En un punto muerto y a un paso de generar un descalabro en la economía chilena. Esa es la situación en que se encuentra la huelga iniciada el 9 de febrero pasado en la empresa Minera Escondida, la mina de cobre que más produce en el mundo, cuyos 2.500 trabajadores (de 4.500) reclaman mejoras salariales.

La paralización cumplirá hoy un mes, día que será un hito ya que en esa jornada expirará un plazo autoimpuesto por la administración de la minera para evaluar la producción. En vez de encontrarse en un diálogo, ambas partes parecen alejarse de una solución. Mientras la empresa se comprometió a que durante los primeros 30 días de huelga no reemplazaría a sus trabajadores, estos advirtieron que la paralización podría durar el doble, es decir, 60 días.

La huelga es la más extensa desde 2006 y una de las más controvertidas en la historia de Chile. La Escondida se ubica 170 kilómetros al sureste de la ciudad de Antofagasta, en el norte de Chile, en pleno desierto de Atacama, el más árido del planeta. Esta minera produce 679.000 toneladas de concentrado de cobre y 312.000 toneladas de cátodos de cobre. Esto equivale al 5% de la producción planetaria.

La huelga provocó una caída del 12% de la producción de cobre en febrero. Pero los economistas advirtieron que producto de esto el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) de febrero podría contraerse entre el 1,5% y 2%. En ese sentido, el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, dijo el miércoles que la huelga “tiene efectos notorios en todas las cifras económicas. Tenemos que ser cuidadosos en cómo interactuamos con este conflicto”.

Carlos Allende, portavoz del sindicato número uno de la Minera Escondida, dijo que “nosotros tomamos la decisión con los trabajadores de estar en huelga el tiempo que fuera necesario”.

La última gran huelga en Chile se registró en 2006, cuando la minera controlada por BHP Billiton estuvo paralizada durante 25 jornadas. De acuerdo con estimación de FX One, el costo de la actual huelga se aproxima a $ 550 millones. BHP Billiton, compañía anglo australiana y accionista mayoritaria de este yacimiento, señaló que está preparada para un escenario de una huelga que se prolongue más de un mes. Además, anunció días atrás los beneficios de $ 3.200 millones en el segundo semestre del año pasado.

Los trabajadores, que pernoctan en un campamento improvisado a un kilómetro del yacimiento, exigen un bono de fin de conflicto de $ 40.000, un aumento salarial de 7%, además del mantenimiento de los beneficios de la última negociación colectiva de 2013 -como los tiempos de descanso- y rechazan que esos beneficios no sean extensivos para los nuevos contratos. El contrato colectivo expiró el pasado 31 de enero.

Los trabajadores mineros se mantienen gracias a préstamos y créditos, además de un fondo común. También, un reciente fallo judicial los benefició ya que obligó a La Escondida a pagar a sus trabajadores las gratificaciones correspondientes a marzo.

Mientras la huelga se aproxima a su primer mes, la tensión aumenta. El martes, el vicepresidente de Asuntos Corporativos de la Escondida, Patricio Vilaplana, señaló que el sindicato 1 detuvo a 40 trabajadores contra su voluntad. Así, interpusieron un recurso judicial.

Según el diario La Tercera de Chile, una vez que se cumplan los 30 días de huelga, la empresa está dispuesta a retomar sus faenas con trabajadores contratistas. Para ello necesita al menos 500.

Pero no será nada fácil, ni sencillo, ya que se teme que eso pueda originar cortes de ruta, hechos de violencia y un ambiente que haga más difícil regresar a la mesa de negociaciones.

De todos modos, tampoco se descarta una oferta de último minuto por parte de la compañía, aunque para que se resuelva tendría que estar de acuerdo el sindicato. (I)