Hay algo cierto con Papá Roncón. Su música ha trascendido de tal forma, que su nombre es un sinónimo de identidad. Con seguridad, eso generó la ovación, cuando su nombre fue anunciado por los parlantes como integrante del grupo de intérpretes y compositores denominado De Taitas & de Mamas. El público en el Teatro Sucre extendió su aplauso y abarcó ese “larguísimo instante” que determina cuándo un cantante es de sus preferidos.

Guillermo Ayoví Erazo, más conocido como Papá Roncón, es de esos seres que no se ha cansado de buscar un punto de contacto con el Ecuador profundo de riberas y manglares. Es un referente musical, de interculturalidad, superación y talento, todo dentro de un ser humano sin igual de más 1, 90 metros de corpulencia y seguridad. “Aquí estoy porque he venido, porque he venido aquí estoy, avísenme si me quieren y si no me quieren, me voy”, anunció desde el micrófono y empezó a zurrar la marimba con ese talento y sabor.

Su pasión busca llenar el corazón de sus escuchas con una descarga de marimba que atiende el sentido rítmico del público. Resulta imposible no ser hipnotizado ante ese maleficio que se desprende de sus manos. Se torna indispensable marcar el paso y buscar pareja de inmediato para un baile que se ejecuta en el aire

Ayoví es de Borbón, un pequeño pueblo esmeraldeño, donde se ganó la vida como vendedor de pescado. El pez más conocido en la zona es el roncador, por lo que no era extraño verlo recorrer la ciudad anunciando su producto. Su voz producto de este oficio se fue tornando cada vez más y más grave, hasta lograr ese registro inigualable sin eco, sólida y sin sombra.

“Ese apodo, no me gusta mucho, pero qué le voy a hacer gracias a él y a la marimba, me he recorrido al menos la tercera parte de este mundo y eso, de otra forma, no hubiera sido posible”, sostuvo en la rueda de prensa que dio antes de anunciar el concierto junto a otras figuras De Taitas & de Mamas, el pasado 24 de abril.

“Qué triste que está la cama / El cuarto donde dormía / los gallos que anunciaban / que de Nelson se despedían”. Esta copla es solo una parte del bello poema que Guillermo Ayoví escribió tras la muerte de Nelson Estupiñán Bass y se encuentra en el disco que está a la venta con diario EL TELÉGRAFO.

“Lo escribí como homenaje, pues muchas veces compartimos escenario: él leyendo sus poemas y yo en la marimba”. Este patrimonio del Ecuador sabe qué talento ha impulsado la escuela La Catanga, como ahora con su fundación Funparrón, que trabaja en su cantón natal Borbón.

“Mi música ha sido escogida para ser resguardada, por toda la historia que se concentra en estos temas”; sostuvo. Confiesa que son innumerables los temas de su autoría, sobre todo en cuanto a conocidas glosas.

Hace poco estuvo en Estados Unidos y también debió suspender un viaje al África, junto con otro conocido músico como es Limberg Valencia. En su casa, comparte con niños y jóvenes del lugar, hay tambores, cununos, guasá, palos de lluvia y marimbas, instrumentos que dominan los espacios.

Es narrador oral, músico, cantante y también poeta. En la actualidad Papá Roncón no tiene grupo, pero sigue fiel a la marimba, porque la música que emerge de ella, anota, es un patrimonio que los negros llevan en la sangre.

Nació el 10 de noviembre de 1930. Ha perdido un poco la agilidad, pero aún se le nota con un vigor sorprendente, sobre todo cuando viste esos trajes de origen africano, coloridos y bellos. “Para ser un buen viejo, se debió haber sido un buen joven, pero, sobre todo alegre, porque la vida es una canción”, dice con esa tromba de voz capaz de despeinar coronillas y prejuicios.

Con este artista, se termina este breve acercamiento a los artistas que forman parte del proyecto De Taitas & de Mamas, cuyos CD ponen a buen resguardo el patrimonio sonoro del Ecuador.