Más de un cuarto de los muertos son niños
La ofensiva en Gaza lleva más de una semana (Galería)
Jerusalén
Israel siguió bombardeando ayer la Franja de Gaza, pero sin lanzar una nueva intervención terrestre, en el séptimo día de una ofensiva destinada a neutralizar el lanzamiento de cohetes por el movimiento islamista palestino Hamás.
Los últimos bombardeos tuvieron por blanco bases de las brigadas Ezzedin al Qasam, el brazo militar de Hamás y edificios en varias ciudades.
Desde el inicio de la operación ‘Protective Edge’ (Barrera Protectora), murieron 184 palestinos, un 77% de ellos son civiles, y más de mil resultaron heridos, según fuentes médicas palestinas.
Los ataques del lunes dejaron 4 muertos y una quinta persona falleció al no poder sobreponerse a sus heridas producidas en un bombardeo anterior, informaron las fuentes estatales de Palestina.
En Beit Lahiya (norte de la Franja de Gaza), muchas familias que abandonaron sus casas el domingo por temor a bombardeos anunciados por Israel regresaron ayer a sus hogares.
Según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Medio (Unrwa), unas 17.000 personas encontraron refugio en las escuelas que gestiona en el terreno. “Más de un cuarto de los muertos son niños”, indicó en Gaza el jefe de la Unrwa, Pierre Krahenbuhl, quien lamentó que gran parte de las víctimas de los bombardeos israelíes son mujeres y niños.
La acogida en las escuelas es difícil. “Hay poca agua, poca comida y los niños no tienen nada que hacer. Dormimos en la tierra”, explicó Rebah, una refugiada de 27 años procedente de Beit Lahiya.
Por su parte, Israel informó ayer que derribó un avión no tripulado de Gaza, en el primer reporte del despliegue de una nave no tripulada por parte de milicianos de palestinos.
Hamás dijo que su brazo armado había enviado varios aviones no tripulados para efectuar misiones especiales dentro de Israel, un desarrollo que, de confirmarse, supondría un paso adelante en la sofisticación de su arsenal.
El Ejército israelí dijo que el avión no tripulado o ‘drone’ fue interceptado cerca del puerto de Ashdod por un misil Patriot de fabricación estadounidense, utilizado por Israel contra los misiles Scud iraquíes en la Guerra del Golfo de 1991.
El portavoz militar israelí Arye Shalicar señaló que no está claro de qué modelo de drone se trataba, si uno contrabandeado desde Irán o de fabricación propia. “En este caso no sabemos de dónde procede”.
Bombardeos, una seguridad sostenible según Netanyahu
Tel Aviv aún no se decide a lanzar una nueva agresión terrestre sobre la franja, tras una primera incursión para atacar un puesto de lanzamiento de cohetes.
El gabinete de seguridad del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, decidió la noche del domingo dejar en espera la nueva operación hasta ver cómo evolucionan los acontecimientos en los próximos días, según informó el diario israelí Yediot Aharonot. “Los ministros no autorizaron aún al Ejército a entrar por tierra en Gaza y el permiso está pendiente de los acontecimientos”, recogieron ayer medios locales.
El primer ministro israelí prometió golpear a Hamás con más intensidad, y acusó al movimiento islamista de utilizar a la población como escudo humano.
Netanyahu también se comprometió a continuar con los bombardeos, ya que ha logrado una “seguridad sostenible” para su pueblo.
Mientras, la Liga Árabe pidió a la comunidad internacional, mediante la publicación de un informe, que actúe con rapidez para poner fin a la ofensiva israelí. El documento pide la adopción de las medidas necesarias para poner fin a los bombardeos. Por su parte, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, ha enviado una carta al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, solicitando la inclusión oficial de Palestina “en el marco del sistema de protección internacional de las Naciones Unidas”.
Esta nueva espiral de violencia se ha desencadenado tras el secuestro y asesinato en junio de tres estudiantes israelíes en Cisjordania, matanza que Israel atribuye a Hamás, que vino seguida por el asesinato de un niño palestino quemado en Jerusalén por extremistas judíos.
Se trata del conflicto más sangriento desde la ofensiva de noviembre de 2012 que tenía como objetivo detener los ataques con cohetes desde Gaza.