Si la reforma tributaria, la de educación y la electoral generaron en su momento polémica y discusiones al rojo vivo en Chile, la reforma laboral también ha suscitado divisiones y controversias. Esta nueva normativa es uno de los proyectos emblemáticos del gobierno de Michelle Bachelet y la noche del miércoles dio un paso clave. Por 22 votos  contra 14, el Senado chileno aprobó la idea de legislar el proyecto de reforma laboral.

Aunque aún queda camino por recorrer, la novedad es que ya se fijó el plazo para realizar indicaciones al proyecto: el próximo 7 de septiembre. En el debate en el Senado, los legisladores mantuvieron encontradas posturas. “Es lamentable que nuestros colegas de la derecha se nieguen a entender las profundas desigualdades que hoy día existe entre capital y trabajo”, afirmó la senadora socialista Isabel Allende. “Le pido al gobierno que cambie y corrija este proyecto”, replicó el senador de Renovación Nacional (oposición), Manuel José Ossandón.

Bachelet dijo que el proyecto de reforma laboral articula “demandas impostergables”, por lo que ha llamado a un “diálogo con altura de miras”. La médula del proyecto es que se prohíbe el reemplazo en huelga (tanto por personas ajenas o por otros trabajadores de la empresa), según  el gobierno, que limitaba los derechos de los trabajadores chilenos desde la época del régimen de Augusto Pinochet. Además, da a los sindicatos la titularidad de los beneficios y establece pisos mínimos.

Según la Dirección del Trabajo, la tasa de sindicalización en Chile llega a 14%, una de las cifras más bajas de América Latina. En su programa de gobierno, la jefa de Estado socialista se comprometió a incrementar el poder de negociación de los trabajadores en las empresas, fortalecer a los sindicatos, modificando la negociación colectiva.

El presidente de la Confederación de Producción y Comercio (CPC), Alberto Salas, citado por Radio ADN, dijo que “la reforma laboral es relevante para el crecimiento de Chile, es relevante para la productividad, pero abarca otros factores que se deben tener a la vista”. Estos factores serían, por ejemplo, como se entiende la huelga es un derecho, esto no puede generar daños superiores a la producción.

A su vez, la oposición advirtió que la reforma laboral, tal como está, será un “error más grave” de lo que ha ocurrido con la reforma tributaria a la que se aplicará una serie de cambios.

Según un sondeo de la Cámara de Comercio de Santiago, realizado a mediados de año en 400 empresas, la reforma laboral podría cambiar los planes de contratación del 37% de estas compañías. Así, el 13% recortaría las contrataciones y el 12% haría solo reemplazos. (I)