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CINE

Festival EDOC: Plataforma para un género que prospera en Ecuador

Festival EDOC: Plataforma para un género que prospera en Ecuador
Foto: Detalle de la portada de Mar de Noche, de Leonardo Boix.
23 de mayo de 2016 - 00:00 - Walter Franco Varas. Periodista

Desde 2002, Quito, Guayaquil y Cuenca se consolidaron como un conjunto de sedes para la exhibición de cine documental, no solo en las salas de cine convencionales, sino también en los centros de exhibición alternativos para el arte audiovisual. A partir de ese relativo éxito, Ecuador empezó a recibir la visita de una serie de importantes realizadores de documentales, en ocasiones acompañados de los personajes de sus películas. A la par, las audiencias y públicos se fueron volviendo más receptivos con los realizadores locales que se atrevían a hacer cintas de no ficción en largos o cortometrajes, y hasta en formato de ensayo.

Poco a poco, el éxito en taquilla y asistencia en lo que, desde 2002, se ha denominado Festival Internacional de Cine Documental ‘Encuentros del Otro Cine’ (EDOC) alcanzó niveles insospechados, llenando salas como el Auditorio Simón Bolívar (MAAC Cine) en Guayaquil, el Teatro de la Escuela Politécnica Nacional en Quito, y el Salón de la Ciudad en Cuenca. Y esas salas no se llenaron a más de su capacidad solo por la exhibición de cintas como Pecados de mi padre, en presencia de su protagonista, Sebastián Marroquín, hijo de Pablo Escobar, sino también por estrenos documentales nacionales como Con mi corazón en Yambo, de María Fernanda Restrepo, o La muerte de Jaime Roldós, de ManoloSarmiento y Lisandra Rivera. Con el tiempo, las cintas ecuatorianas que engrosaron las programaciones de los anuales EDOC pasaron a exhibirse abiertamente, incluso en las salas comerciales de Supercines, Multicines y Cinemark.

Los EDOC han puesto a Ecuador en el mapa de los festivales de cine a escala mundial y han permitido a los documentalistas nacionales perfeccionarse ante el público. Este festival trajo al documental para quedarse en las frecuentes funciones de cine en el país. Esta situación es positiva, considerando que esta es una nación de Sudamérica en que la producción de películas de ficción aún sigue en consolidación y las audiencias todavía se congregan mayormente en los multisalas para ver las últimas producciones de Hollywood.

Cada año, cuando inician los EDOC, son evidentes las ventajas para acceder a todas o a más de una sola función en cualquiera de las ciudades. Abonos y pasaportes con precios módicos han sido la llave ejecutiva hacia un mundo de exhibición, apreciación y debates sobre el cine documental local, continental y mundial. Es mejor decir que esos pases de acceso han sido más bien una llave maestra a la hermandad real entre cineastas de toda Sudamérica ante audiencias que se han transformado ya en un público cautivo. El festival EDOC permite tanto que los asiduos al cine como los curiosos satisfagan sus necesidades de información sobre sus realidades a escala global y local, a la par que se entretengan con cintas para sentir y pensar.

La fiesta documental

De acuerdo con la gestora y organizadora del festival, la Corporación Cinememoria, el quid del asunto es realizar un evento anual internacional, independiente e itinerante, no competitivo, de cine documental. Por su primera característica, ha recibido la visita de realizadores como el chileno Patricio Guzmán, el estadounidense Albert Maysles, el argentino Fernando ‘Pino’ Solanas, el brasileño Evaldo Mocarzel, el francés Joseph Morder y el español Carles Bosch.

Su independencia se ha ratificado en que el núcleo central de organizadores lo componen unas quince personas que nunca han dejado de realizar el festival en Quito y Guayaquil, con una cifra creciente de documentales en su programación, que llegó a superar los 120 en los últimos años.

Asimismo, en sus primeros diez años, el festival EDOC logró que al menos quince documentales ecuatorianos o relacionados con el Ecuador constituyan una de las secciones inamovibles de su programación anual. Gracias a su itinerancia, el programa consolidó su presencia en Cuenca en 2002, 2003 y 2006, y en 2007 inició un capítulo en Manta. Luego alcanzó al menos una semana de funciones en estas ciudades y en otras como Portoviejo, Loja e Ibarra. La naturaleza no competitiva permite que lleguen cintas de todo el mundo y que se dedique una sección especial de la cartelera a un país o tema específico. Tal vez el público nacional no hubiese conocido tanto sobre el conflicto palestino-israelí sin los EDOC y tampoco hubiese podido disfrutar de los irreverentes filmes del original cineasta israelita Avi Mograbi.

Meditando la relevancia del programa en la producción de cine nacional, Manolo Sarmiento, uno de los principales miembros de Cinememoria, reconoció en la prensa nacional que para 2011 ya se notaba cómo en Ecuador se estaban trabajando al menos 31 documentales. Aquello, considerando que en la edición 2010 en los EDOC se inscribieron treinta documentales ecuatorianos, y diez de ellos se exhibieron en el festival de ese año. Ese predominio del género en la cinematografía nacional se ha ratificado, según declaraciones públicas de Wilma Granda, historiadora fílmica y principal de la Cinemateca Nacional, en el hecho de que el 70% de los 3.000 títulos que reposan en el archivo de la institución anexa a la Casa de la Cultura Ecuatoriana corresponde a documentales.

Por ello no es raro que luego del éxito de una versión de tres horas de la cinta Con mi corazón en Yambo en el marco de los EDOC, se pudiera llevar el filme a salas comerciales en Ecuador, a festivales internacionales y lograr que se exhibiera en canales VHF de señal nacional. Esto último también tiene que ver con la coexistencia y la sinergia alcanzada entre Cinememoria y su festival con hitos de la historia cinematográfica ecuatoriana, la formación del Consejo Nacional de Cine y la entrada en vigencia de la Ley de Cine a finales de 2005.

Otro punto a considerar sobre el apoyo fundamental que constituyen los EDOC para la producción nacional de películas documentales es la entrega de un premio del público que en 2010 recayó en la cinta Abuelos de la ecuatoriana Carla Valencia.

El peso de un encuentro con el otro cine

La organización de los EDOC implica fuertes responsabilidades con los cineastas y el público. Los filmes se presentan en formatos profesionales de video y ocasionalmente en 35mm, con la correspondiente autorización de los titulares de derechos de autor y usualmente en presencia de realizadores. Se celebran también charlas y foros relacionados a los filmes, y otros eventos de formación como EDOC-Lab que se diera en Quito entre diciembre 2014 y febrero 2015, con cineastas residentes en Bolivia, Ecuador y Perú gracias la alianza Cinememoria-Asociación Manosudaca video filmes.

Se estima que el festival publica unos quinientos ejemplares de su catálogo oficial, unos 20.000 ejemplares de su periódico especial, al menos un programa de mano para cada ciudad en la que se realiza (con 20.000 ejemplares en total), y un afiche oficial. Esta memoria impresa, que también se recoge en la Web, se suma al archivo de cintas documentales que Cinememoria sigue teniendo a disposición del público local. Así se cumple otro objetivo de la entidad, “promover el cine documental y la conservación del patrimonio audiovisual en el Ecuador”.

Este año, las sedes confirmadas son Quito y Guayaquil. Se mantiene la idea de que en Quito, a pesar de tener entre cinco y nueve salas de exhibición, el festival dure diez días y en Guayaquil abarque quince días entre apenas dos salas. Las actividades paralelas se fortalecen considerando que habrá cinco grandes actividades en la capital, una de ellas comprende la proyección al aire libre de la cinta Sonita (coproducción entre Alemania, Suiza e Irán). La programación de 107 filmes incluye una función especial para la cinta francesa, haitiana y estadounidense Assistance Mortelle y la sección Red Documental Norte-Sur (NSDN) que abarca catorce de los documentales a exhibirse.

Dos invitados internacionales participarán en la décimo quinta edición del festival, el colombiano Luis Ospina y el brasileño João Moreira Salles. El primero es recordado por cofundar la revista Ojo al Cine junto con Andrés Caicedo, Carlos Mayolo y Ramiro Arbeláez, y el segundo es catalogado como uno de los más importantes documentalistas contemporáneos brasileños.

Los EDOC, a pesar de una anunciada falta de apoyos financieros y posible suspensión en 2016, siguen con pie firme ofreciendo filmes, actividades e invitados de primera a cinéfilos y cineastas.

En Ecuador se hace documental

Este año se estrenan oficialmente diez documentales de producción y realización ecuatoriana, de 2015 o 2016, en la ya tradicional sección Cómo nos ven, Cómo nos vemos. Hay cintas de dos de los más importantes realizadores nacionales: Fernando Mieles e Iván Mora Manzano. En la sección Cómo nos vemos habrá tres estrenos mundiales de cintas de directoras ecuatorianas producidas en otros países y dos coproducciones Ecuador-Argentina con realizador ecuatoriano. Esa misma sección incluye a la producción ecuatoriana de 2016 Somos Invencibles y a la producción estadounidense Ozoners, codirigida por el ecuatoriano Jean-Jacques Martinod y el estadounidense Kyle Andrew Bell, ambos nacidos en 1990. Así, Ecuador sigue vigente en la cancha de la realización documental, no solo en el ámbito regional, sino mundial.

Es cierto que en sus temáticas, los documentales nacionales abundan en la exploración de la propia identidad y la política, pero también se empiezan a explotar temas como la migración, las causas de las movilizaciones sociales, los pueblos y la denuncia movida por la nostalgia o la crítica de quienes militaron en la izquierda en las décadas de los ochenta y noventa.

De estas aristas del documental ecuatoriano hablaba Manolo Sarmiento a la prensa nacional en 2011. Él mismo se aventuró a codirigir La muerte de Jaime Roldós, que pese a su valor histórico y la aceptación del público en los EDOC y otros festivales internacionales no se exhibió en la cadena comercial Supercines, pero sí llegó a verse en la televisión VHF nacional.

Otra integrante de Cinememoria presenta este año su propia obra documental, la programadora y directora artística de los EDOC, María Campaña Ramia con la producción brasileña Derivadas.

Los EDOC han consolidado la carrera de realizadores ecuatorianos contemporáneos como Javier Andrade, Mateo Herrera, Darío Aguirre y han cimentado la trayectoria por salas comerciales nacionales de cintas como La Casa del Ritmo; La Tola Box; Cuba, el valor de una utopía; Resonancia; AVC, del sueño al caos y Alfaro Vive Carajo.

Incluso una de las sedes que prestará salas de exhibición al festival EDOC en Quito este año es la cadena Cinemark. Hay un nicho para la producción y el consumo del documental ecuatoriano gracias a los EDOC como lo demuestran el hecho de que ahora no solo se accede a la producción documental contemporánea sino que se pone especial énfasis en la calidad artística de los trabajos, gracias a lo expuesto y conseguido en ese festival desde 2002.

Ha nacido un documental nacional contemporáneo rico en creatividad e innovación, que combina la narración visual que toma prestados muchos componentes de otras artes, construyendo verdaderos ensayos audiovisuales.

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