Derechos de la niñez indígena, un reto intercultural
El 9 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 1994; para 2018 el tema gira alrededor de la migración y el desplazamiento de los pueblos indígenas. Según la ONU, estos pueblos, como resultado de la pérdida de sus tierras, territorios y recursos debido a actividades extractivas y otras presiones, migran a las zonas urbanas en busca de una vida mejor, educación y empleo. También migran entre países para escapar de los conflictos, la persecución y los impactos del cambio climático. En América Latina, alrededor del 40% de los pueblos indígenas viven en zonas urbanas, incluso llega al 80% en algunos países.
Los miembros de pueblos indígenas que migran a la ciudad se alejan de sus tierras, costumbres y espacio vital, enfrentándose a la falta de acceso a servicios públicos y a la discriminación. En ese contexto la situación de la niñez indígena muestra su propio rostro, los niños y niñas indígenas viven en medio de dos culturas, la de su origen y la de recepción migratoria.
Según el INEC, de los 6 millones de niños y adolescentes en Ecuador, el 8,3% es indígena, seis de cada diez viven en ciudades y cuatro de cada diez en el campo. La Unicef reporta que el porcentaje de exclusión en el sistema educativo de los niños indígenas llega a 18,1%, el trato violento ante el cometimiento de una falta a 41% muy por arriba de la media para los mestizos. Por otra parte, el trabajo infantil en el sector rural se ubica en 15,5%, mientras que en el urbano disminuye el 4,3%, sin embargo, para los niños indígenas este sube a 29%.
El Comité de Derechos del Niño en su último informe al Ecuador reconoce la vulnerabilidad de la niñez indígena respecto al acceso a la educación y la salud, el olvido de quienes viven en zonas lejanas o rurales, los efectos negativos de los megaproyectos y las actividades de extracción y la mala calidad de la educación intercultural bilingüe, todos estos son retos que debemos enfrentar como familia, comunidad, sociedad y Estado desde una perspectiva intercultural y multisectorial. (O)