Corea del Norte dio ayer un paso más en su persistente campaña de amenazas belicistas y llamó ayer a todos los extranjeros en Corea del Sur a abandonar el país. “Queremos que, en caso de desatarse una guerra, no les pase nada a los extranjeros en Corea del Sur”, afirmó una declaración emitida ayer por el Comité de Paz Asia-Pacífico en Pyongyang.

Un portavoz del comité, citado por los medios  norcoreanos, dijo que todas las organizaciones, empresas y turistas extranjeros deberían informarse sobre la presencia de refugios y preparar planes para su salida de Corea del Sur.

Corea del Norte acusó nuevamente a Estados Unidos y Corea del Sur de estar preparando una guerra nuclear y advirtió de que si se desata un conflicto bélico en la península coreana, realizará una “guerra de venganza despiadada”.

Círculos diplomáticos señalaron, sin embargo, que la situación en Corea del Sur no ha cambiado y ningún país ha considerado evacuar a sus ciudadanos.

La falta de reacción de los extranjeros coincide con el ambiente de tranquilidad, a pesar de las amenazas, en las calles de Corea del Sur, cuyos ciudadanos han observado todo tipo de crisis políticas y militares con el Norte en las últimas seis décadas.

La Casa Blanca calificó ayer estas amenazas de Pyongyang de “retórica inútil que no hará más que aumentar las tensiones”, según el portavoz de la presidencia estadounidense.

El almirante Samuel Locklea, jefe del Comando Asia-Pacífico, indicó que Estados Unidos solo interceptará un misil de Corea del Norte si constituye una amenaza para Washington o sus aliados.

Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, advirtió que la situación en Corea del Norte puede llegar a ser incontrolable tras reconocer que el nivel de tensión es muy peligroso.