Las elecciones presidenciales y legislativas previstas para el próximo 19 de noviembre en Chile traerán grandes novedades y cambios, tanto en la manera en que eligen a sus autoridades, como los requisitos de los políticos para presentar sus candidaturas. Como parte de la nueva ley de fortalecimiento de la democracia, promulgada en abril de 2016, los partidos políticos deben constituir un nuevo padrón de militantes, el llamado “refichaje”, algo que tiene muy complicado a algunos conglomerados políticos, pero también a algunos candidatos a la Presidencia.

El refichaje establece que para constituirse como partido político se deben acreditar 18.512 militantes, como plazo máximo hasta el 14 de abril. Además, para no ser disueltos como partidos políticos, estos tienen que constituirse en al menos tres regiones del país que colinden geográficamente entre sí o bien ocho regiones discontinuas.

A eso se suma el hecho de que si algún partido pretende presentar un candidato a La Moneda, debe tener reconocimiento en todo el país o bien sumar 33.000 militantes.

De acuerdo al Servicio Electoral (Servel), actualmente en Chile hay 191.764 personas que militan en algún partido político. Sin embargo, se sospecha que desde comienzos de los 90 los partidos han ido “inflando” sus cifras.

Y es precisamente a eso que apunta este nuevo refichaje. Hasta ahora, el Partido Socialista (PS) de la presidenta Michelle Bachelet es el único que ya superó el mínimo que le impone la ley, al contar con 26.017 militantes. De todos modos, como ahora se requiere presencia en todo el territorio chileno, lo que le falta al PS es acreditar a un mínimo de 500 militantes en las regiones australes de Aysén y Magallanes.

Por ahora, el PS –que forma parte de la alianza oficialista Nueva Mayoría (ex Concertación)- tiene dos precandidatos presidenciales: el expresidente Ricardo Lagos (2000-2006), que además milita en el Partido Por la Democracia (PPD) y el ex secretario general de la OEA, José Miguel Insulza. A su vez, el PPD, que ya proclamó a Lagos como su candidato a La Moneda, hasta la semana pasada tenía inscritos a 7.460 militantes, es decir le faltaban prácticamente dos tercios para alcanzar la meta. Estas cifras corresponden a la última actualización del Servel del miércoles.

En cuanto al Partido Radical, que también forma parte de la Nueva Mayoría y que proclamó al senador por Antofagasta, el periodista Alejandro Guillier, como su abanderado a la Presidencia, alcanzaba a solo 7.195 militantes. Al mismo tiempo, la Democracia Cristiana, partido clave de la Nueva Mayoría y que el fin de semana proclamó a su presidenta Carolina Goic como precandidata presidencial, tenía 15.023 militantes. En cuanto al Partido Comunista, que también es parte del conglomerado de Bachelet, llevaba 11.919 militantes. Hasta ahora, todos estos partidos de Gobierno no han logrado ponerse de acuerdo sobre la carta presidencial que presentarán en noviembre. Así, no está del todo claro si se realizarán elecciones primarias.

El panorama en la oposición de derecha tampoco es tan alentador para sus propósitos. Renovación Nacional tenía 9.780 militantes, mientras que la Unión Demócrata Independiente (UDI) lograba 8.426. Ambos partidos integran la alianza Chile Vamos, que pretenden proclamar al expresidente Sebastián Piñera (2010-2014) como su abanderado, aunque también algunos sectores de derecha respaldan al senador Manuel José Ossandón.

Otro que pretende volver a postular a la Presidencia es el exdiputado y exsocialista Marco Enríquez-Ominami, conocido como ‘MEO’ y cuyo Partido Progresista ya superó los 18 mil adherentes. Aunque el candidato presidencial que presente la nueva mayoría tiene asegurada su presencia al sumar militantes como coalición, según el último registro del Servel, hasta ahora de los 120 diputados que conforman la Cámara Baja, solo 20 podrían optar a la reelección.

La otra gran novedad es que el nuevo sistema electoral -que puso fin a un método proporcional ideado por la dictadura de Pinochet- debutará en noviembre. En ese sentido, la cantidad de diputados pasará de 120 a 155, mientras que en el Senado se pasa de 38 a 50. La diferencia es que ahora el candidato de una lista parlamentaria que logre más votos no arrastrará a su compañero de lista, sino que ganarán quiénes logren la mayoría, independientemente si forman parte de la misma lista. (I)