Idlib es uno de los frentes más candentes de la crisis siria. Más de 90.000 civiles abandonaron sus hogares en esta ciudad, en los últimos cuatro días debido a los ataques emprendidos por el régimen de Bashar al Assad y sus aliados.

De acuerdo con el Grupo de Coordinación de Respuesta de Siria, los civiles desplazados se dirigieron hacia la frontera con Turquía o a las zonas en donde se realizan operativos militares para eliminar la presencia de extremistas en el norte del país.

Desde 2016, Turquía lanzó tres operaciones antiterroristas cerca de su frontera en el norte de Siria para evitar la formación de un corredor terrorista.

Con los recientes desplazamientos, la cifra de personas que salieron de Idlib y Alepo desde enero de 2019 es de 1,7 millones. Con la ayuda de la fuerza aérea rusa, las tropas de Al Assad bombardean varios sectores en el oeste de la provincia de Alepo, donde lograron un avance en la zona, escenario de ataques desde hace semanas.

Los civiles se enfrentan a la gran dificultad de encontrar lugares para refugiarse ya que los campamentos de desplazados están sobrepoblados y no cuentan con la infraestructura esencial. Miles de familias necesitan ayuda humanitaria urgente mientras luchan por sobrevivir en medio de la temporada de invierno.

Ubicada en el noroccidente de Siria, la provincia de Idlib es considerada uno de los grandes bastiones de la oposición y grupos armados contra el régimen desde que inició la guerra civil en marzo de 2011. Actualmente es el hogar de cuatro millones de civiles, incluidos miles de personas que han sido desplazadas en los últimos años por las tropas del régimen.

En septiembre de 2018, Turquía y Rusia decidieron convertir a Idlib en una zona de desescalamiento en donde los actos de agresión están expresamente prohibidos. Desde entonces, más de 1.300 civiles fueron asesinados en los ataques oficialistas y por los efectivos rusos en la zona de desescalamiento mientras el cese al fuego sigue siendo constantemente violado.

Desde el año 2011, Turquía ampara a 3,7 millones de sirios que huyeron de la guerra y la violencia en su país, convirtiéndose así en la principal nación del mundo que brinda amparo a migrantes.

El coordinador de ayuda de emergencia y subsecretario general de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Mark Lowcock, anunció en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU que el Fondo Central de Respuesta en Emergencias destinará $ 30 millones para paliar la emergencia humanitaria en el noroeste de Siria.

“Vimos imágenes caóticas en varias localidades con vehículos dirigiéndose a todas las direcciones para huir. Las personas recién movilizadas no tienen un refugio adecuado. Millares de ellas están en escuelas, mezquitas y edificios sin terminar. Muchos están en tiendas en el barro, expuestos al viento, la lluvia y al frío extremo”, advirtió el coordinador de ayuda humanitaria de la ONU.

El dinero destinado por el Fondo Central de Ayuda en Emergencias se asignará a instalaciones de refugio y artículos de ayuda esencial para poder afrontar el duro invierno en el noroeste de Siria. Naciones Unidas, con el apoyo de socios locales, trata de solventar las necesidades de unos tres millones de personas en el noroeste de Siria. (I)