COYUNTURA
Transformar la estructura productiva desde la exportación
Juan Carlos Parra, Asesor-Senplades
El Ecuador se ubica dentro del contexto internacional como un país proveedor de materias primas o productos primarios. Su composición se ajusta al patrón de especialización internacional, según el cual los países latinoamericanos tienen en su mayoría la misma estructura. Sin embargo, la transformación productiva implica justamente hacer todo lo contrario. Primero, se trata de incorporar a la cadena productiva bienes y servicios hechos por ecuatorianos en espacios donde actualmente se importa y sin descuidar la producción primaria del país. Segundo, la producción ecuatoriana necesita alcanzar estándares de calidad en el mercado interno. Y, finalmente, se debe incentivar y promover la producción ecuatoriana, tanto en el mercado interno como externo.
Sobre este último punto, se debe tomar en cuenta que el Ecuador tiene una economía dolarizada desde 2000 y ese contexto económico supone, entre otras cosas, la sostenibilidad mediante el ingreso de divisas. En este sentido, las exportaciones ecuatorianas al resto del mundo juegan un papel fundamental en el proceso de transformación productiva. Si se dividen las exportaciones netas entre petroleras y no petroleras se observa que la exportación de crudo y sus derivados aún es significativa en los saldos de la balanza comercial (gráfico 1).
Cabría preguntarse si este escenario es deseable en el largo plazo, bajo las consideraciones de que se trata de la explotación de un recurso no renovable sujeto a condiciones especulativas del mercado. Esto pone en riesgo cualquier proceso de desarrollo. La propuesta es diversificar las exportaciones, es decir, no solo abrir más mercados o países destino, sino también incrementar la cantidad de productos y servicios exportables no petroleros, además de los de agroexportación, aquellos que puedan incorporar valor agregado en su cadena productiva y sean más estables en su precio y demanda en los mercados internacionales.
Incorporar más valor agregado
En la actualidad, 8 de cada 10 productos que exporta el Ecuador corresponden al sector primario y de manufactura basada en recursos naturales. Igual relación tienen las importaciones, pero con productos que incorporan algún nivel tecnológico (gráfico 2). Esta condición lleva al país a revisar los precios relativos entre lo que exporta e importa, y el esfuerzo productivo debe ser cada vez mayor en términos de exportaciones, para mantener el mismo ritmo de consumo de bienes y servicios importados. El conocimiento y su aplicación en el sector productivo es un elemento estratégico para impulsar nuevas formas de producir y configurar alternativas con orientación hacia la exportación.
Esto supone una estructura productiva que pueda incorporar valor agregado. En el Ecuador, la economía produce servicios en un 66%, y sobre este valor, el 50% corresponde a comercio. El 18% es producción primaria, que incluye la extracción de petróleo, y el 13%, industria manufacturera e industrias secundarias, donde la refinación de petróleo es parte de este grupo (gráfico 3). Esto ha sido constante en las últimas décadas y requiere procesos graduales de fomento a la producción nacional.
En síntesis, los retos en la promoción de exportaciones están relacionados con la estabilidad macroeconómica, puesto que significa entrada de divisas en una economía dolarizada. La diversificación productiva para la exportación implica hacer cosas diferentes y mejores, donde bienes y servicios con valor agregado e innovación son claves para una producción sostenible. En este punto, la transferencia tecnológica adquiere un lugar en el proceso de transformación productiva porque implica la posibilidad de generar capacidades locales para la fabricación y exportación.
La agenda ecuatoriana propone algunas definiciones de cómo articular los instrumentos de planificación, en términos de objetivos, lineamientos de política y estrategias. El Plan Nacional para el Buen Vivir 2013-2017 incorpora en su estructura un bloque de transformación económica y productiva con lineamientos de política y propone establecer mecanismos para incorporar a las micro, pequeñas y medianas empresas en las cadenas de producción de los sectores y/o cadenas prioritarias; simplificar las formalidades para empresas productivas; incrementar, mejorar y diversificar las exportaciones de bienes y servicios, con la incorporación de nuevos actores, especialmente Mipymes y el sector popular; promover la transformación productiva, el trabajo ecuatoriano, la desagregación y transferencia tecnológica, así como evitar la competencia desleal en acuerdos comerciales y negociaciones de protección de inversiones.
A nivel institucional, el Ejecutivo organizó, con la Vicepresidencia a la cabeza, el Comité Interinstitucional para el Cambio de la Matriz Productiva. En este espacio se instrumentaliza la planificación nacional en una estrategia que plantea incrementar y diversificar las exportaciones; diversificar la producción y los mercados; aumentar la producción intensiva en la innovación, la tecnología y el conocimiento; e incrementar el valor agregado y el componente ecuatoriano en la producción.
Para su cumplimiento se están gestando acciones concretas de política pública para otorgar incentivos y articular la formación a las necesidades del sector productivo. En el marco de los incentivos se contemplan facilidades financieras para el comercio exterior con el otorgamiento de cartas de crédito y otros; reducción a 3 días en trámites de autorización de exportaciones; incentivo para la inversión privada mediante fondos de capital riesgo público-privado de hasta US$ 135 millones; gestión comercial para reducir barreras no arancelarias en mercados de exportación; y, el desarrollo de servicios exportables como el turismo, software y otros servicios profesionales. Respecto a la formación se ha definido reformar los institutos técnicos de capacitación para la transformación productiva, así como promover una cultura de emprendimiento innovador.