El partido se jugó en el estadio castelao de fortaleza
Ochoa, el héroe de México (GALERÍA)
Lo que hizo ayer la selección de México fue una ejecución impecable de lo que intentó hacer Ecuador el domingo en su partido con Suiza. Los defensas ‘aztecas’ estuvieron tan aplicados que el ataque de Brasil –tan acostumbrado a los goles– se redujo a un marcador en blanco.
Pero además del trabajo de los mexicanos en la marca, ayer un inspirado Guillermo ‘Memo’ Ochoa le dijo –más de una vez– que no con las manos al equipo dirigido por Luiz Felipe Scolari. No por nada Ochoa se convirtió en el primer portero que recibió el premio al mejor jugador del partido.
El resultado fue el que México buscó. La intensidad en el marcaje y la concentración de los jugadores para sincronizar sus movimientos tuvieron sacrificios: si bien México alcanzó a rematar al arco de Julio César en varias ocasiones, sus ataques era mucho más débiles que los que creaba un desarticulado Brasil.
Los ‘aztecas’ lograban articular contraataques, pero sus aspiraciones de gol nunca pudieron llegar al área de su oponente. Varios remates de afuera dieron cuenta de un equipo que defendió de tal forma que su rival –en teoría obligado a ganar– empezó a dejar espacios suficientes para que Giovani Dos Santos y Oribe Peralta tuvieran claridad para desequilibrar.
Neymar, que no dejó nunca de buscar el ataque, se volvió un arma ineficaz ante una defensa que estuvo absolutamente concentrada durante todo el cotejo.
Pero Neymar es Neymar. A medida que se iba evidenciando que el partido iba a ser de un juego defensivo muy cerrado, empezaba a ser obvio que si alguien iba a decantar la balanza tendría que ser el 10 brasileño a punta de genio individual, a veces solo: los mexicanos habían tapado exitosamente los avances de los laterales Marcelo y Dani Alves.
Efectivamente, Neymar se internó en el área mexicana, solo o acompañado. Remató, quitó y habilitó todo lo que pudo.
La labor defensiva de los centrales Héctor Moreno y Francisco Rodríguez, junto al experimentado Rafa Márquez, y más adelante, el trabajo de Vázquez y los laterales Layún y Aguilar, fue más que capaz de cortar cualquier cosa que oliera a peligro con un marcaje en zona muy ordenado.
Y sin embargo, Neymar entraba. A la fuerza, sin orden, sin nadie que le acompañe. Pero entraba. En partidos menos cerrados, esas jugadas habrían sido más que suficientes para abrir el candado del arco rival.
Pero ayer no. Ayer Ochoa estuvo enorme. Los pocos huecos que dejó la defensa mexicana se tradujeron en oportunidades que pudieron ser mortales. Pudieron, nada más. Los remates de Neymar, Oscar y –en el segundo tiempo– de Jo, se ahogaron en las manos, los pies y hasta la cadera de ‘Memo’ Ochoa.
Y entonces, el anfitrión empezó a ahogarse en sus remates ineficaces. Se desordenó, quería marcar como fuese. El plan de Miguel Herrera salió tal y como lo esperaba. Estaba llegando a su final feliz.
Con Brasil volcado al ataque, México controlaba el medio campo. En el último cuarto de hora, ingresó Javier Hernández. Para entonces, los ‘aztecas’ tenían, en los pies de Cuadrado, tantas oportunidades como su rival. Era un juego de ida y vuelta que no fue tragedia nacional gracias a una falta providencial de Thiago Silva, que derribó al ‘Chicharito’ cuando se le escapaba solo y directo al área. México estuvo a punto de tocar la campana y lució menos desesperado que su rival. Brasil es un equipo compacto, invulnerable, que gracias a su gol diferencia sigue en primer lugar. Pero se vio que un buen trabajo táctico puede desbaratarles –al menos– el triunfo.
La Auriverde se convirtió en la metáfora de un leñador que quiere talar un árbol golpeándolo con un palo de escoba.
Scolari pide calma a hinchas brasileños
El seleccionador Luiz Felipe Scolari trató de minimizar la decepción de los hinchas brasileños al permitir un empate con elogios al rival en lo que consideró “un juego bien disputado”.
“Nosotros estamos enfrentando selecciones con buena calidad, la gente debe saber eso. La victoria nos hubiera clasificado, pero tenemos que respetar al adversario, que es bueno”, manifestó del combinado ‘azteca’.
El brasileño elogió al ‘Memo’ Ochoa y a su compatriota, el guardameta Julio César, al recordar que su felina intervención, a los 87 minutos, neutralizó un remate que iba al fondo de las redes y que hubiera significado la derrota brasileña.
Para Herrera el empate es bueno, no extraordinario
El entrenador mexicano, Miguel Herrera, dijo ayer que el empate sin goles que consiguió ante Brasil es “bueno a secas”, porque todavía no han ganado nada en la Copa del Mundo, donde le falta disputar un partido, contra Croacia.
“El resultado es bueno, no puedo decir extraordinario, es bueno a secas, pero nos deja para ir sumando”, declaró Herrera a la prensa nada más terminar el partido en el estadio Castelao.
Herrera indicó que no puede considerarse que México sea en verdad una ‘piedra en el zapato’, pero sí le pareció evidente que el equipo está listo para dar el siguiente paso, que sería pelear por el ingreso a los octavos de final en una Copa del Mundo.
El técnico dijo que nadie tiene que irse del estadio con la idea de un mal resultado porque México se enfrentó al favorito y fue a su vez un rival que se plantó bien para pelear por la victoria.
“Enfrentamos al favorito en su casa y con su gente, nos dimos cuenta de que estamos para jugar de tú a tú ante cualquiera y que el equipo ha subido”, comentó el seleccionador ‘azteca’.