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La integración regional camina entre paradojas

La integración regional camina entre paradojas
Foto: Internet / Wikipedia
24 de febrero de 2019 - 00:00 - Redacción Reporte Mundial

Hace 62 años se firmó en Roma el tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea (CEE), que abría el camino de una integración regional en otras zonas.

América Latina fue una de las primeras regiones en sumarse al fenómeno; pero fue incapaz de desarrollar un proyecto integracionista.

Elena Jiménez, en su artículo Latinoamérica, una integración a la deriva, explica que desde los 60 suman más de 15 intentos de integración.

Según Jiménez, la situación que atraviesa la región, derivada de cambios de Gobierno o crisis económica, modificó las relaciones de Latinoamérica con el resto del mundo. “Se debilitó la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), hay un viraje económico del Mercado Común del Sur (Mercosur) y se reformuló el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)”, insiste.

Regionalismo cerrado y abierto

La primera oleada de integracionismo fue por motivos económicos. Se creó un mercado común que diera trato preferente a sus productos, es decir, un regionalismo cerrado para protegerse del exterior y apostar por el comercio intrarregional.

Así nace la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc) en 1960, con México y Sudamérica (excepto las Guayanas). Esta proponía una zona de libre comercio que debía consolidarse 12 años después, tras la eliminación progresiva de las barreras comerciales. Pero los estados miembros no abandonaron el proteccionismo, lo que extinguió la organización luego de 20 años.

En 1960 se creaba el Mercado Común Centroamericano (MCCA) con Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá; y en 1969, el Pacto Andino, conformado por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.

Con el segundo se inicia el hábito de fragmentar los procesos de integración. El resultado era un solapamiento de competencias de una y otra organización y una complejidad burocrática que hacía lenta la aplicación de medidas.

La Alalc, actual Aladi (Asociación Latinoamericana de Integración), se reformó aunque tampoco superó el proteccionismo, mientras la Comunidad Andina, antes Pacto Andino, se adaptó al triunfo del neoliberalismo.

El regionalismo abierto se fragua a finales del 80 en la post-Guerra Fría y el triunfo del neoliberalismo; se pretendió abrir sus economías sin perder competencias.

México y Chile se desligaron de la región: el primero firma el TLCAN con Estados Unidos y Canadá, en 1992, y el segundo opta por tratados de libre comercio bilateral.

Hay un precedente en la Comunidad del Caribe y Mercado Común (Caricom), fundada en 1973. Y surgen el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) en 1993 y la Comunidad Andina de Naciones (CAN) en 1996.

Mercosur se forma en 1993 con Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay para impulsar el desarrollo económico y comercial con productos internos, pero no encaja con los rasgos del regionalismo cerrado, pues suscribe tratados con terceros.

Mercosur se presentó en su momento como una de las iniciativas más sólidas y se adaptó a los distintos cambios de gobierno; pero cae por su incapacidad de sumar más países.

De la economía a la política

A partir de 2005, la tendencia neoliberal deja paso a una integración más favorable a la cooperación política. Estados Unidos miraba cada vez más a Oriente Próximo y menos a América Latina.

La llegada de dirigentes progresistas a la mayor parte de los gobiernos se hizo más palpable en Sudamérica. Surgieron dos organismos: Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

La primera se erigió con el liderazgo de la Venezuela de Chávez y fue un foro para los que no aceptaban la hegemonía de Estados Unidos. La segunda, conducida por Brasil, favoreció la conformación de una nueva unidad subregional que trataría de construir una identidad común al estilo europeo.

Hoy, tanto Alba como Unasur están en inactividad. Parece intuirse el fin del ciclo progresista, debido a los cambios de Gobierno.

En 2011 se conformaba la Alianza del Pacífico, con la intención de Chile, Colombia, México y Perú de retornar al libre comercio.

Retos y obstáculos

Los factores del fracaso regional latinoamericano son múltiples. Al proteccionismo comercial de los primeros años se suma el nacionalismo: la mayoría de Estados latinoamericanos son reacios a ceder o compartir sus competencias.

Los cambios de ciclo político, la vulnerabilidad de la región a la coyuntura internacional o las pugnas por el liderazgo regional han dado lugar a muchas Américas Latinas con la fragmentación de las iniciativas de integración.

Hoy es evidente un nuevo cambio de ciclo político. Los gobiernos progresistas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia o Ecuador han dejado paso a gobiernos conservadores.

En Europa, el regionalismo y el multilateralismo atraviesan una crisis que se evidencia con el Brexit, el ascenso de Trump o el auge de la ultraderecha.

Los dirigentes de Argentina, Colombia, Chile o Ecuador apuestan por una reformulación neoliberal de los organismos; México pierde poder con la renegociación del TLCAN y Venezuela y Bolivia ven cómo la Alba y la Unasur se queda en el olvido.

Es imposible prever el futuro regional, aunque el consenso que parecían alcanzar a principios del año 2000 se rompió y la multiplicidad de organizaciones complicael desarrollo de un proyecto integracionista. (I)

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