Tribunal declara culpable a ex policía en sonado caso Cosíos
Tras una hora de deliberación, los miembros del Tribunal Sexto de Garantías Penales de Pichincha declararon culpable del delito de tentativa de asesinato al ex teniente de Policía Hernán Salazar, quien según la determinación de los jueces, fue quien disparó la bomba lacrimógena que impactó al estudiante Édison Cosíos, de 18 años, y lo dejó en estado vegetativo. El veredicto llegó luego de que concluyera la audiencia de juzgamiento, que se dio cerca de las 20:00 de ayer.
Xavier Mejía, abogado defensor del ex oficial anunció que apelarán la sentencia, una vez que ésta sea notificada a los casilleros judiciales.
Horas antes de conocerse el fallo, en la sala de audiencia se lo veía, con los brazos cruzados y una de sus manos en la barbilla, a Manuel Cosíos, padre del joven, quien escuchó impaciente las versiones dadas pasadas las 14:00.
Mejía expuso más de 10 pruebas a favor de su defendido, entre ellas el informe pericial de identidad humana, cicatrices y balística. Sin embargo, estas fueron refutadas por el representante de la Fiscalía.
Los miembros del Tribunal aclararon que varias de las pruebas presentadas no fueron aceptadas como evidencia, pero las consideraron para el alegato final.
Durante su declaración, Salazar reconoció que tuvo problemas de alcoholismo mientras permaneció en la institución policial, lo que fue motivo para que lo arrestaran varias veces y al final fue la razón para que la cúpula policial le diera de baja.
Salazar indicó que buscó ayuda profesional para su problema.
Mientras tanto, la defensa recurrió a la teoría de que su defendido no fue el único que ingresó al colegio Mejía, el 15 de septiembre, durante la protesta estudiantil, sino cuatro policías más. Recalcó que el grupo antimotines también estuvo presente ese día y que ellos manipularon bombas lacrimógenas y pistolas trufly.
La defensa se enfocó en que este tipo de armas no es de ataque, sino de defensa, por lo tanto no podría haber alcanzado a 45 metros al estudiante que se encontraba parado en la puerta del estadio del colegio Mejía.
Para acelerar la diligencia, tanto la defensa como la Fiscalía prescindieron de la mayoría de testigos y se quedaron con los peritos que realizaron los análisis técnicos. La defensa también se basó en el elemento de que Salazar es zurdo y que la persona que hizo el disparo es diestro, para probar esto, frente a los miembros del tribunal, el procesado firmó en una hoja y puso su nombre con la mano izquierda, posteriormente se le permitió tomar en sus manos el arma truflay con la que se hizo el disparo, para que muestre la manipulación de la misma.
Adicional se mostró el uniforme que aquel día portaba, sin embargo la Fiscalía, hizo observar que el acusado el día de los hechos era la única persona que llevaba un chaleco antibalas negro, como lo demostró con la foto de su ingreso al colegio.
El fiscal Henry Estrada durante su alegato final, hizo notar a los miembros del tribunal que entre los testigos hubo varios policías que participaron en el operativo el 15 de septiembre y 4 de ellos reconocieron en la audiencia a Salazar como la persona que ingresó al colegio y disparó, en ángulo recto, hacia donde estaban los estudiantes protegiéndose con escudos.
El fiscal indicó que la pena para el acusado puede ser de entre 4 y 16 años, la misma que solo se conocerá en la sentencia por escrito.