Publicidad

Ecuador, 28 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Un atlas para analizar la desigualdad en el Ecuador

Un atlas para analizar la desigualdad en el Ecuador
04 de marzo de 2013 - 00:00

La desigualdad entre las personas representa un lastre histórico en el mundo. América Latina es la región más desigual del planeta.

El hombre más rico del mundo se encuentra en nuestro continente y su fortuna equivale al Producto Interno Bruto de los 40 países más pobres del planeta. Hoy por hoy, el desafío ético más
importante de la humanidad es, sin duda, combatir estas profundas brechas.

Debe entenderse la desigualdad desde una perspectiva estructural, en el marco del sistema capitalista y del modo de acumulación, pues se trata de un sistema que mercantiliza el trabajo humano.

Las desigualdades socioeconómicas se ven reforzadas por los procesos de exclusión
culturales, generando que la discriminación social se agudice y fortalezca. De este
modo, se consagra un círculo vicioso en el que las personas empobrecidas tienen
muy pocas posibilidades de salir de esta condición.

Ecuador ha enfrentando los problemas de desigualdad, pobreza y exclusión social
obteniendo resultados positivos. En los seis años de gobierno, un millón de ecuatorianos dejaron de ser pobres por ingresos y la desigualdad disminuyó en siete puntos. Para registrar el proceso desde una visión histórica y crítica, la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades), junto a la Universidad Andina Simón Bolívar y el Centro de Planificación y Estudios Sociales elaboraron el “Atlas de las desigualdades socioeconómicas del Ecuador”. El documento evidencia las inequidades existentes desde los enfoques de la igualdad: interculturalidad, género, generacional y discapacidades.

Se llama Atlas porque la información se presenta gráficamente en mapas comparativos a través del tiempo, que reflejan la situación social expresada en distintos indicadores, y las diferencias entre hombres y mujeres, entre indígenas, afroecuatorianos, mestizos y montubios, entre niños, jóvenes, adultos y adultos mayores o entre personas con discapacidad y sin ella.

Existen diversas formas de medir la desigualdad. El Atlas lo hizo desde la perspectiva del ejercicio de derechos; analiza temas como educación, salud, vivienda y empleo digno. Desde la noción del Buen Vivir se construyó un Índice de
Desarrollo Social con 15 indicadores que describen cómo vivimos. El Atlas hace un análisis histórico desde 1990 sobre lo que ha pasado en el país en materia de desigualdades.

También presenta los avances logrados en los últimos años. En 1990 la mayoría de los territorios no alcanzaban al 50% en el cumplimiento de dicho índice, es decir, que no lograban satisfacer ni la mitad de sus necesidades. Esta situación ha cambiado dramáticamente en los últimos años, pues ahora, el promedio
del índice está en 68%. Sin embargo, aún existen disparidades territoriales que deben ser resueltas: hay problemas en la Amazonía, sobre todo, en las provincias de Pastaza y Sucumbíos y en la Sierra Central. El cambio fue posible con la recuperación del rol planificador del Estado, de forma que se ejerzan derechos sin que se los considere como mercancías.

En los mapas se observan brechas que empiezan a cerrarse, como la del acceso a educación primaria. Por ejemplo, en 2001, el 82% de indígenas y un porcentaje similar de afroecuatorianos llegaban a esos niveles educativos, en comparación con el 87% de los mestizos. En 2012, esos tres segmentos poblacionales ingresan a la escuela por igual.

En otras palabras, se ha universalizado la educación primaria en igualdad de condiciones. Antes, en los grados y cursos de educación, se encontraba el 2% más de hombres respecto a las mujeres; ahora, hay más mujeres que hombres. No solo que se cerró la brecha sino que se revirtió.

En la educación superior hay más estudiantes mujeres, con una diferencia de cinco puntos porcentuales. Las brechas en la diferencia salarial entre hombres y mujeres también se acortaron. En 2005, los hombres percibían un ingreso de 68% más alto que las mujeres; ahora es del 8%.

En el mundo del trabajo se debe asegurar igualdad de condiciones. Al analizar los “modelos exitosos de desarrollo” o, cómo algunos países dieron el salto para llegar a tener mejores condiciones de vida como los denominados tigres asiáticos, se observa que el “éxito” vino a costa de los trabajadores, quienes tenían bajos niveles salariales, lo que permitió a estos países competir dentro del mundo capitalista. En los últimos años, Ecuador optó por otro modelo que garantice buenas
condiciones laborales: gente asegurada, con derecho a vacaciones y salarios
dignos que satisfagan las necesidades básicas.

En salud, se duplicaron las consultas en los centros médicos púbicos, lo que significa que la gente confía más en el servicio ofrecido por el Estado. El sector público tiene los mejores profesionales y equipos para solucionar problemas médicos difíciles. Antes no había médicos, medicinas, ni equipos y, cuando surgía
algo grave, remitían al paciente al servicio privado. Es interesante lo que el país está haciendo en términos territoriales al implementar los distritos y circuitos.

Cuando el Gobierno dice que la ciudadanía tendrá un distrito con educación, salud, seguridad o acceso a la justicia, habla no solo mejorar los servicios básicos sino de
acercarlos a la gente. La educación y los servicios de salud más eficientes deben
ser los públicos, porque eso refleja el grado de cercanía y compromiso del Estado
con la ciudadanía.

El Atlas permitirá construir diagnósticos críticos para generar políticas nacionales
y sectoriales orientadas hacia el cierre de las brechas sociales y económicas.

 

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media