Ecologistas y antiglobalización protestan contra el G7
Varias organizaciones ecologistas y antiglobalización intentaban hacerse escuchar este viernes por los líderes de las grandes potencias del G7, desde las playas y plazas de las afueras de Taormina, para pedir respuestas sobre el clima y las migraciones.
Antes de la gran manifestación convocada para el sábado con el lema "NO G7", colectivos antiglobalización y asociaciones ecologistas han desplegado carteles y pancartas fuera de la impenetrable zona roja donde se reúnen los líderes de Estados Unidos, Alemania, Francia, Canadá, Italia, Reino Unido y Japón.
En la playa frente a Giardini Naxos, en el paseo marítimo de la siciliana Taormina, la organización ecologista Greenpeace enterró en la arena una reproducción de la estatua de la Libertad, de cuatro metros de altura, con un chaleco salvavidas, para recordar el peligro que corre el planeta por el cambio climático y el aumento del nivel del mar.
"Tratamos de enviar un mensaje simple a los líderes del mundo para que respeten los compromisos adquiridos hace dos años en la cumbre sobre el clima de París", explicó a la AFP Luca Iacoboni, representante de Greenpeace en Italia.
"Si Estados Unidos no respeta esos compromisos, hacemos un llamado a los otros países para que sí lo respeten, porque la respuesta del mundo a la política de Donald Trump de 'primero Estados Unidos' debe ser 'primero el planeta'", añadió.
Trump, que durante la campaña electoral prometió romper el histórico pacto mundial logrado en París para reducir las emisiones de carbono, ha aplazado por ahora su decisión de ratificarlo o no.
Una batalla perdida
Un poco más lejos, en otra plaza, los activistas antiglobalización intentaban organizarse.
"No nos hacemos ilusiones, la lucha está perdida, la mayoría de los medios de comunicación tienen sus antenas dirigidas hacia la cima de la roca", dice Gianfranco Crua, presidente de la asociación "Caravana Migrantes", indicando el casco histórico de Taormina, a unos 200 metros de altura, donde se reúnen los líderes.
Defensor de una política que garantice una acogida digna a los migrantes en Italia, Crua pide una respuesta global a ese fenómeno que afecta a Italia, y en particular a Sicilia, primer puerto de entrada de los migrantes que atraviesan en barcazas el Mediterráneo huyendo de guerras y del hambre.
Para Crua, el proyecto de construir murallas, como se ha hecho entre México y Estados Unidos, es inútil.
"El número de inmigrantes ha aumentado desde entonces", comenta al referirse a la valla de seguridad construida por Estados Unidos desde 1994 para impedir la inmigración ilegal y que Trump quiere extender.
"En México, el crimen organizado se ha apoderado del tráfico ilícito de migrantes y esto es también lo que está sucediendo en Italia. Las mismas causas producen los mismos efectos", explica Crua ante una asamblea de decenas de personas.
"Queremos saber la verdad, queremos saber dónde están las 5.000 personas desaparecidas en el Mediterráneo desde la revolución tunecina" de 2010-2011, clama con un megáfono Imed Soltani, tunecino de 42 años, de la asociación "La tierra para todos".
"Por vídeos y testimonios sabemos que 500 lograron salvarse y cruzar el Mediterráneo, pero nadie tiene noticias de ellos", cuenta Soltani.
Con los retratos de sus compatriotas desaparecidos esparcidos en el piso, Soltani quiere llamar la atención sobre la crisis migratoria, las obligaciones internacionales, los refugiados.
"No es la Europa que esperábamos encontrar. No es la Europa de la cuna de los Derechos Humanos", resumió. (I)