La reforma aún debe ser ratificada por el Tribunal Constitucional
Chile redistribuye 28 distritos en el nuevo sistema electoral (Infografía)
Sin contratiempos tras su paso por la Cámara de Diputados el martes y lista para su promulgación quedó la reforma electoral, impulsada por el gobierno de Michelle Bachelet, que pone fin al sistema binominal, uno de los últimos y más simbólicos resabios del régimen de Augusto Pinochet y que permitió la hegemonía de las 2 mayores fuerzas políticas chilenas en los últimos 25 años.
Luego de una discusión de más de tres horas, los legisladores aprobaron el proyecto que introduce el mecanismo proporcional (sistema D’Hont) como metodología electoral y que aumenta de 120 a 155 diputados y de 38 a 50 senadores, además de redistribuir los distritos e incluir una ley de cuotas.
Se trata de un logro histórico para el gobierno de Bachelet y así lo reflejan sus palabras. “Estamos cumpliendo los compromisos que hemos hecho ante nuestra sociedad. Perfeccionar el sistema político, generar oportunidades de educación, movilidad y progreso para todos y todas e impulsar lo económico, político y social el desarrollo sustentable de Chile. El nuevo sistema electoral permite tener una democracia no solo más representativa, sino también una institucionalidad política más legítima a los ojos de los ciudadanos”, afirmó la mandataria.
Los cambios que introduce
La idea primordial del cambio es una representación más real en el Congreso. Es decir, que las mayorías estén representadas como corresponde en el Legislativo. Bajo el sistema binominal en un distrito resultaban ganadores las dos primeras mayorías de dos listas distintas, salvo que se produjese un “doblaje”, es decir que una lista obtuviese el 66,6% de los votos, algo poco probable.
Para contrarrestar este problema, la reforma introduce el método D’Hont como criterio de selección. Este se basa en una técnica de coeficiente para obtener el número de cargos electos en proporción a los sufragios conseguidos y es ampliamente utilizada a nivel mundial, pese a que distribuye los asientos entre las listas con más apoyo, pero no necesariamente entre los candidatos más votados a nivel individual.
El nuevo sistema será utilizado por primera vez en las elecciones de 2017, pero no será hasta 2021 que opere completamente. Esto, pues en 2017 se pondrán en marcha los cambios relativos a la Cámara Baja, aumentando la cantidad de diputados de 120 a 155 y se redistribuirán los cupos.
El proyecto considera 28 distritos, resultando electos entre 3 y 8 diputados por cada uno. Además, en el caso de Santiago, donde actualmente hay 16 distritos con dos representantes cada uno, quedarán solo 8 áreas, pero resultarán electos 47 diputados.
Por su parte, en las próximas elecciones el Senado elegirá a los miembros de las regiones impares y solo cuatro años más tarde el cambio se habrá desarrollado completamente al integrarse los representantes de las zonas pares. Cabe destacar que ahora cada región equivaldrá a una circunscripción y resultarán electos entre 3 y 5 senadores, dependiendo el número de habitantes.
Justamente el “redistritaje” ha sido uno de los puntos más cuestionados de la reforma, pues, según la oposición, es “un traje a la medida” para los partidos de gobierno e implica un gasto innecesario para la ciudadanía. Desde la Alianza de centroderecha insisten en que el cambio solo beneficiará a la Nueva Mayoría, la cual -según simulaciones electorales- podría aumentar su representación, especialmente en el Senado.
“Estamos en presencia de un Congreso sastre, que está haciendo trajes a la medida de los partidos políticos. Más que un proporcional moderado, esto es un proporcional acomodado. La izquierda le está vendiendo una mentira al país, y una UDI que arma una alharaca cuando nunca han querido cambiar el sistema. Si queremos más democracia tengamos un sistema más democrático donde se elija a la primera mayoría, sin letra chica”, afirmó al diario La Tercera el diputado independiente Gaspar Rivas.
El proyecto, además, contempla la actualización en la distribución de los escaños cada 10 años, considerándose así las transformaciones demográficas que el país pudiese sufrir. Otro cambio importante es la inclusión de una ley de cuotas, la cual establece un tope de un 60% de candidatos del mismo sexo por cada partido.
La reforma aún debe ser ratificada por el Tribunal Constitucional antes de estar lista para la firma de la presidenta. Esto, luego de que la oposición pidiera la revisión de algunos puntos del proyecto.
LA CLAVE
El llamado sistema electoral binominal, instaurado por el régimen de Augusto Pinochet, modificaba los resultados de las votaciones parlamentarias en las urnas para favorecer la existencia de dos grandes bloques políticos y dejaba fuera del Congreso a los grupos pequeños y a independientes.
La reforma electoral, rechazada por la oposición conservadora y de centroderecha, aumentó de 120 a 155 los diputados y de 38 a 50 los senadores, cambió los 28 distritos del país y estableció la obligación de que al menos el 40% de los candidatos sean mujeres.