El exteniente de la Policía, Hernán Salazar, acusado de causar lesiones que generaron incapacidad permanente en el joven Édison Cosíos, se entregó la mañana de este lunes a las autoridades. Contra él pesaba una orden de detención, dictada por el Tribunal Sexto de Garantías Penales de Pichincha. 

El exmiembro policial fue acusado de disparar una bomba lacrimógena, durante una manifestación el 15 de septiembre de 2011, que impactó en la cabeza de Cosíos, estudiante del Instituto Nacional Mejía.

Alrededor de las 09:00, Salazar llegó hasta las instalaciones de la Policía Judicial de Pichincha acompañado de familiares. Al momento de entregarse, se le leyeron sus derechos y manifestó: "Me enseñaron a respetar las leyes, por eso estoy aquí".

También reiteró que es inocente de los cargos que se le imputan. "Yo estaba cumpliendo órdenes superiores, la labor de un policía. Yo no salí a matar, ni herir a nadie (...) Ese día disparé 20 cartuchos de corto alcance, apuntó Salazar, al indicar que el arma de dotación que portaba "no era de ataque, sino de defensa".

Salazar expresó su pesar a la familia de Édison Cosíos. "Me acojo al dolor como ser humano, como padre de familia. A mí no me gustaría tener a un hijo, a un familiar en ese estado, pero pido que se siga investigando y eso vamos a hacerlo, que se busque al responsable, porque ese día habíamos 220 policías", dijo al subrayar que "la lucha sigue" y que agotará todas las instancias judiciales, tanto locales como internacionales.

Ramiro Ortega, comandante de la Policía Judicial, manifestó que el exoficial sería llevado primero a la Unidad de Flagrancia para los respectivos chequeos de salud. Posteriormente, será trasladado al Centro de Detención Provisional de Varones de Quito.

DATOS

En octubre del 2012, el Tribunal Sexto de Garantías Penales sentenció a Salazar a 8 años de reclusión mayor ordinaria y 50.000 dólares de reparación.

En octubre del 2013, el Tribunal Penal de la Corte Nacional rechazó el recurso de casación, interpuesto por el procesado, pero modificó la sentencia. Dispuso cinco años de prisión y el pago 100.000 dólares como indemnización.

Hace unas semanas, Cosíos dio muestras de una inesperada mejoría al mover los dedos de su mano derecha, tras seguir las instrucciones de su madre. Este avance motivó a la familia, quien espera siga mejorando.