Hamás e Israel negocian pacto de entendimiento
La escalada más grave de la guerra en Gaza desde 2014 finalizó ayer con la vigencia de un frágil alto el fuego por parte de las facciones armadas palestinas e Israel.
La medida se tomó después de mutuos ataques con disparos, misiles, bombas y proyectiles que reportan un balance mortal de 25 palestinos y cuatro israelíes.
El enfrentamiento se produjo también en medio de negociaciones entre el gobierno de Israel y Hamás sobre un acuerdo en el que el primero se comprometió a aliviar las restricciones a Gaza a cambio de calma.
En los últimos meses Egipto, las Naciones Unidas y Catar han mediado en negociaciones indirectas para consolidar un pacto de calma que contenga una situación altamente volátil con intensos picos de violencia.
Israel, que considera a Hamás un grupo terrorista, no confirma ni desmiente las conversaciones.
Según los líderes de Hamás, los únicos que se pronunciaron oficialmente sobre el tema, uno de los objetivos del acuerdo es aliviar el bloqueo que impuso Israel en 2007 cuando el movimiento islamista tomó el control del enclave y que afectó el desarrollo para sus dos millones de residentes.
A pesar de la abierta animadversión entre ambos, los dos parecen avanzar hacia un pacto “no político, en absoluto, sino de entendimiento”, como insistió el jefe del buró político de Hamás, Islamil Haniye.
“Hamás está comprometido en implementar los acuerdos si la ocupación israelí lo hace”, señala el veterano líder de Hamás Suhail al Hindi, quien destaca los avances hasta ahora.
De momento, Israel amplió a principios de abril y por primera vez el área de pesca permitida hasta las 15 millas náuticas, una cifra que no se alcanzaba desde comienzos de 2000.
También el sector industrial mejoró con la importación de más materias primas que Israel autorizó, así como la entrada de combustible y dinero catarí para hacer frente al déficit de electricidad, solo disponible durante seis horas diarias.
Además, el pacto busca garantizar una calma a largo plazo y desactivar la inestabilidad que provoca la llamada Gran Marcha del Retorno, protestas en la valla que comenzaron en marzo de 2018 y en la que han muerto más de 200 palestinos.
El año anterior se registraron hasta ocho picos de violencia con bombardeos de represalia de la aviación israelí que hicieron temer una nueva operación militar como las tres que vivió el enclave (2014, 2012, 2008/2009).
Aunque Hamás y los líderes de otras facciones han subrayado que las protestas seguirán hasta que cumplan sus objetivos, analistas y expertos coinciden en que si la situación sobre el terreno mejora notablemente, las protestas “pararán”.
Cierre de frontera
El cierre intermitente de la frontera con Egipto y las luchas intestinas con el partido nacionalista Al Fatah, que gobierna Cisjordania, agravan el bloqueo israelí y hoy el 90% de los habitantes dependen de algún tipo de asistencia humanitaria y el paro juvenil alcanza el 70%.
“Creo que hay partes del acuerdo que fueron implementadas inmediatamente y hay otras que llevarán más tiempo”, explica el analista y activista Mohamad Ibrahim.
En su opinión, Israel “retrasa la implementación de algunas partes para presionar a los palestinos a que acepten el próximo ‘Acuerdo del Siglo’”, que se espera sea presentado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, después del mes sagrado musulmán del Ramadán, a pesar de que los palestinos no han participado en su elaboración.
En tanto el primer ministro, Benjamín Netanyahu, mantiene negociaciones para conformar un nuevo gobierno luego de ganar las elecciones del 9 de abril. (I)