Puede escribir, textos, crear imágenes, videos e incluso música, la inteligencia artificial es cada vez más usada por los usuarios para resolver tareas cotidianas. En ese sentido, varios gobiernos ven la necesidad de establecer regulaciones a corto plazo.

Por ejemplo, la Unión Europea ya ha dado los primeros pasos para controlar este tipo de software. En 2021, su Comisión encargada de emitir leyes en todos sus territorios miembros, elaboró una propuesta que consiste en crear una “pirámide de riesgos”.

Esta herramienta ubica los más pequeños en la base y aquellos que son inaceptables en la parte superior. Estos son: Riesgo mínimo (o nulo), riesgo limitado, alto riesgo y riesgo inaceptable. Cada tipo de inteligencia artificial que sea catalogada en alguna de estas secciones de la pirámide tendrán que cumplir requisitos previos antes de ser comercializada o de libre acceso en los países miembros de la Unión Europea.

Según la Comisión Europea, la regulación de esta tecnología es necesaria para “evitar resultados no deseados” pese a que también se reconoce que la mayoría de estos sistemas no presentan demasiados riesgos.