Rochus Misch, guardaespaldas, mensajero y telefonista de Adolfo Hitler, murió a causa de un ataque cardiaco, a los 96 años, en Berlín, y con él desaparece la última persona que fue testigo del suicidio del dictador y de su esposa, Eva Braun, en su búnker de la capital alemana.

En los últimos años la comunicación con él era difícil debido a su avanzada edad, pero en 2009 aún concedió una entrevista a la revista alemana “P.M History”, en la que ratificaba su fidelidad al “Fürher” como soldado, aunque condenaba los “terribles y crueles” crímenes contra la humanidad del nazismo.

Misch, pintor de brocha gorda, ingresó joven en las SS. A los 27 años fue uno de los últimos en abandonar, el 2 de mayo de 1945, el búnker del Fuhrer, en medio de un Berlín en ruinas que terminaba de conquistar el Ejército Rojo. Por ello fue uno de los pocos que vio el cuerpo de Hitler después de su suicidio.

“Hitler, sentado en una butaca, estaba echado sobre su mesa y Eva Braun yacía a su lado. Los vi con mis propios ojos”, declaró Misch en 2005 a la AFP en una entrevista.

Tras la muerte de Hitler, Misch fue capturado por las tropas soviéticas y pasó nueve años en una prisión rusa, hasta que regresó a Berlín en 1953 y volvió a su antiguo oficio de pintor.

Misch jamás tomó distancias con el nacional-socialismo y seguía describiendo a Hitler, a cuyo servicio estuvo desde 1940, como alguien “amable” y “gentil”.(EFE/AFP)