Crece apoyo a salida de Gran Bretaña de la Unión Europea
Gran Bretaña siempre se enorgulleció de su insularidad y de sus flemáticas tradiciones británicas, pero ahora esas características podrían poner en peligro su membresía en la Unión Europea (UE), ante un creciente pedido de legisladores y ciudadanos de a pie para separarse finalmente del bloque tras 40 años dentro del organismo.
El pasado 5 de julio y en una elección histórica en la Cámara de los Comunes, 304 legisladores votaron a favor de la moción presentada por el diputado conservador James Wharton, para obligar al gobierno a convocar a un referéndum en 2017 sobre la pertenencia del Reino Unido en la UE. El voto determinará si Gran Bretaña sigue en el bloque o rompe con este. Las divisiones han aumentado recientemente ante una mejoría de la economía británica y un marcado deterioro en las finanzas de la Eurozona.
Según Wharton, su moción parlamentaria “representa el deseo de millones de británicos”. “El sentimiento público sobre Europa ha cambiado y ahora la mayoría quiere determinar el vínculo con la UE a través de un referéndum”, subrayó el legislador. “Debemos confiar en la opinión de los electores británicos”, agregó Wharton, indicando que las recientes votaciones públicas por los sistemas electorales y devolución de poderes para Escocia y Gales “demuestra que vivimos en la época de los referéndums”.
Para la oposición laborista, el referéndum “es un ejercicio sin sentido”, mientras que los pro-europeístas Liberales Democráticos- que comparten el gobierno de coalición como grupo minoritario junto con los conservadores- calificaron el voto como “pura propaganda política”.
Luego de la votación en el Parlamento, el primer ministro británico, David Cameron, quien prometió llamar a un referéndum para finales de 2017 solo si su Partido Conservador gana las elecciones generales dentro de dos años, escribió en su cuenta personal de Twitter: “La Ley por el Referéndum pasó su primer escollo en los Comunes, y nos deja un paso más cerca de permitirle a los británicos decidir sobre (el vínculo del Reino Unido en) Europa”.
Cameron sostuvo que negociará primero con Bruselas por la devolución de más poderes a Londres, posición que las autoridades europeas ven con rechazo. Se espera que la moción enfrente más oposición en las siguientes instancias parlamentarias.
Aunque es apoyada principalmente por el xenófobo y eurofóbico Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), que registró importantes avances en las elecciones municipales de este año en Inglaterra y Gales.
Nigel Farage, jefe de esa agrupación, sostuvo que Gran Bretaña “debe mantener relaciones de amistad, cooperación y comercio” con la UE “aunque tiene que dejar de ser parte de una unión política”. “Es inaceptable que el 75% de nuestras leyes sean creadas por las instituciones de Bruselas, en lugar de en nuestro Parlamento de Westminster”, subrayó el legislador.
Los debates y polémicas sobre los vínculos de la insular Gran Bretaña con Europa han marcado a los conservadores por décadas y jugaron un rol crucial en la caída de los dos predecesores de Cameron en el número 10 de Downing Street, John Major y Margaret Thatcher.
La posibilidad de que Gran Bretaña le dé la espalda a su principal socio comercial crece día a día, alimentada por los euroescépticos que ven cada vez más a la Unión Europea como una institución burocrática que malgasta dinero público y que amenaza la preciada soberanía británica.
De acuerdo a los sondeos de opinión más recientes, los británicos están divididos acerca de si quieren seguir perteneciendo a la UE o no, con una pequeña mayoría a favor de una salida, aunque con muchos electores aún indecisos al respecto.
Una encuesta de la cadena Sky News publicada el pasado 5 de junio concluyó que la mayoría de los británicos cree que Gran Bretaña debería abandonar la UE.
Según ese sondeo, un 51% de los consultados está a favor de la salida británica de la UE, en tanto un 49% piensa que debería permanecer en el bloque comunitario.
Sky informó que en caso de que se convoque ahora a un referéndum, el resultado sería muy parejo. El 65% de los británicos quiere ver un mayor control en temas de inmigración por parte de Londres, y no de Bruselas, como también mayores controles en leyes de trabajo (un 40%).
Para el 45% de los entrevistados debería existir, además, una transferencia de poderes de la UE a Gran Bretaña en materia de justicia criminal y seguridad. Un tercio de los consultados mencionó también mayores poderes en áreas como agricultura y pesca.
De acuerdo a Sky, aunque muchos británicos tienen una opinión formada al respecto, podrían ser persuadidos a cambiar de parecer antes del referéndum de 2017.
En mayo pasado, una coalición de empresarios británicos criticó a los parlamentarios euroescépticos y dijo que aquellos que quieren que Gran Bretaña abandone la Unión Europea “están poniendo la política antes que la economía”.
En una carta abierta a Cameron publicada en el periódico inglés The Independent, empresarios de las compañías British Telecom, Shell, Lloyds Banking Group y Deloitte, estimaron que la membresía británica en la UE significa anualmente al Reino Unido al menos 92.000 millones de libras esterlinas (139.760 millones de dólares).
Sin embargo, los 19 empresarios firmantes aceptaron que las reformas en la relación británica con el bloque europeo son necesarias e instaron a Cameron a proteger la City financiera de Londres de las propuestas de la UE, que consideran amenazarán los negocios y la recuperación económica del país.