Desde 2015 la inmigración de ciudadanos haitianos ha aumentado de manera considerable en Chile y su presencia se ha hecho evidente ante la ausencia de ciudadanos afrodescendientes en el país.  

La creciente comunidad haitiana, que a diario enfrenta la barrera del idioma, trabaja principalmente en el sector de servicios y no ha pasado inadvertida: mientras muchos chilenos se alegran por el intercambio cultural, otros se oponen, en ocasiones por mero prejuicio o simplemente porque están en contra de la inmigración.

Sin embargo, hasta ahora, tanto chilenos como haitianos –unos 60.000 según las últimas estimaciones- convivieron sin mayores problemas, a pesar de que muchos no hablan español sino creole. Pero el fin de semana el fallecimiento de una haitiana acusada de supuestamente haber abandonado a su hija de 3 meses encendió una controversia y puso al descubierto los tratos degradantes y contra todo derecho humano de parte de algunos chilenos, incluso de autoridades.

El caso en cuestión se remite al 30 de agosto pasado, cuando la ciudadana haitiana Joane Florvil, de 28 años, fue detenida por efectivos de Carabineros (policía chilena) en la Oficina de Protección de Derechos en Lo Prado, uno de los barrios más populares en la periferia de Santiago. Ese día, Florvil acudió a esa oficina después de que un ciudadano chileno le ofreció trabajo a ella y a su esposo, también haitiano.

Sin embargo, lo que en un comienzo era una supuesta oferta laboral, terminó siendo un engaño. Así, a la mujer le robaron sus pertenencias y documentos. Para intentar recuperar sus cosas Florvil dejó a su recién nacida al cuidado de un guardia del lugar.  Al parecer la mujer se perdió en el edificio y fue en ese momento en que carabineros acudieron al lugar, ante la denuncia de que Joane supuestamente abandonó a su hija.

Confusión y muerte

La versión de los familiares de Joane y también de su esposo -que no habla español- es que todo fue una confusión y que la mujer no abandonó a su hija. Pasó que cuando la policía la detuvo, Florvil se desesperó y como no habla el idioma, no pudo explicar lo que le ocurría. El problema fue que los agentes no le comunicaron la causa y tampoco buscaron un intérprete.

Poco después, la joven haitiana fue llevada al calabozo de la 48° Comisaría de Carabineros, donde en su desesperación por el arresto y por no tener acceso a su hija, comenzó a darse fuertes golpes en la cabeza. Producto de aquello, la policía la esposó y le colocaron un casco para que no se siguiera golpeando, pero ya era tarde. Esto, porque las heridas que se autoinfligió fueron de tal nivel que tuvo que ser llevada de urgencia a un hospital público.

La situación de Joane Florvil se agravó con el correr de los días, por lo que fue internada en el Hospital Clínico de la Universidad Católica, que el fin de semana informó sobre su muerte. La inmigrante falleció a causa de una falla multisistémica. El hecho encendió una controversia y hasta el gobierno intervino.

Poco después de que el caso de esta mujer saliera a la luz pública, se realizó una manifestación ciudadana en apoyo a los inmigrantes haitianos y también para denunciar los supuestos abusos. Hasta ahora, la pequeña hija de Florvil, ya de 4 meses, permanece en un centro de cuidados del Servicio Nacional de Menores (Sename).

“Ha habido una cadena de prejuicios, un sesgado proceder, la ausencia de una indagación sujeta a derechos humanos, así como de un debido proceso, coronada además con informaciones de prensa torcidas sobre los hechos”, afirmó el Movimiento de Acción Migrantes.

Wilfrid Fidele, pareja de la inmigrante haitiana fallecida, lucha por la custodia de su hija. Al no tener sus documentos, que le habrían sido robados junto con el de su pareja, no ha podido acceder a la custodia de la menor de edad.

La fiscalía ya abrió una investigación para aclarar lo ocurrido.

En Chile viven unos 500.000 inmigrantes. En la mitad de este año ingresaron 44.000 haitianos. (I)

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70 sirios llegarán la próxima semana y serán reinstalados en comunas chilenas

El gobierno chileno confirmó ayer que en los próximos días llegarán al país 70 sirios que están refugiados en Líbano en el marco de un programa de reasentamiento para familias de víctimas del conflicto armado en Siria, apoyado por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Los refugiados sirios, 15 familias conformadas por 36 adultos y 34 niños, arribarán a Chile el próximo jueves y son el primer grupo de un total de 120 afectados por la violencia en Siria que serán acogidos sobre la base del Programa de Reasentamiento de Refugiados Sirios, anunciado por la presidenta Michelle Bachelet hace dos años.

La llegada estas familias “presenta un desafío para la sociedad chilena, para mostrar la solidaridad de los chilenos que le tienden una mano a un pueblo que ha sufrido una cruenta guerra civil”, dijo Alfredo del Río, coordinador del programa, en un comunicado oficial.

Los sirios serán reinstalados en las comunas de Macul (Santiago) y Villa Alemana (zona central de Chile) y para su inserción recibirán clases de español, se les ayudará a legalizar sus documentos migratorios, conseguir un trabajo y colegio para los niños, todo bajo la tutela de la Acnur y la Vicaría Pastoral de la Iglesia católica. (I)