Rosi caminaba despacio y con ayuda hacia la tarima. Aún se sentía débil, pues recientemente estuvo internada en un hospital con riesgo de perder la vida por un aneurisma.

En el escenario la esperaban ‘Las Faraonas del amor’, el grupo musical conformado por privadas de la libertad del Centro de Rehabilitación Social (CRS) Femenino de Guayaquil.

Stefanie, una de las tres vocalistas, la llamó y la recibió con un abrazo. Ahí, delante de los cientos de privadas de la libertad, agradeció a Dios que su amiga sobreviviera y la felicitó por su fortaleza.

Rosi integraba el grupo y como enfermó no fue parte de  la grabación del disco ‘Historias’, producido en Quito con los hermanos Orlando y Mauricio Núñez y presentado por primera vez ayer.

Aunque la voz de Rosi no sonó en el material discográfico, sus compañeras buscaron cómo tenerla presente y por eso escribieron una canción en su nombre cuando aún no sabían si volvería.

Rosi ‘rapea’ y casi sin fuerzas, pero sonriendo lo volvió a hacer. Cuántos aplausos y lágrimas provocó. Justo cuando ella cantaba cayó una llovizna sobre la cancha del recinto penal, donde fue el espectáculo.

Stefanie, Denisse, Tatiana, Karen, Alisson y María Teresa (más conocida como Maité) son ‘Las Faraonas del amor’.

“Este proyecto nació para expresar nuestros sentimientos, hechos reales que vivimos aquí adentro. Historias que muchos no queremos escuchar o que no quieren ser contadas”, dijo Stefanie.

El salón del área cultural se convirtió en el camerino. En el mismo lugar crearon y ensayaron las canciones, propias y de otros intérpretes.

En el escenario lucían serias, desafiantes, seguras, pero minutos antes en el salón del área cultural, convertido en un camerino, eran unas niñas emocionadas.

Alisson con su cabello de color violeta movía inquietamente los pies. Su compañera Teresa luchaba por pegarle unas pestañas postizas que eran muy grandes para el tamaño de sus ojos. Pero eso era lo que menos importaba.

Las demás ya estaban listas. Lucían iguales con medias de malla, zapatos de tacón, short brillante, corbatín negro, blusa blanca y un blazer rojo con cola de golondrina.

Maité, Karen y Tatiana bailaban frente al espejo, ensayaban los pasos por última vez. Se miraban el maquillaje y sonreían, era el día en que demostrarían el resultado de largas jornadas de ensayos.

Rosana Alvarado, ministra de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, destacó que entre las canciones grabadas (inéditas y covers) hay mensajes en contra de la violencia de género.

“Generalmente las canciones modernas con ritmos pegajosos tienen mensajes que violentan la dignidad de las mujeres, muy agresivas y las repetimos con mucha normalidad. Ahora en el encierro no había cómo contrastar que ello no estaba bien, por eso hablamos con las chicas”, explicó la funcionaria.

En el evento social también participó María Alejandra Vicuña, vicepresidenta de la República, quien manifestó que esta es una herramienta para una adecuada rehabilitación de las personas privadas de la libertad y la oportunidad de reinsertarse a la sociedad, de aprender oficios para autosustentarse cuando salgan en libertad. (I)