La indignación contra el sistema privado de pensiones aumenta en Chile. En un hecho inédito, 100.000 personas protestaron el domingo en pleno centro de Santiago, y otros miles en diversas ciudades del país, como rechazo al sistema y a lo que consideran “pensiones miserables” entregadas por las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). “¡Hay plata pal’ corrupto y no pa’ jubilar!”, fue la consigna de la protesta que tuvo como slogan “no + AFP”.

Familias completas marcharon porque consideran que las AFP otorgan pensiones más bajas que el salario mínimo ($ 380), generando mayor pobreza en la tercera edad. ¿Cómo opera el sistema de jubilación en Chile? El modelo fue introducido de manera obligatoria en el régimen de Augusto Pinochet. Así, cada trabajador destina entre el 10% y 12% de la remuneración mensual de sus ingresos brutos, que es salvaguardada por las AFP, que administran estos fondos en el sistema de mercado.

En Chile los hombres se jubilan a los 65 años y las mujeres a los 60, pero ocurre que tras la edad para pensionarse la mayoría continua trabajando por lo bajo de las pensiones. La Fundación Sol calcula que el 90% recibe pensiones inferiores a $ 230, por lo que quienes marcharon proponen un sistema de reparto solidario con participación tripartita (Estado, trabajadores y empresarios).

A las ya exiguas pensiones, recientemente, se rebajó un 2% porque las AFP calculan las pensiones según las expectativas de vida: 90 años para las mujeres y 85 años para los hombres en promedio. Actualmente las AFP administran $ 150.000 millones que aportan los trabajadores en acciones o renta fija, pero cuyas pérdidas son asumidas por los “clientes” y no por estos fondos privados de administración de pensiones.

Lo que más indigna a los chilenos es que el actual sistema acumula ganancias millonarias y que las AFP se constituyen en uno de los principales grupos de poder. El sistema fue creado en la dictadura por el entonces ministro del Trabajo, José Piñera (1978-1980), hermano del expresidente de centroderecha Sebastián Piñera. Los defensores del sistema estiman que las AFP le dieron un importante impulso a la alicaída economía local en la década del 80 y que de otra manera los chilenos no tendrían la responsabilidad de ahorrar dinero para su jubilación.

Pero del sistema actual quedaron fuera los militares y otros uniformados, que por su rol social se jubilan  antes y con pensiones más altas que el promedio del resto de los chilenos. Fue precisamente la revelación de que Myriam Olate, esposa del actual presidente de la Cámara de Diputados, el socialista Osvaldo Andrade, recibía una pensión de más de $ 7.500 tras jubilarse de Gendarmería (personal a cargo de las cárceles), lo que detonó el hartazgo ciudadano contra las AFP.

Durante su gestión, la presidenta socialista Michelle Bachelet presentó un proyecto para la creación de una AFP estatal que hasta ahora no tuvo eco. Las propias AFP han admitido que el sistema requiere ciertos cambios, pero rechazan una modificación profunda. (I)