda daban por liquidado un posible acuerdo entre ambos partidos.
El alcance de que Patxi López sea investido como nuevo presidente del Congreso con los votos de PP, PSOE y Ciudadanos es enorme. Este simbólico nombramiento era la referencia crucial para tantear la posibilidad de conformar una coalición de partidos de izquierda en el gobierno de España. Todo indica que ese acuerdo no se producirá. La rehabilitación del proceso soberanista en Cataluña cercenó la estrategia transformadora diseñada por Pedro Sánchez y engrandeció la opción más conservadora del partido, partidaria de que la derecha gobierne en minoría e, incluso, formar una gran coalición con los conservadores. El Comité Federal del PSOE, el máximo órgano de dirección de los socialistas, se reúne a finales de enero y casi con toda seguridad propondrá la celebración de un Congreso ordinario del partido para febrero donde elegirán a un nuevo líder.
Por delante, el PP tiene dos meses para lograr la investidura de Mariano Rajoy como presidente del gobierno español. Son 60 días de plazo para alcanzar un acuerdo o convocar a nuevas elecciones. (I)
Puigdemont promete fidelidad al pueblo catalán
Carles Puigdemont asumió ayer el cargo prometiendo “fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña representado por el Parlament”, pero obvió la Constitución y al rey, tal como ha sido costumbre.
Más bien, la omisión fue de la presidenta del Parlament, que en la fórmula usada para la toma de posesión evitó citar la fidelidad al rey, a la Constitución y al Estatuto de Autonomía, figuras jurídicas a las que la presidencia autonómica debe lealtad, y preguntó a Puigdemont: “¿Promete cumplir lealmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat con fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña representado por el Parlament?”, a lo que Puigdemont respondió afirmativamente.
Así, en una ceremonia solemne en un palacio gótico de Barcelona, sede del gobierno catalán, el presidente saliente Artur Mas, un nacionalista convertido al independentismo, cedió el relevo a Puigdemont tras 5 años de mandato marcados por una escalada de tensión con Madrid.
Su renuncia a la reelección fue el precio a pagar para conformar una alianza entre las diferentes sensibilidades independentistas, desde los conservadores como Mas hasta la izquierda radical, que había obtenido una mayoría absoluta del parlamento catalán tras las elecciones regionales del 27 de septiembre.
Ahora Puigdemont, según lo pactado, tiene un mes para empezar a tramitar las leyes destinadas a crear una hacienda y una seguridad social catalanas. (I)