Las próximas elecciones legislativas del 22 de octubre serán una prueba de fuego para el gobierno de Mauricio Macri. No solo porque un triunfo le daría impulso para buscar una eventual reelección en el 2019, sino porque además le abriría las puertas a nuevas y más profundas medidas de ajuste en medio de la severa crisis que vive.

Los distintos ministerios ya recibieron órdenes directas del mandatario para elaborar los planes previstos para la segunda etapa de su gobierno. Las áreas más observadas  son las laborales,  tributarias, previsionales, judiciales y políticas. Y el objetivo es claro: derrotar a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, candidata a senadora por el frente Unidad Ciudadana, para poder presentar al mundo la idea de que Argentina dejó definitivamente atrás el ‘pasado’.

En los pasillos de la Casa Rosada repiten que un triunfo en las elecciones –aunque sea por un solo voto- abrirá el grifo a las esperadas inversiones extranjeras, que Macri llama desde su asunción al poder en diciembre del 2015 y aún no fluye pese a sus promesas.

En el gobierno son optimistas. Se recuestan en la última encuesta de Management & Fit que le otorga al candidato a senador nacional de la alianza oficialista Cambiemos en la estratégica provincia de Buenos Aires, el ministro de Educación Esteban Bullrich, menos de un punto de ventaja sobre la exmandataria.

Según ese sondeo -el único de varios que le da al oficialismo una ventaja, aunque mínima-,  Bullrich tiene el 28,5% de las intenciones de voto, seguido de Kirchner con el 27,8%, en la práctica un virtual empate técnico. Más atrás se ubica el postulante de la alianza “1País”, el excandidato presidencial del Frente Renovador peronista Sergio Massa con el 24,1% de apoyo.

En el distrito bonaerense se dirimirá el triunfador de la contienda. Allí vota casi el 40% del padrón electoral y quien gane el territorio será vencedor más allá del resultado que se alcance en el resto del país.

Voceros oficialistas creen que Kirchner podrá picar en punta en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) previstas para agosto. Pero entienden que la expresidenta alcanzará allí su techo, mientras la alianza conservadora Cambiemos crecerá, incluso con el poder mediático del ‘miedo al pasado’, que caló hondo en sectores de clase media que llevaron a Macri a la presidencia y que son críticos tanto de su gestión como la del ‘kirchnerismo’.

Además, el oficialismo confía en la popularidad de su gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, respaldada por más de la mitad del electorado según las últimas encuestas. La funcionaria será la encargada de traicionar el último tramo de la campaña para apaciguar las críticas de la oposición a un modelo económico que ha pauperizado a las clases más débiles, aumentando la pobreza y el desempleo.

El plan de Macri es ambicioso. Quiere lanzar un plan de gobierno “para los próximos 20 años” en Argentina, según lo definió en un encuentro con empresarios chilenos en la Casa Rosada, sede de gobierno.

El proyecto, citado por el conservador diario La Nación, prevé una reforma tributaria, fiscal y previsional, una reforma política que incluye cambios en el financiamiento de campaña; cambios en la ley de Ética Pública, en los organismos de control y en el Poder Judicial.

Otro de los puntos a la vista es el llamado ‘costo laboral’, lo que en la práctica significaría una flexibilización de derechos de los trabajadores para abaratar gastos de los empresarios que inviertan en el país austral. El plan incluye una amplia reforma tributaria que elimine impuestos, aportes y contribuciones, incentivando contrataciones en blanco y multando a empresas que contraten a trabajadores ‘en negro’. En este punto, desde el gobierno no quieren hacer anuncios por temor a que esta ‘flexibilización’ le quite votos en la masa trabajadora.

La reforma previsional, según la oposición, podría llegar con el aumento de la edad jubilatoria. Incluso, desde hace tiempo, el ‘kirchnerismo’ viene denunciando planes para privatizar las jubilaciones como en los años 90. El sistema previsional volvió a manos del Estado en la última década.

Las reformas incluirán al sector judicial con cambios en el Consejo de la Magistratura y en los tiempos procesales de las sentencias, todo un combo político-económico y judicial para sentar las bases de una ‘nueva Argentina’. Neoliberal. (I)