No han sido semanas fáciles en Chile. El lento avance de la economía local, las permanentes polémicas por las reformas estructurales que impulsa el Gobierno; además, en los últimos días el país se vio afectado por la catástrofe natural del terremoto y tsunami en el Norte Chico y por el fallo de la Corte Internacional de La Haya que dictaminó que es competente en el juicio por la demanda marítima de Bolivia.

En medio de este ambiente, la presidenta Michelle Bachelet encabezó un acto por los 27 años del No a Pinochet, en el que hizo una fuerte autocrítica, pero insistió en su plan de gobierno.

En el acto en el Caupolicán, Bachelet destacó los cambios en educación, pese a que aún no existe claridad de cómo será el proceso de gratuidad universitaria a partir de 2016. Y también insistió en que, pese a las encuestas, la Concertación (hoy Nueva Mayoría) cuenta con la aprobación histórica de la mayor parte de los chilenos. “Somos mayoría hace 25 años. Somos mayoría hoy y seremos mayoría mañana. A trabajar por eso”, señaló.

Al mismo tiempo, la gobernante socialista dio luces sobre el proceso constituyente, que debía comenzar en septiembre, pero que se retrasará algunas semanas, según anunció recientemente el Gobierno.

“Iniciaremos en breve el camino de un proceso constituyente que parta desde la propia base social, para garantizar que nuestra carta fundamental tenga una legitimidad democrática incuestionable, por su origen tras un proceso abierto, participativo e institucional”, afirmó Bachelet.

Aún no está del todo claro si el proceso constituyente derivará en una Asamblea, si esto se hará a través del Congreso o bien por medio de cabildos ciudadanos. Pero la idea de Bachelet es que Chile cuente con una nueva Constitución en reemplazo de la heredada del régimen de Pinochet.

‘Caupolicanazo’

Así se conocen en Chile los multitudinarios y encendidos actos en el Teatro Caupolicán, un mítico recinto para unas 5 mil personas en pleno centro de Santiago, donde no solo se llevan a cabo eventos musicales, sino que también algunas de las más importantes reuniones políticas, de todos los colores. Precisamente fue en este lugar el que escogió Bachelet para pronunciar este importante discurso.

Ante sus partidarios, en su mayoría adherentes del Partido Socialista, la mandataria partió diciendo: “Lamentamos no haber podido hacer las cosas mejor cuando era necesario”. Pero acto seguido, pidió a los chilenos: “Que no nos invada el pesimismo de los que quieren que todo siga igual. Acordémonos de que tampoco fue fácil recuperar la democracia”. Esto último, en alusión al plebiscito de 1988 en el que Pinochet fue derrotado.

“En estos 18 meses hemos realizado cambios de magnitud histórica. No estamos en la vereda del frente de los cambios, los estamos conduciendo y por eso tenemos que saber que la unidad de demócratas y progresistas no debe detenerse”, dijo Bachelet al defender su gestión y en relación a las reformas que ha intentado implementar en su gobierno: tributaria, educacional, electoral y laboral.

“No aceptaremos que nos digan que no estamos haciendo una diferencia positiva en la vida de los chilenos o que no queremos dialogar para corregir las deficiencias”, planteó la mandataria. Si bien las reformas de Bachelet apuntan a la mayoría, según ha dicho el Gobierno, su administración ha tenido sendos problemas en comunicar sus beneficios, por lo que ahora muchos chilenos ven de manera crítica este proceso.

Aquello, además, ha generado una brusca caída en la popularidad de la jefa de Estado, que según una encuesta Adimark, dada a conocer ayer, se sitúa en 25%. Esta cifra significa que su aprobación se mantiene, tras siete meses de caída sostenida. Eso sí, la evaluación del Gobierno mejoró y su rechazo bajó cuatro puntos porcentuales, aunque se mantiene alto (75%). (I)