La derecha avanza en América Latina. La coyuntura de expansión económica y apogeo de las exportaciones que consolidó el período de los gobiernos progresistas de la región a comienzos del siglo XXI ha cambiado, y esto se ha visto previamente en las elecciones de Brasil en 2014, Venezuela en 2013 y ahora en esta primera vuelta en la Argentina.

La cuestión se repite en la historia de América Latina, y también ocurrió durante la etapa de los gobiernos “populistas clásicos” de Juan Perón y Getulio Vargas. Cuando el período de expansión y distribución económica se agotó, estos procesos entraron en una fase de debilidad, siendo reemplazados por opciones de derecha.

Sin embargo, para una mejor comprensión de las elecciones presidenciales en Argentina, otras consideraciones son necesarias. El resultado de las elecciones en la primera vuelta brinda mejores posibilidades a Mauricio Macri, el candidato de la coalición conservadora (PRO-UCR), que a Daniel Scioli, del Frente para la Victoria (FPV), y esta situación supone una derrota para el kirchnerismo en su conjunto.

Las condiciones para la victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2011, en las cuales el kirchnerismo había triunfado con un 54% de los votos, se han diluido. El kirchnerismo estaba seguro de que la elección de un candidato de alta popularidad pero con una gestión cuestionable en Provincia de Buenos Aires, como Daniel Scioli, bastaría para ganar cómodamente, como las encuestas de opinión profetizaban. Contrariamente a esto, pesaron las acusaciones de corrupción contra el gobierno de Cristina, el caso de la muerte del fiscal Nisman, y la elección para el gobierno de la provincia de Buenos Aires de un candidato peronista que ha sido la espada discursiva del kirchnerismo, con varias acusaciones y una comunicación cuestionable e imagen negativa hacia el electorado. Otra cuestión relevante que ha contribuido a los resultados del domingo fueron las contradicciones en la gestión de la campaña oficialista entre los más vinculados al legado de Cristina y las visiones peronistas más tradicionales vinculadas a Scioli.

La candidata del Pro para la Provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, construyó una frontera que la oponía al peronismo tradicional -que gobierna la provincia desde 1987- desde la cuestión de género, con la historia de una joven mujer, una especie de self-made-women, que se enfrenta a los aparatos y  hombres tradicionales del poder peronista. Esto a nivel de marketing político fue muy eficaz, por lo que se debe reconocer la capacidad del ecuatoriano Jaime Durán Barba, quien construyó esta visión de que el Pro representaría la “nueva política”, estableciendo una diferenciación con el peronismo tradicional que buscaba representar Massa, al mismo tiempo que Macri prometía la preservación de las políticas sociales del kirchnerismo, como también han hecho las oposiciones a los gobiernos progresistas de Brasil y Venezuela con Aecio y Capriles.

Por lo tanto, se presenta difícil la segunda vuelta para el kirchnerismo, con una tendencia que favorece a Macri, ya que su derrota por dos puntos, por cómo venía el escenario hasta el momento, se transforma en una victoria parcial. El candidato de Cambiemos (PRO-UCR) tendrá una cobertura mediática favorable y tiene las posibilidades de adhesión del tercer candidato de la elección, Sergio Massa.

Scioli deberá hablar directamente y hacer propuestas para las clases medias que votaron en contra del gobierno nacional y de su legado en grandes proporciones. Tendrá que hacer un discurso más abierto para buscar a los votantes independientes, ya que esta nueva elección será una disputa con el candidato del Pro por la conquista de los votos que residen en el centro político. La adopción de un discurso más abierto puede dar más competitividad para esta segunda vuelta al candidato del Frente para la Victoria. (O)