La UE endurece su gestión de la inmigración ilegal
Los dirigentes de la Unión Europea decidieron en su cumbre endurecer las condiciones de acogida de los inmigrantes ilegales, para evitar una crisis diplomática en ciernes en la que varios países amenazaban con medidas unilaterales.
El endurecimiento de la política de acogida de esos inmigrantes ha terminado imponiéndose a cambio de un esfuerzo solidario en favor de Italia y Grecia, dos países sumergidos por el fenómeno de la inmigración clandestina.
Según la agencia de la Organización de Naciones Unidas para los refugiados, ACNUR, unos 120.000 han llegado a las costas europeas desde principios de año, en su mayoría desde Libia o Turquía y huyendo de conflictos y de la pobreza en África y Oriente Medio.
La Comisión Europea quería inicialmente repartir entre los 28 países miembros de la UE a 40.000 solicitantes de asilo llegados a Grecia e Italia, según un sistema de cuotas obligatorias.
Este esfuerzo debía completarse con la acogida de 20.000 refugiados de Siria y Eritrea, alojados en campamentos gestionados por ACNUR.
Sin embargo, "el jueves durante la cumbre la política se impuso a la compasión", lamentó un participante. Los dirigentes europeos se negaron en redondo a aceptar el sistema de cuotas, y algunos reclamaron que se precisara que los esfuerzos de acogida serían solamente "voluntarios".
Los debates se volvieron entonces virulentos. "Hubo momentos de tensión bastante legítimos", indicó el presidente francés, François Hollande.
"Si ustedes quieren una base voluntaria, si ésa es su idea de Europa, entonces quédensela. Nos arreglaremos solos", lanzó furioso el primer ministro italiano Matteo Renzi, de acuerdo con lo relatado por uno de los participantes.
Renzi se felicitó de que "la palabra voluntaria no esté en las conclusiones" de la cumbre, pero el resultado no deja de ser decepcionante, ya que tampoco obliga a nada a los Estados. El reparto de los 40.000 demandantes de asilo, así pues, no fue cifrado.
"Europa no está a la altura de las ambiciones que reclama", lamentó el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
La organización no gubernamental Avaaz, promotora de una campaña europea para ayudar a los refugiados, lamentó "un fracaso humanitario".
En Francia
Como parte de la lucha contra la inmigración ilegal, Francia pidió un mecanismo sólido para distinguir a quienes tienen derecho al asilo de aquellos que no pueden aspirar al mismo.
"Hay que poder acoger, registrar, hacer una distinción", argumentó Hollande.
Los campos creados a este efecto en Italia y Grecia desempeñarán esa misión. Financiados y gestionados por la UE con "agentes" destacados por los Estados miembros, permitirán "operar una selección entre quienes pueden beneficiarse del asilo y quienes deben ser expulsados", según Bernard Cazeneuve, ministro francés del Interior.
Una vez hecha la distinción, los que no tengan derecho al asilo deberán ser expulsados de forma acelerada, pidieron los dirigentes europeos.
"Estoy molesto" por este endurecimiento de la política migratoria europea, confió a la AFP el presidente del Parlamento europeo, el socialdemócrata alemán Martin Schulz, abogado de "un derecho a la inmigración, como en Estados Unidos y Canadá".
La cuestión de la selección es un problema también para Renzi, según confió un funcionario europeo. El papa Francisco tomó la delantera afirmando que todos los migrantes deben ser acogidos y protegidos, y esa posición ha terminado imponiéndose en Italia.
Los dirigentes europeos temían que ante el desacuerdo sobre acogida y expulsiones se multiplicaran las medidas unilaterales.
Italia amenazó con dejar pasar a todos los migrantes sin identificarlos, y Hungría con suspender un reglamento sobre el derecho de asilo. En caso de llevarse a la práctica, estas amenazas harían peligrar seriamente el espacio Schengen de libre circulación en Europa. (I)