Bruselas.-

Los 27 líderes de la Unión Europea comenzaron ayer una cumbre de dos días en la que estudiarán nuevas vías para solucionar los problemas de la zona euro, y de manera extraoficial centrados en el futuro de Grecia y la posibilidad de un posible rescate para España.

La cita arrancó en Bruselas con las evidentes divergencias respecto al calendario de la unión bancaria entre el presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel.

Hollande insistió en acelerar la puesta en marcha de los acuerdos adoptados en junio respecto al supervisor bancario y pidió “responsabilidad” a Alemania, mientras que la canciller dejó claro que los líderes europeos no tomarán ninguna decisión en esta cumbre y recordó que los ministros de Finanzas de la Eurozona discuten en la actualidad los detalles de la unión.

Además de la unión bancaria, Hollande y Merkel han subrayado que están preparados para actuar si llega una solicitud de un rescate a España, cuya decisión está en manos del presidente del gobierno, Mariano Rajoy. “Es España en solitario la que debe decidir si necesita más asistencia del MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad).

Lo he dejado claro en mis conversaciones con el presidente español una y otra vez”, expresó la canciller alemana y destacó que las condiciones de la nueva ayuda “están marcadas por las directrices”.

Según una fuente diplomática, España se acerca a una solicitud de ayuda, destinada a lograr la intervención del Banco Central Europeo (BCE) para aflojar la tensión en los mercados de su deuda soberana.

Sin embargo, fuentes del Gobierno español aseguraron ayer en Bruselas que la posibilidad de pedir ayuda financiera a la Unión Europea (UE) no es una urgencia y que para adoptar una decisión definitiva hay que esperar a que el BCE tenga perfectamente definido el instrumento para la compra de bonos.

La Comisión Europea (CE) también anunció que la troika de acreedores (UE, BCE y Fondo Monetario Internacional) terminó su misión en Atenas, allanando el camino para un acuerdo que incluya además de un desbloqueo de la ayuda, una prórroga de dos años para que el país cumpla sus metas de déficit.

Pero la sociedad griega ya no quiere saber más nada de ajustes ni de medidas de austeridad. Grecia vivía ayer otra huelga general lanzada por los sindicatos, la cuarta en lo que va de año, para protestar contra las medidas que el gobierno acordó con Bruselas.

La jornada de protesta terminó con 50 detenidos, cinco heridos, mientras un manifestante de 66 años murió de un infarto en Atenas. Los sindicatos buscaban enviar un mensaje de que un tercer año consecutivo de recortes masivos es un trago imposible de digerir para los griegos, mientras el país se hunde en la recesión, con un desempleo que afecta al 25% de la población activa.