Se trata de una de las mayores deudas pendientes de Chile: las enormes deficiencias en el servicio de salud pública. Con listas de espera de hasta más de un año y centros de atención sobrepasados, además de la falta de especialistas y problemas de infraestructura, la salud chilena tiene nota roja hace décadas. No por nada, la salud -junto con la delincuencia- está en el tope de las preocupaciones de los chilenos, con un abismo creciente entre la salud estatal y la privada.

Por eso es que durante su campaña presidencial Michelle Bachelet se comprometió a que al final de su mandato, en 2018, Chile tendría nada menos que 20 nuevos hospitales, otros 20 recintos en estudio y 20 en licitación. Sin embargo, la contracción económica, deficiencias de gestión y una serie de problemas, generaron modificaciones en el plan original, que contemplaba una inversión de $ 4.000 millones. De hecho, de los 60 proyectos originales, solo el 16% está en fase de construcción y la mitad en fase de diseño.

La propia Bachelet reconoció en su discurso al país en mayo pasado “debilidades en la gestión estatal” para construir los hospitales. En medio de este ambiente y de la contracción económica, el Ejecutivo logró esta semana que se reasignen millonarios fondos que le correspondían al sistema de transporte Transantiago, estimados en $ 18 millones, para la ejecución de 20 hospitales, que el gobierno se comprometió que quedarán en fase de construcción en marzo de 2018, cuando Bachelet deje La Moneda.

La ministra de Salud, Carmen Castillo, dijo esta semana que la construcción de recintos hospitalarios es una “labor colaborativa”, que exige “mucho diálogo” con las autoridades locales.

“Hemos realizado un arduo trabajo, haciendo toda una reingeniería de los fondos disponibles, buscando también apoyos regionales para poder contar con la construcción de los hospitales”, afirmó la ministra.

El Ministerio de Salud aclaró que los 20 hospitales construidos se concretarán durante la gestión de Bachelet y que “el problema está en los en construcción, que son los próximos 20 y esos son los que han generado el malestar de los parlamentarios y la comunidad en general y es una preocupación”, recalcó la ministra Castillo.

Al malestar del Congreso por la reasignación de fondos, se suma el descontento de algunas autoridades regionales que esperaban tener los hospitales en sus respectivas regiones en un breve plazo. Ello, además del rechazo ciudadano por el retraso de las obras. (I)