En cumbre del clima se acuerda extender el Protocolo de Kioto
Durban.-
La XVII Cumbre de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP17) aprobó ayer extender el Protocolo de Kioto después de 2012 y fijar una hoja de ruta para un acuerdo global en 2015 de reducción de gases de efecto invernadero.
El objetivo es que este pacto, cuya naturaleza jurídica exacta debe ser todavía discutida, entre en vigor hacia 2020. El acuerdo fue aprobado después de dos semanas de arduas conversaciones y una negociación maratoniana in extremis que obligó a prorrogar la cumbre en más de 24 horas. El paquete también incluye la puesta en marcha del Fondo Verde para el Clima, acordado en Cancún (México), que debe ayudar a los países en desarrollo a hacer frente a los estragos del cambio climático.
La secretaria de la ONU para el cambio climático, Christiana Figueres, calificó el pacto como extraordinario y aseguró que abre “una nueva fase en el régimen climático”. La próxima cita climática se celebrará en Catar.
Pero la Unión Europea, que puso todo su peso para conseguir un acuerdo jurídicamente vinculante, debió contentarse al término de esta reunión -oscurecida por la crisis del euro- con un texto que deja abierta la cuestión del carácter obligatorio del futuro pacto climático.
La presidenta de la COP17, la ministra sudafricana Maite Nkoana-Mashabane, expresó en una intervención ante el plenario que el borrador de acuerdo cumple todos los requisitos de un paquete de compromiso para lograr un resultado importante en Durban, aunque admitió que no es perfecto, porque lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Los delegados también llegaron a un acuerdo para prolongar más allá de 2012 el Protocolo de Kioto. El próximo año se definirá si es hasta 2017 o 2020. La decisión sobre el futuro del Protocolo, el único instrumento jurídico vinculante que limite las emisiones de gases de efecto invernadero de la mayoría de países industrializados, era uno de los puntos clave de la cumbre sobre el clima sudafricana.
Aunque los acuerdos alcanzados han sido criticados por muchos países en desarrollo por su falta de ambición a la hora de aprobar nuevas reducciones de emisiones, su objetivo es mantener la subida de temperaturas a menos de 2 grados con respecto a la era preindustrial para finales de este siglo.
Greenpeace criticó duramente a la cumbre y la calificó de “fracaso”, a la vez que aseguró que los gobiernos que participaron en ella deberían sentirse avergonzados.
En un comunicado hecho público en su página web, Greenpeace aseguró que los gobiernos han elegido escuchar a los contaminadores por encima de la gente.
“Han fracasado en el refuerzo de medidas anteriores de protección del clima y se han mantenido al margen de nuevas normas globales para luchar contra el cambio climático”, agregó el comunicado de Greenpeace.