Palestinos conmemoran la gran tragedia
Thaer Sharkawi nunca ha visto el lugar que considera su casa. Tiene 31 años y, como muchos otros palestinos, espera “volver” algún día, un sueño aparentemente inalcanzable.
Su casa, dice, es Kafr Ana, actualmente en Israel, a unos 50 km del campo de refugiados de Al Amari, en Cisjordania ocupada, donde nació y creció.
Kafr Ana dejó de existir hace décadas. Habitada, según las estimaciones, por casi 3 mil árabes y más de 200 judíos, la localidad se vació ante la ofensiva de la organización paramilitar judía Haganah durante la creación de Israel.
La proclamación de independencia de Israel, el 14 de mayo de 1948, es sinónimo de éxodo y de “catástrofe “ (”Nakba” en árabe) para los palestinos.
Thaer Sharkawi forma parte de los aproximadamente 5 millones de palestinos registrados como refugiados entre Líbano, Jordania, Siria, Cisjordania y Gaza.
La mayoría es descendiente de aquellos que se fueron en 1948, como los abuelos de Thaer Sharkami, y nunca han visto sus casas familiares, muchas de ellas destruidas. A pesar de ello, él habla con entusiasmo de los naranjales de los que se ocupaban sus antepasados y sabe que había una escuela para niñas y otra para niños.
Nabil, el padre de Thaer Sharkami, no teme una pérdida del vínculo entre la nueva generación y el pasado.
“Ahora, tenemos posibilidades (tecnológicas). Está sheij Google. Van y ven: ‘Aquí se hallaba Kufr Ana’. Google los ayuda a ver la tierra que es suya”, dice.
El “derecho al retorno”, la reivindicación de los palestinos de regresar a las tierras actualmente israelíes aún es uno de los temas más espinosos para una eventual paz israelí-palestina.
La tierra del escritor Amos Oz rechaza categóricamente este derecho. Aduce que permitir el retorno, aunque fuese a una parte de ellos, vendría a ser como proclamar su propio fin como Estado judío. Para los palestinos, renunciar a lo mismo es algo inaceptable porque el recuerdo del hogar se ha transmitido de generación en generación. (I)