Feminicidio. Muchos discursos tras esta palabra, tanto como el llanto y dolor en su camino. La muerte violenta de una joven capitalina la puso nuevamente como tema principal en los medios de comunicación. En boca de juristas y grupos sociales. En la agenda de los legisladores.    

La confirmación del asesinato de Karina del Pozo siete días después de que su familia la   reportara como desaparecida, luego de haber pasado una tarde y noche de diversión con sus “amigos”, conmocionó al país.

Adolescentes y padres de familia comentaban el hecho asociándolo con un repunte del índice delincuencial, pero a medida que avanzaban las investigaciones hubo quienes denunciaron que se trató de un nuevo caso de feminicidio.   

Buscada con angustia en la red social Facebook por su hermano y por aquellos que la acompañaron en su tarde de diversión y en su noche de muerte, el cuerpo de Karina fue hallado en una quebrada al nororiente de Quito con signos de haber sido violentada y con un golpe en la cabeza.

Tras conocer que sus “amigos” estarían implicados en su muerte, las voces de alerta surgieron en torno a un posible delito de odio, solo por el hecho de ser mujer. El proyecto de Código Integral Penal que tramita la Asamblea Nacional tipificaría como delito de  femicidio (ese término se usa en el proyecto) cuando, en el contexto de una relación de poder se dé muerte a una mujer por el hecho de serlo o por su condición de género.   

De ahí que el proyecto de ley propone sancionar este crimen específico con una pena de entre 25 y 28 años, similar a la condena con que se sancionaría el sicariato. Sin embargo, días atrás, autoridades gubernamentales plantean que la pena sea de 30 a 35 años de reclusión.

Sea cual sea la sanción, esta quizá aplaque el dolor del odio y el rencor, pero no será suficiente para acabar con el daño que este tipo de acciones provoca en los familiares de las víctimas y en la sociedad misma.

Los daños colaterales que causa son muchos. ¿Cómo se atenderá a las familias afectadas? ¿Cómo afectan casos como este en el nivel de confianza hacia quienes llamamos amigos? ¿Qué aconsejarán ahora padres y madres a sus hijos sobre quienes son su grupo frecuente? ¿Pueden casos como este afectar las relaciones de una sociedad desde sus cimientos mismos?

Frente a esta problemática, a partir de hoy expondremos una serie de reflexiones sobre el feminicidio y su impacto en la sociedad, con base en las estadísticas y los testimonios de los familiares de otras víctimas, cuyos casos no han tenido el mismo impacto mediático y  que continúan en la impunidad. Para ello le ayudaremos a entender el marco jurídico que envuelve a este fenómeno de violencia contras las mujeres.