El comienzo de 2017 no solo significa un nuevo año en Chile, sino que también marca el inicio de la recta final del mandato de Michelle Bachelet, quien dejará La Moneda en marzo de 2018. Sin embargo, como este será un año de campaña presidencial (elecciones están programadas para fin de año), la presidenta socialista ya prepara la transición, en lo que será prácticamente el último año de su gobierno de cuatro años.

En Chile no está contemplada la reelección inmediata, pero un presidente puede volver a postularse una vez que transcurra un período presidencial. De hecho, eso fue lo que ocurrió con Bachelet, cuyo primer gobierno se desarrolló entre 2006 y 2010. En 2013 ganó los comicios presidenciales y comenzó su segundo mandato no consecutivo en marzo de 2014.

Antes de regresar a la Presidencia, Bachelet ocupó la dirección ejecutiva en ONU Mujeres y la secretaría general adjunta de Naciones Unidas. Fueron los partidos políticos chilenos, agrupados en la Concertación, los que le pidieron que volviera a postularse en 2013 y finalmente Bachelet accedió. Pero en Chile ronda la sensación de que hubiera preferido quedarse en las Naciones Unidas.

Si bien Bachelet intentó llevar a cabo reformas estructurales, tanto en materia tributaria como educacional y política, se ha encontrado con una fuerte oposición de parte de sus propios aliados (Democracia Cristiana), mientras que ha perdido el masivo apoyo ciudadano que tenía cuando dejó La Moneda en marzo de 2010. En 2016, su respaldo no superó el 30% en las encuestas.

Los analistas coinciden en que el escándalo de corrupción protagonizado por su hijo Sebastián Dávalos y su esposa Natalia Compagnon al inicio de su segundo gobierno dañó su imagen.

En este contexto se entienden sus recientes declaraciones, en cuanto a que una vez que concluya su mandato, dejará la política. “Está absoluta y totalmente descartado continuar en la política chilena, desde el punto de vista de cargos de representación. Ya es suficiente”, dijo. (I)