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El Telégrafo
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Juan Paz y Miño: “Las relaciones de poder han cambiado”

Juan Paz y Miño: “Las relaciones de poder han cambiado”
28 de enero de 2013 - 00:00

De las propuestas electorales de los ocho candidatos a la presidencia, ¿podríamos decir que plantean algún tipo de modelo de desarrollo en el largo plazo o sus planteamientos no son más que un cúmulo de proyectos aislados que responden a factores coyunturales?

Cinco candidatos plantean el retorno al modelo empresarial sin responsabilidades sociales. Excepto algún hecho aislado, no tienen ninguna propuesta definida de un modelo económico distinto al empresarial. Por otra parte, sus planes poseen los siguientes elementos: incentivar el emprendimiento, mejorar la competitividad y la productividad de la empresa, hechos que están en contra de la Constitución de 2008, pues allí se plantea un modelo de Economía Social y Solidaria, en el cual, el Estado no solamente es actor, sino interventor, regulador y planificador. Plantean reducir impuestos, revisar la inversión social bajo la denominación que hay un excesivo gasto público y examinar el papel del Estado que supuestamente copa todo y es intervencionista. Todo aquello, ideológicamente revestido por una política que apunta a revivir el modelo empresarial.

¿Quiénes son esos candidatos?

Esos cinco candidatos son: Guillermo Lasso a la cabeza, Lucio Gutiérrez, Álvaro Noboa, Mauricio Rodas y Nelson Zabala. Han dicho públicamente que cuestionan el modelo extractivista y no productivo de Rafael Correa, pero detrás de eso están diciendo que no quieren el modelo de economía que plantea la actual Constitución. Y después, con eufemismos o con lo que sea, lo que están planteando en esencia es: fortalecer la empresa privada y la competencia, quitar impuestos, abrirse al capital extranjero, establecer zonas francas, celebrar tratados de libre comercio y generar relaciones económicas con todo el mundo pero particularmente, con Estados Unidos, que lo asumen como nuestro socio natural y nuestro gran comprador y vendedor de productos. Y claro, después de escuchar esto uno se pregunta: cómo pretenden financiar los proyectos del Estado. Dicen que este modelo es insostenible, pero es porque ellos no quieren sostenerlo, que es otra cosa.

Los economistas y los historiadores económicos sabemos perfectamente que es sostenible si se mantiene el papel regulador del Estado que garantice una política a favor de los sectores económicos populares. Pero como no se quiere hacer eso, entonces el modelo no es viable. De ser ese el caso, hubiera sido insostenible el new deal o el modelo que nació con la Revolución Juliana, también la política de reconstitución de Europa sobre la base de la economía social de mercado.

¿Qué pasa con los tres candidatos restantes?

Rafael Correa, Norman Wray y Alberto Acosta si garantizan el respeto a la Constitución. Hay sustanciales diferencias claro, pero al menos plantean profundizarla y no regresar al modelo empresarial. Acosta y Wray coinciden en cuestionar a Correa porque supuestamente no ha firmado un modelo no extractivista y no ha profundizado la Constitución de 2008. Pero ellos critican al Gobierno en función de esa misma Constitución, que es distinto a plantearse un esquema de modelo empresarial como lo hacen abiertamente Lasso o Gutiérrez, quien en la última semana se ha dedicado a poner en su propuesta de Gobierno todo aquello que le demandan por aquí o por allá. Ha caído en una especie de demagogia económica del día a día, pues ahora plantea revivir la universidades cerradas y que va dar empleo a los jóvenes, casi apropiándose de la idea que tiene Rodas.

Las candidaturas de Acosta y Wray políticamente coinciden en algunos puntos: no al autoritarismo, no al hiperpresidencialismo, no a la falta de democracia, no a la falta de libertades. Esos ataques, desde la perspectiva política, coinciden, lamentablemente, con los de la derecha ecuatoriana, que son los que originaron ese tipo de argumentos. Pero en estricto rigor, en cuanto modelo económico, por lo menos dicen respetar la Constitución.

¿La empresa privada se ha visto vulneraday menoscabada con el actual Gobierno?

En los últimos años, la empresa privada ha hecho enormes negocios en el Ecuador, lo cual ya serviría para cuestionar la idea de que tienen un Estado y un Gobierno Central enemigo. Entonces, lo que están enfrentando es un tema de poder. El poder con el modelo empresarial estuvo con las Cámaras de la Producción. Yo he seguido el papel de ellas desde 1979 a 2006, y lo que pasaba era lo siguiente: las Cámaras publicaban un sin número de demandas e inmediatamente los gobiernos las acataban. Ahora cambió la relación de poder, y eso es lo que no llega a entenderse. En las actuales condiciones, no solo que ganan bien, sino que pagan impuestos, buenos salarios y van presos si es que no afilian a los trabajadores, y aún así presentan beneficios.

El cambio del poder en el Estado ha permitido que mejore la equidad social en el país, tal y como lo demuestran las estadísticas y estudios de instituciones como la Comisión Económica para América Latina, y el Caribe (Cepal). Entonces, hay mayor equidad y aun así generan utilidades. Cómo sería antes, que basándose en la explotación de trabajo y la flexibilización ganaban menos. Pero desde el sector privado se ha dicho que un modelo empresarial es viable, si es que tienen claras responsabilidades sociales

Las empresas confunden responsabilidad social empresarial, con producir con calidad y con esclavos. Qué es lo que plantaban antes: aumentar la jornada laboral de 40 a 44 horas y, de ser posible, a 48; suprimir el reparto de utilidades; flexibilizar el trabajo, que implicaba congelar salarios, por dos años; crear el concepto del trabajador plurifuncional, que significaba que un empleado, con el mismo salario, hacía distintas funciones en las empresas; instaurar el concepto de compromiso ético con la empresa, con el afán de no pagar horas extras ni suplementarias. Por ejemplo, en la época de Mahuad, durante seis meses, se suprimió el impuesto a la renta por pedido de los social cristianos y se puso un impuesto a la circulación de capitales. Después se dieron cuenta que era una barbaridad, pues uno podía controlar de mejor manera los juegos de depósitos que hacían y decidieron volver al impuesto a la renta.

Otra política cavernaria que impulsaron fue la tercerización y el trabajo por horas, y lo más alarmante fue la forma en cómo hicieron el cálculo: dividieron el salario normal de un trabajador para los 30 días del mes, para las ocho horas diarias y salía que debían pagar 0,92 centavos de dólar.

Entonces, ¿no plantean ninguna propuesta orgánica en el sector social, aún cuando dicen que estimularán el empleo exonerando impuestos?

Sus propuestas vienen dadas por el incremento de trabajo favoreciendo al sector privado de la economía (menos impuestos): esa es una fórmula netamente empresarial capitalista pero, dónde están las políticas sociales, dónde está su propuesta sobre la seguridad social. Además, la Constitución habla de otros sectores de la economía, como la estatal, la privada, la mixta, la comunitaria y la popular. Sin embargo, no plantean nada para impulsar la economía popular, mientras que a la estatal la cuestionan y a la privada dicen que la van a fortalecer. No mencionan ni una sílaba sobre la democratización de los factores de producción. El problema con la empresa privada es que siempre obrará por el interés de la ganancia.

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