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El Telégrafo
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Los sueños de los marinos Sergio y Jairón terminaron en la frontera

Los cuerpos llegaron a Guayaquil y fueron llevados a la base San Eduardo, donde se realizó una misa.
Los cuerpos llegaron a Guayaquil y fueron llevados a la base San Eduardo, donde se realizó una misa.
Foto: Karly Torres / El Telégrafo
22 de marzo de 2018 - 00:00 - Karla Naranjo Álvarez

El conflicto en Esmeraldas le impidió al marinero Sergio Elaje Cedeño viajar a Guayaquil a celebrar el cumpleaños número 65 de su padre.

Era 24 de febrero y el joven de 22 años se quedó patrullando la frontera norte de Ecuador, zona a la que estaba asignado desde que terminó el curso de Infantería de Marina hace más de dos años.

Durante sus labores de control, precisamente en el sector de Mataje, el soldado perdió la vida el lunes último. Y otros dos marinos también perecieron: el cabo segundo Jairón Estiven Sandoval Bajaña y el suboficial Luis Alfredo Mosquera Borja, oriundos de Milagro (Guayas) y San Lorenzo (Esmeraldas) respectivamente.

El padre de Sergio, del mismo nombre, recuerda con cariño a su hijo. “Desde muy pequeño él quería ser marino. Entiendo lo que pasó porque tenía que luchar por su patria, era su obligación. Me había comentado lo difícil que estaba la situación en Esmeraldas y por eso no vino a mi cumpleaños”, expresó en un auditorio de la base San Eduardo, donde se adecuó una capilla ardiente para rendirle honores a él y a su compañero Sandoval.

Sergio describió a su hijo como un chico bien formado. Era su primer vástago y el único que tuvo con Jenny Cedeño. Ella no quería separarse del féretro desde que llegó a Guayaquil, a la 08:50 de ayer, en un avión Casa que aterrizó en el hangar de la Aviación Naval, en la Av. de las Américas.

Jenny a voz en cuello cuestionaba el porqué tuvo que morir su único hijo. El personal médico de las Fuerzas Armadas la asistía con oxígeno y tomaba su presión frecuentemente.

David Salazar, un compañero que estudió con Sergio, manifestó que él nunca le huía al reto, a la amenaza.

Desde San Lorenzo “nos decía que las cosas en la zona se estaban poniendo calientes”. El cuerpo de Elaje fue llevado hasta el barrio en que nació, en las calles 23 y la Q, en el suburbio de Guayaquil.

En cambio el de Jairón, de 25 años, fue trasladado a la Cdla. Rosa María, en Milagro. Su madre viajó junto al ataúd cubierto con la bandera tricolor en una furgoneta blanca.

Jairón era amante de la Marina y también del fútbol. Se declaraba hincha entusiasta del Barcelona. Esa pasión la compartía con su  primo José Miranda, teniente de Navío médico.

“Con él éramos seis primos en la Marina y siempre íbamos al estadio”, recuerda José. Jairón planeaba pedirle matrimonio este mes a su novia Angie, reveló Miranda.

Francisco Miranda, tío de Jairón, es un suboficial retirado de la Marina. Él estuvo en Mataje hace 15 años. “La situación ya era peligrosa por el narcotráfico y el terrorismo. Creo que en la actualidad estos ataques son en represalia por las capturas y decomisos a los grupos delictivos”, dijo. (I)

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