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Ecuador, 24 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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El cajón de los juguetes rotos

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¡Toda la colección!, sí, yo quería tener toda la colección de los G. I. JOE. Quería tener la vestimenta, sus armas, sus vehículos, quería ser parte de su ejército. La fiebre por los juguetes es así, eufórica, espontánea, no hay nada más sentimentalmente icónico que te den el juguete que tanto quieres. Esto puede interpretarse como una actitud materialista pero, en realidad, forma parte de nuestra cultura visual.

Cada uno de nosotros en algún momento de nuestras vidas hemos pasado por esa etapa de necesidad, de anhelar, de tener el juguete que vimos en una revista o en algún comercial de TV. O el heredado de tus hermanos mayores, o el juguete que algún abuelo nos regaló. La mayoría de las personas tienen una historia con su “infancia consumista”.

A mediados de los ochenta, salió una serie de personajes que se hicieron tangibles, juguetes, en nuestras manos: Las Tortugas Ninjas, Masters of The Universe, My Little Pony, Barbie, Caballeros del Zodíaco, Transformers y Street Fighter se adueñaron de nuestra cabeza para recrear batallas, aventuras y estrategias de juego que llenaron de imaginación la infancia.

Todos estos recuerdos los trajo a mi mente la serie de Netflix: The Toys That Made Us (Los juguetes que nos hicieron). Sí, otra vez Netflix, con un documental nos lleva a otro viaje a nuestro pasado, a lo que ahora es clásico. Es una serie sobre los muñecos que nos hicieron los adultos que somos. Nos encamina a un profundo recorrido por los muñecos y artefactos que marcaron la infancia de los setenta y ochenta. 

Podemos encontrar episodios completos de Star Wars, Star Trek, Lego, He-Man, Gi-Joe, Transformers, Barbie y Hello Kitty.  Pero, sobre todo, nos muestra el impacto de esos muñecos en la cultura y cómo se volvieron fenómenos del consumismo y de la industria.

 Los documentales señalan a los creadores, creativos, dibujantes y fans de cada una de las series. También nos llevan a la esencia del juguete, sus fabricantes sabían del potencial que tenía cada pieza  suya. Algunas veces fracasaban, pero dieron golpes tan fuertes en la industria como los muñecos de Star Wars, por ejemplo, que fueron determinantes.   

Este recorrido en la historia hizo que desempolvara mi vieja caja de recuerdos, esa donde aún encuentro pedazos de mi vida. Un juguete ahora me lleva a momentos perdidos en mi mente, un recuerdo de mis padres, de mis hermanos, de aquella pelea por algún muñeco.

La memoria juega con los sentimientos y transforma un juguete en una imagen y esa imagen en un sentimiento. Quisiera regresar en el tiempo y recuperar esos recuerdos, donde lo más importante del día era terminar rápido los deberes, ir a la caja de zapatos que estaba debajo de la cama y sacar mi pequeña colección de G. I.-Joe.  (I)

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