Campaña electoral atípica en Chile con el fantasma de la abstención
La nueva ley electoral impide la publicidad en las calles y limita los gastos de campaña. A tres días de los comicios, los chilenos viven indiferentes estas elecciones que podrían llevar de nuevo a la derecha al poder en medio de una alta abstención.
En el centro de Santiago, casi nada permite pensar que el domingo, 14,3 millones de chilenos están convocados a las urnas para elegir al sucesor de la socialista Michle Bachelet y renovar el Congreso.
"Veo muy fría esta elección comparado con otras veces, poco ambiente. La gente está preocupada de otras cosas, no veo que haya la efervescencia que se produce en una elección", dice a la AFP Marcos Dávila, un profesor jubilado que leía el diario en el tradicional paseo Huérfanos, el principal eje peatonal de la ciudad.
Con voto voluntario desde 2012, la gente "no quiere votar porque en realidad nadie cree que pueda haber un cambio sustancial en casi nada. Además, asumen quién va a ser el presidente", dice Catalina Gascone, estudiante de 19 años, tomando en cuenta la ventaja que mantiene en las encuestas el exmandatario Sebastián Piñera.
Piñera "ha estado haciendo una campaña en que habla de él como el presidente, no como expresidente y entonces a la gente se le fue metiendo de a poco", agrega la estudiante.
El magnate que gobernó Chile entre 2010 y 2014 lideró el último sondeo del Centro de Estudios Públicos (CEP), con 34,5% de intención de voto, seguido por el senador oficialista Alejandro Guillier, con el 17,5% de las preferencias. Pese a la distancia, es poco probable que Piñera gane en la primera vuelta ya que el voto está muy fragmentado con 8 candidatos en liza.
En medio del debate sobre si la nueva ley electoral beneficiará a la actividad política en sí misma, reduciendo la injerencia del dinero, la imagen limpia de las carreteras del país y de la ciudad de Santiago -que contrasta con las elecciones anteriores donde los partidos colgaban carteles hasta en los semáforos- es celebrada por los chilenos.
"En el pasado estaba empapelada la ciudad con afiches, con propaganda de los candidatos y eso ensucia, no es bueno", dice Nicolás Urzúa, un empleado de 35 años.
Actualmente, además de los numerosos debates de los candidatos retransmitidos por televisión y los espacios publicitarios dedicados dos veces al día en radio y televisión a la propaganda de los candidatos, la batalla por el voto se juega en las redes sociales.
Piñera tiene casi 2,5 millones de seguidores en Twitter y Facebook, mientras que Guillier cuenta con poco más de 300.000, pero el gran protagonista del domingo puede ser la alta abstención, como ya ocurrió en las últimas elecciones municipales en las que solo el 36% de los convocados salieron a votar.
Ante la posibilidad de que los datos se repitan, el gobierno lanzó una campaña animando a votar.
"No te restes, súmate", reza la campaña oficial, a la que también se han sumado gremios como la Sociedad de Fomento Fabril.
Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que alertó sobre la baja participación electoral en Chile, concluyó que "la desafección ciudadana con las elecciones es un problema que se arrastra desde la década del noventa, pero que se acentúa desde que el voto pasa a ser voluntario".
En Chile "existe un distanciamiento entre la ciudadanía y la política", expresando un malestar que se acrecentó con "problemas de corrupción y el declive de la confianza" en instituciones, señala el informe.
En los últimos años, casos de financiamiento irregular en la derecha y también en la izquierda gobernante minaron la confianza de los ciudadanos en la política. En especial, luego de que la nuera de Bachelet fuera procesada por un caso de corrupción.
La gente "tiene el pensamiento típico de que votemos por el que votemos va a ser ladrón", sentenció Pía Meneses, una estudiante de 22 años.
Un descreimiento en la política que ubica a Chile a la cabeza de la abstención de la región, según el informe del PNUD. (I)