La mayoría de heridos por pirotecnia tiene menos de 10 años
Los casos se multiplicaron. En las últimas festividades de fin de año 89 menores y 150 adultos fueron atendidos en centros de salud por quemaduras o lesiones o manipulación de juegos pirotécnicos. Esta cifra se reportó solo en la Zona 8, que comprende los cantones Guayaquil, Durán y Samborondón, informó Mariana Piguave, coordinadora Zonal de Salud. El período anterior fueron 65 casos.
La funcionaria manifestó que la mayoría de víctimas tiene menos de 10 años.
Un total de 59 afectados a diferencia de los 19 que hubo en las celebraciones del término de 2016 y llegada de 2017. “Ahora tenemos que enfrentar las secuelas. Existen mutilaciones de dedos, de manos, pérdidas de ojos. No basta una sola intervención quirúrgica y de ahí siguen las curaciones. En las áreas de quemados se necesita un cuidado especial”.
Piguave manifestó que hay cinco niños en estado de gravedad. No indicó en cuántos casos hubo amputaciones, pues todavía hay pacientes en proceso de evaluación.
Al hospital de niños Francisco de Ycaza Bustamante llegaron 23 pacientes. Entre ellos está Víctor, de 12 años. Él había recaudado monedas pidiendo “caridad para el viejo” y le compró a una señora un juego pirotécnico conocido como volcán.
Una mujer que pasaba por la casa de su tía, en el centro de Guayaquil, lo engañó y le vendió una camareta. Tres dedos de su mano derecha se le quemaron y algunas piedrillas que se dispersaron tras la explosión lastimaron su rostro.
Pero no todos los menores quedaron afectados por prender camaretas o tumbacasas. Un menor, de 9 años, se quemó su brazo y parte del rostro tras hacerse una foto cerca de una llama. Uno de sus vecinos lo empujó y él cayó en el fuego.
José Francisco Cevallos, gobernador de Guayas, se mantiene en alerta, pues hasta el 6 y 7 de enero aún hay quema de monigotes. “No hay que descuidar a los niños. Hay muchos que escarban los escombros y cogen explosivos y les detonan en la mano”.
Cevallos no descartó analizar la prohibición del uso de pirotecnia y ser más drásticos en las sanciones a los expendedores. (I)